En entrevista con Caracol Radio, el ex canciller Guillermo Fernández de Soto explicó por qué la sola evidencia de la presencia de las Farc en territorio venezolano no es suficiente para buscar una condena ante la Corte Penal Internacional (CPI). Las explicaciones de Fernández de Soto se deben al hecho de que la Fiscalía colombiana anunció que llevará ante la CPI la supuesta evidencia de la presencia de guerrilleros en Venezuela. El ex canciller adujo que la jurisdicción de la CPI está claramente definida en el estatuto de Roma, que juzga delitos que están explícitamente definidos ahí, y cuando un Estado no puede hacerlo. Argumentó que aunque no conoce todo el expediente con las pruebas de la presencia de las Farc en Venezuela, presentadas por el embajador ante la OEA, Luis Alfonso Hoyos, el jueves, el Estado colombiano debe evaluar si existe “autoría” o “coparticipación” de funcionarios venezolanos en crímenes descritos por el organismo judicial en territorio colombiano. “La CPI no es un juez de tutela. Tiene una actividad complementaria, pero en esa jurisdicción, y esa es la innovación de la Corte, la responsabilidad penal es de carácter individual, no es responsabilidad de los estados”, aclaró. “Uno tendría que entrar a probar que en crímenes que se cometieron en territorio colombiano hubo coautoría o coparticipación (de funcionarios del Gobierno de Venezuela) con las Farc” agregó. Dijo que lo que sí podría buscar Colombia era una figura distinta a la judicial. “La simple presencia (de la guerrilla en Venezuela) viola obligaciones de carácter internacional, establecidas en convenciones internacionales, pero eso no da para una denuncia. Daría para otra figura que es la solicitud para conocer qué es lo que ocurre. Pero es distinta. Una cosa es judicializar una conducta criminal, y otra es una solicitud de cooperación, como lo prevé el estatuto de Roma”, advirtió el ex diplomático. Este viernes, la Fiscal general venezolana, Luisa Ortega, afirmó que Venezuela se defenderá si es acusada por Colombia ante la jurisdicción internacional. “Me llama la atención que dicen tener la prueba” de la presencia de los jefes guerrilleros en territorio venezolano. Pero se trata, explicó Ortega, “de una prueba preconstituida, que no tuvo control de nadie”. Sobre la permanente tensión En RCN Radio, la ex canciller María Emma Mejía aseguró que la ruptura de las relaciones se veía venir. “Nuestras relaciones han sido muy difíciles, pero la ruptura siempre es un tema serio. Esto es una señal, es decir, casi era inevitable para los dos. El presidente Uribe sentía la obligación de dejar claro frente a la OEA estos hechos”, dijo. Fernández de Soto, por su parte, dijo que la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela fue la formalización de un proceso de deterioro de la institucionalidad diplomática. “Cuando no hay institucionalidad diplomática, no hay mecanismos para zanjar las diferencias, entonces caemos en la trampa de la ‘diplomacia del micrófono’ que es pretender zanjar las diferencias a través de los medios y eso hace imposible la diplomacia”, argumentó. “El tema es que se ha perdido la confianza. Ayer, el anuncio de la ruptura escondió el problema de fondo que está subyacente desde hace muchos años: si Venezuela está dispuesta a cumplir sus obligaciones internacionales y no darles, como lo establece el Consejo de Seguridad, a grupos que puedan tener vínculos con el terrorismo”, agregó. Sobre el papel de la OEA “Las decisiones de la OEA son decisiones de los Estados… el Consejo Permanente tiene funciones específicas para nombrar comisiones de esta naturaleza, cuando hay situaciones que pueden afectar la paz en la región. Pero requieren la anuencia de la otra parte”, dijo Fernández de Soto a propósito de la petición que hizo Colombia de crear una comisión de verificación de la supuesta presencia de guerrilleros en el país vecino. Fernández de Soto explicó que la creación de la comisión también requiere de una votación favorable de la mayoría de los integrantes de la OEA. También recordó que Venezuela no ha demostrado una voluntad para permitir la participación de terceros países en el mejoramiento de las relaciones. A la pregunta por cuál sería su estrategia para recomponer las relaciones diplomáticas, Mejía dijo que aplicaría dos métodos: acudir a organismos multilaterales, como Unasur, y buscar la comunicación bilateral. La importancia en la frontera Fernández de Soto advirtió que la decisión de romper las relaciones tiene un impacto simbólico, pero que las repercusiones más graves son para los residentes de la frontera. “La reacción en las capitales (a la noticia) es distinta a la de la gente que convive con los habitantes al otro lado de una quebrada o de una carretera. Es la primera vez de la historia que se rompen las relaciones con Venezuela. A pesar de que es un impacto simbólico, tiene implicaciones de tipo político y jurídico, pero sobre todo fronterizo, muy delicado. Por lo tanto habrá que encontrar mecanismos para recuperar la confianza. Ojalá que el presidente Chávez esté dispuesto a hacerlo. Yo no soy tan optimista”, dijo. Por su parte, la ex canciller Mejía se mostró optimista sobre el pronto restablecimiento de las relaciones. “Casi que es un rompimiento de 15 días. Estoy convencida que una vez llegue el 7 de agosto, a mi me da la impresión, que el Presidente (Santos) va a reanudar relaciones”, dijo. “Muy probablemente los cancilleres de Colombia y Venezuela se van a reunir… Hay que cuidarnos de que en estos días no vaya a pasar nada, porque cualquier incidente en la frontera y en una ruptura de relaciones puede llegar a mayores”, agregó la ex canciller. “No se debe interferir en asuntos internos” “En mi opinión personal no hay nada más perjudicial para la Política exterior colombiana que entrometernos en los asuntos internos de otros países. Así como pedimos que no intervengan en nuestros asuntos, ni que busquen dividirnos, me parece que nosotros no debemos entrometernos en los asuntos de Venezuela en donde tienen elecciones el próximo 26 de septiembre”, dijo el ex canciller Fernández de Soto. Aunque no lo mencionó explícitamente, Fernández de Soto se refería al hecho de que Hoyos, ayer, en varias ocasiones aludió a las decisiones del Gobierno de Venezuela de estatizar la economía, o de impedir la libertad de prensa. Estas alusiones fueron calificaciones negativas a las políticas del Gobierno de Chávez. No obstante Fernández de Soto recomendó la unidad nacional como estrategia para evitar que sea Chávez quien resulte beneficiado de la crisis. Pero nada más peligroso, ese es el efecto dañino de lo que ocurrió ayer, es pretender dividirnos a los colombianos. Es pretender que el presidente electo, Juan Manuel Santos, y el presidente Álvaro Uribe están peleados. Cuando a uno lo ven dividido le faltan al respeto. No solo hay restablecer la confianza sino hay que crear una política de unidad que permita que no nos vean divididos”, dijo. Por último llamó a la mesura, pues, advirtió, los conflictos comienzan por pequeños incidentes en las fronteras.