Una serie de presuntas irregularidades han sido denunciadas por el representante a la Cámara por el departamento de Risaralda, Alejandro García Ríos, acerca del manejo de los recursos provenientes de la estampilla Pro Adulto Mayor y los que corresponden a vigencias futuras.

En su comunicación, la Contraloría Municipal de Pereira solicitó investigar los posibles sobrecostos en la construcción de algunas sedes, así como un posible detrimento patrimonial por una suma que supera los $ 83.516.000.

Una serie de presuntas irregularidades han sido denunciadas acerca del manejo de los recursos provenientes de la estampilla Pro Adulto Mayor | Foto: Semana

La denuncia señala que la Ley 1276 de 2009 estipula que los recursos recaudados por la estampilla Pro Adulto Mayor, deben ser destinados exclusivamente para la dotación y el funcionamiento de los Centros de Bienestar del Anciano y de los Centros Vida para la Tercera Edad.

A pesar de ello, en Pereira se han invertido cerca de $ 5.000 millones de pesos provenientes de estas fuentes en proyectos para la construcción de otros Centros Vida; como los que se planean en el sector El Oso, la Comuna Otún y la Comuna Oriente, lo que supone una destinación diferente a lo que estaba previsto en la ley.

“Hemos visto sobrecostos en las sedes dispuestas para la ejecución del programa, ya que pudimos identificar valores significativamente superiores al promedio de los Centros Vida en el resto del país”, indicó el congresista.

De igual manera, entregó detalles acerca del Centro Vida Comuna Oriente, en el que se pactó un valor inicial de $ 4.609 millones y contó con adiciones presupuestales por casi $ 807 millones. Igualmente, un acta de mayores y menores cantidades por $ 1.691 millones que no aparece en la plataforma SECOP.

Todos estos factores hicieron que la obra, con contrato número 4939 - 2019, terminara costando casi $ 7.107 millones; lo cual significa que este proyecto necesitó cerca del 50 por ciento más de los recursos que inicialmente estaban previstos.

La Contraloría Municipal de Pereira solicitó investigar los posibles sobrecostos en la construcción de algunas sedes | Foto: Semana

Acerca del Centro Vida El Oso, se conoció que su valor inicial era por $ 3.687 millones, según lo estipulado en el contrato de obra número 5415 - 2018. También contaba con un acta de mayores y menores cantidades por cerca de $ 709 millones, que no aparece en la plataforma SECOP, alcanzando un monto total aproximado de $ 4.396 millones.

Según la denuncia presentada por el congresista Alejandro García, el costo total de este proyecto fue de casi $ 4.603 millones, sin que esté claro todavía por qué se debieron pagar aproximadamente $ 207 millones de pesos más, ni tampoco cuál fue su destinación final.

En referencia al Centro Vida de la Comuna Otún se presume un detrimento patrimonial cercano a los $ 83.500.000, los cuales corresponderían a la etapa de estudios previos, ya que el lote que se adquirió al parecer no es apto para la construcción de este tipo de edificaciones.

La denuncia ante la Contraloría explica además que este proyecto debía ser entregado en el mes de octubre de 2022, de acuerdo con el Plan Operativo de la Secretaría de Infraestructura de Pereira para el periodo 2020 - 2021.

Otro punto que se quiere aclarar es que el programa de los Centros Vida no se enfoca solamente en la atención de las personas en sedes fijas, sino que busca la implementación de diversas actividades deportivas, recreativas y culturales; por lo cual cuenta con recursos que provienen del Gobierno nacional.

En Pereira se han invertido cerca de $ 5.000 millones provenientes de estas fuentes en proyectos para la construcción de otros Centros Vida. Foto de referencia Centro Vida de Pereira. | Foto: Semana

A esto se suman los cerca de $ 2.600 millones anuales por el recaudo de la estampilla Pro Adulto Mayor, por lo que es fundamental hacer un control detallado de las inversiones que se realizan.

Como misión fundamental, los Centros Vida buscan ayudar en la protección, bienestar y atención de los adultos mayores que pertenecen a los niveles I y II del Sisbén, que actualmente son denominados como grupos A, B y C; permitiendo atender sus necesidades básicas y mejorando de manera significativa su calidad de vida.