Esta semana apareció el cadáver del sacerdote Darío Valencia Uribe, reportado como desaparecido desde el pasado 25 de abril en Pereira. Tras varias semanas de investigación, la Fiscalía estableció que él fue asesinado y logró ubicar al posible responsable en París.
Julián Eduardo Cifuentes Gómez reconoció ante los detectives que mató al religioso por un negocio que tenían: el cura estaba vendiendo su carro particular y él sería el comprador. En medio del trámite, y por circunstancias desconocidas, lo impactó con una pistola.
Al parecer, el crimen se cometió al interior del automotor que se estaba comercializando. Precisamente, en la búsqueda de las autoridades, hallaron el vehículo abandonado con algunas manchas de sangre que corresponderían a la víctima.
Cuando Cifuentes Gómez dejó sin vida al sacerdote, se encargó de esconder su cuerpo y borrar evidencias. Valiéndose de su conocimiento en senderismo, se internó en las montañas del departamento de Caldas y tiró los restos al vacío.
Más tarde, él tomó un vuelo hacia Francia y allí fue detenido para que responda por el crimen. Recientemente, una comisión de la Fiscalía fue hasta París y lo escuchó durante nueve horas consecutivas. Aunque no iba a colaborar, luego reveló todo.
Una fuente cercana a la investigación narró a SEMANA apartes de la confesión: “Él dijo que no había sido por temas pasionales, como inicialmente se había especulado, sino por plata, fue por dinero, cuestiones económicas del carro que estaba en venta”.
Además, dio las coordenadas que podían seguir los detectives para hallar el cadáver del sacerdote. Incluso, su familia colaboró en la búsqueda. Tal como lo narró, el cuerpo apareció en la vereda Cascadas, entre los municipios de Belalcázar y Virginia.
Julián Eduardo Cifuentes Gómez sigue privado de la libertad en París y hay una orden de extradición en su contra de parte de Colombia. Él pasa sus días en una celda junto a más extranjeros detenidos provenientes de África, Marruecos y Arabia.
La Iglesia católica se pronunció sobre lo ocurrido: “La Diócesis de Pereira agradece a todas las personas que expresan su más sentido pésame y resalta la importante labor de los investigadores, fiscales y todos los cuerpos institucionales”.
Aunque se tiene certeza de que los restos ubicados en Caldas son los del sacerdote Darío Valencia Uribe, se está a la espera de un examen de ADN en el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses para descartar cualquier anomalía.