Si algo se puede deducir del comportamiento de Diego Rendón Herrera, alias don Mario, era su ambicioso proyecto de convertirse en el capo de capos de la criminalidad en el país. A sangre y fuego fue extendiendo sus dominios a lo largo y ancho del país. Y aunque no lo logró, tras su captura quedan varios retos para las autoridades, uno de ellos es desentrañar las redes que acompañaron su frustrado proceso de expansión criminal.¿Qué tipo de redes logró articular este disidente de las Auc, que nunca se desmovilizó, para alcanzar su posicionamiento criminal en varios departamentos del norte y el sur del país? ¿Cómo logró avanzar hasta llegar incluso a disputarle el poder a la llamada Oficina de Envigado en las propias calles de Medellín?Investigaciones realizadas por diversas instituciones no gubernamentales indican que el camino criminal de Rendón Herrera habría comenzado en la vereda Catalina, del municipio de San Pedro de Urabá, lugar que mucho antes de las desmovilizaciones colectivas de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) se había convertido en la sede del Estado Mayor de esa organización paramilitar.Tras la desmovilización del último grupo del bloque Elmer Cárdenas, liderada por Fredy Rendón Herrera, alias el Alemán, y hermano de alias don Mario, ocurrida el 15 de agosto de 2006 y finalizado el proceso con las Auc, se supo que alias don Mario no se había desmovilizado y se perdió de vista. Meses después, autoridades locales y pobladores del norte de Urabá reconocían que por allá “se mencionaba la presencia de Daniel Rendón Herrera, hermano del Alemán”, pero no se evidenciaba que dispusiera de hombres armados. Un informe de la época precisó que “manejan un bajo perfil. Al parecer hay estructuras de base; muchos de los desmovilizados hacen vigilancia privada, tienen armas, están en las fincas y cobran peaje por vigilancia”.Pero lo cierto era que se estaba fortaleciendo una estructura de las Auc que quedó de contención tras la desmovilización del Elmer Cárdenas con el objetivo de evitar que la guerrilla volviera a copar ese territorio, mantener el dominio en el negocio del narcotráfico, evitar que otras estructuras armadas se asentaran en sus dominios y, de ser posible, crecer estructuralmente.Su propuesta criminal logró atraer a numerosos desmovilizados de las Auc con experiencia en la guerra que se habían desencantado del proceso de desmovilización. Muchos de ellos incluso estaban resentidos con sus mandos superiores por problemas de dinero y estaban incluso amenazados de muerte. Además, incorporó a su estructura criminal a varios ex guerrilleros del Ejército Popular de Liberación (Epl). Fue así como comenzó a hacerse fuerte, a crecer en hombres y en armas, y a proyectar su organización. Informes del DAS identificaron en esa época en San Pedro de Urabá, así como en una amplia zona del departamento de Córdoba, una organización denominada Los Traquetos, el brazo armado de alias don Mario. Inicialmente dominaron una amplia zona del Urabá antioqueño, luego se fueron trasladando hacia el sur de Córdoba, donde comenzaron a disputar el territorio con la llamada banda de Los Paisas, el brazo armado rural de la Oficina de Envigado.Pero su estrategia de expansión no tenía en la mira solamente a Antioquia y Córdoba. Aprovechando los espacios vacíos que fueron dejando los jefes paramilitares tras su reclusión en las cárceles del país, y posteriormente extraditados, se fue extendiendo hacia el norte del país: en el departamento del Magdalena cooptó la estructura armada ilegal que estuvo bajo el mando de los hermanos Mejía Múnera y llegó hasta la Alta GuajiraEn esta zona, hasta hace pocos días, hombres de alias don Mario se disputaban el control de la Troncal del Caribe con la organización armada ilegal de Los Paisas, en el territorio que fue en el pasado dominado por el bloque Resistencia Tayrona, bajo el mando del jefe paramilitar Hernán Giraldo.Además, los panfletos del autodenominado Autodefensas Gaitanistas de Colombia, el proyecto político que intentó construir alias don Mario, llegaron hasta el departamento de Nariño, lo que demostraría el grado de expansión que alcanzó.En Antioquia se aprovechó del traslado de alias don Berna la cárcel de Combita, en Boyacá, y la anarquía que dejó su ausencia de mando para iniciar su arremetida a la capital antioqueña y lograr el monopolio de la criminalidad en la ciudad. Pero se encontró con la oposición de lo que había quedado de la llamada Oficina de Envigado y el rechazo de algunas bandas criminales, que a toda costa defendieron sus feudos, donde predomina la ilegalidad, lo que frustró su propósito de convertirse en el “patrón” de Medellín. Pero tal crecimiento no sería posible sin una red que extendiera sus tejidos, incluso hasta la legalidad. Así lo demuestra el escándalo que aún rodea el caso de Guillermo Valencia Cossio, director seccional encargado de Fiscalías de Medellín, hoy detenido y acusado de manipular información para favorecer la estructura de alias don Mario. Además, actualmente son procesados dos miembros del Ejército, el capitán Duvan Mauricio Hernández Tabarez, y el suboficial del Ejército Ronald Hernández Fuentes. Ambos abrían facilitado la retención de 25 jóvenes a finales de marzo del 2008, enviados al Urabá antioqueño al parecer por Diego Fernando Murillo Bejarano, alias don Berna, para asesinar a Rendón Herrera. ¿Pero qué ha pasado en otros departamentos? Poco se sabe al respecto. Si se asume que alias don Mario habría manejado una estructura criminal de influencia nacional es importante preguntarse si estructuró su organización de tal manera que obedecía a una jerarquía vertical, donde él era la máxima autoridad; o, por el contrario, logró constituir jerarquías regionales, integradas por grupos con autonomías relativas, pero con líneas de control eficaces que evitaran salirse de su mando; o simplemente contrató grupos armados ilegales de carácter local, efectivos en su accionar criminal que en menos de tres años lo llevaron a constituirse como uno de los capos del narcotráfico.Tener respuestas claras en ese sentido, podrían determinar si con la captura de alias Don Mario su organización criminal ha llegado a su fin o, por el contrario, debe asumirse que su responsabilidad ha pasado a otros mandos, de bajo perfil, expertos en la guerra, que quedaron a la sombra del proceso de desmovilización con las Auc y que evidenciarían, una vez más, el fracaso de esos acuerdos con el Gobierno nacional.Por ello es importante que las autoridades no se contenten con poner tras las rejas a alias don Mario y, eventualmente, extraditarlo a Estados Unidos. El trabajo que se sigue es determinar los nexos de este narcotraficante con la legalidad y definir responsabilidades. Un crecimiento tan desproporcionado en menos de cuatro años de una estructura criminal como la que lideraba Rendón Herrera no es posible si carece de organizadores, intermediarios, seguridad e infiltrados en la legalidad que garanticen la eficacia de la acciones criminales.