La reunión del Consejo de Cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en Quito, Ecuador, concluyó la noche de este jueves sin acuerdos de solución a la crisis diplomática entre los gobiernos de Venezuela y Colombia. Los cancilleres, al constatar la falta de consensos, solicitaron a la presidencia temporal de la Unasur, que ostenta Ecuador, convocar a una cumbre presidencial, para que sean los mandatarios los que analicen las diferentes posiciones presentadas en la reunión en Quito. El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, al resumir las discusiones producidas este jueves, destacó la vocación pacifista de sus colegas y el ímpetu por encontrar solución a las divergencias entre los dos países. Sin embargo, admitió que no se han producido decisiones de consenso que acerquen la posibilidad de una solución, en el marco comunitario. "No vamos a tener un documento oficial firmado por cada uno de los cancilleres, porque todavía existen posiciones distintas" que no han permitido la elaboración de un documento final, señaló Patiño en una rueda de prensa en la Cancillería ecuatoriana, sede de la cita, donde apareció flanqueado por sus colegas de Venezuela, Nicolás Maduro, y Colombia, Jaime Bermúdez. El jefe de la diplomacia ecuatoriana dijo que en la discusión quedó claro el compromiso por "evitar la presencia de grupos irregulares que afectan la armonía en la región, que desarrollan actividades fuera de la ley y que perturban la existencia de la paz en cada uno de nuestros países y de la región". Además, hizo un llamado a la Presidencia pro-témpore y a la Secretaría General de la Unasur para que "recojan los criterios, las propuestas, los planteamientos de los distintos países con relación a las propuestas para buscar la paz en la región". Patiño reiteró que los cancilleres solicitan una cumbre de presidentes de la Unión para tratar este "problema no resuelto todavía" y que requiere de "un mayor nivel de definiciones y de acuerdos, al más alto nivel". Por ello, insistió en la invitación a los jefes de Estado suramericanos para que se reúnan, "lo más pronto posible", y traten los temas ya discutidos por los cancilleres. Reiteró que sus palabras "no comprometen" a ninguno de los cancilleres presentes en la reunión y sólo reflejan "ese deseo inmenso" por "encontrar la paz, la cordialidad entre nuestros países, entre nuestros Gobiernos y nuestros pueblos". Patiño, así mismo, destacó la importancia de que los cancilleres Maduro y Bermúdez se hayan sentado en la misma mesa a discutir iniciativas de solución, junto con sus colegas del subcontinente. Una cita tensa En un clima de tensión y escepticismo, las delegaciones diplomáticas de Colombia y Venezuela acudieron a la cita de la Unasur. Horas antes del encuentro, el canciller Bermúdez reiteró su rechazo al llamado Plan de Paz para Colombia diseñado por el Gobierno de Venezuela. Bermúdez, antes de abordar el avión con destino a Quito, se declaro escéptico, ante la posibilidad de que la reunión de cancilleres diera resultados, por cuatro razones: “Primero, porque el secretario general, el (ex) presidente (Néstor) Kirchner, no va a asistir; segundo, porque varios cancilleres delegaron en sus vicecancilleres. Tercero, porque las conversaciones que hemos tenido estos días entre los cancilleres de la región y en las llamadas que he hecho, he encontrado que algunos no consideran conveniente esta reunión; y cuarto, porque se requiere consenso para cualquier decisión y ya sabemos de antemano la posición de algunos países". Por su parte, el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, insistió en que su país es víctima de “graves amenazas y ataques”. Se refería a las recientes denuncias expuestas por el embajador colombiano ante la OEA, Luis Alfonso Hoyos, de la supuesta presencia de guerrilleros en territorio venezolano. Maduro adujo: son “ataques de infamias, de manipulaciones, de mentiras por parte del gobierno saliente de Colombia en contra de la integridad de Venezuela, de sus instituciones y del presidente Hugo Chávez”. Antes de que comenzara la sesión la Presidencia de Colombia emitió un comunicado en el que “deploró” las declaraciones del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Lula había dicho durante un encuentro con su homólogo de Nicaragua, Daniel Ortega, que en la ruptura de las relaciones entre Colombia y Venezuela lo que veía “es un conflicto verbal, que es lo que más vemos en América Latina”. El comunicado de Colombia agregó: Brasil ignora así la “amenaza que para Colombia y el continente representa la presencia de los terroristas de las Farc” en Venezuela. Agrega que Lula desconoce los esfuerzos del Gobierno de Uribe “para buscar soluciones a través del diálogo”. Lula, quien además había dicho que había que “tener paciencia” hasta el próximo 7 de agosto, cuando Uribe le entregue el cargo a su sucesor, decidió no pronunciarse al respecto de las descalificaciones hechas por el Gobierno colombiano. Al mismo tiempo, el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, general Douglas Fraser, afirmó desde Washington que “no hay razón” para dudar de la validez de las denuncias hechas por Colombia. Agregó que “deben ser tratadas seriamente”. Tras concluir la reunión, que duró unas cuatro horas y media, el canciller colombiano habló con la prensa y reiteró que los enemigos de Colombia son dos: "el narcotráfico y el terrorismo". "Con los pueblos hermanos, con los países vecinos, la mejor relación, pero para superar estas dificultades que está sufriendo Colombia se necesita combatir eso", la subversión y el narcotráfico, remarcó Bermúdez, quien también reiteró la denuncia de presencia guerrillera en Venezuela. Al encuentro asistieron, además de los cancilleres de Colombia, Venezuela y Ecuador, los cancilleres de Argentina, Héctor Timerman; de Bolivia, David Choquehuanca; de Chile, Alfredo Moreno; de Perú, José Antonio García Belaunde; y de Uruguay, Luis Almagro. No asistieron los cancilleres de Guyana, ni Surinam. Por Paraguay asistió un viceministro y Brasil envió a su vicecanciller. Dos visiones distintas En los días que precedieron al encuentro, el Gobierno de Venezuela hizo una acelerada gira diplomática con el objetivo de exponer lo que llamó el Plan de Paz para Colombia. El canciller Nicolás Maduro se reunió con los presidentes de Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina y Bolivia con el objetivo de convencerlos de la necesidad de que Colombia encuentre una salida al conflicto armado. La propuesta de Venezuela se basa en el argumento de que el conflicto colombiano afecta a la región. Según la administración Chávez, el permiso para que Estados Unidos use siete bases militares que están en territorio colombiano, le va a permitir al país norteamericano “la expansión de su dominio”, según lo ha explicado Jorge Valero, embajador de Venezuela ante la ONU. Por esta razón, aduce Caracas, urge poner fin al conflicto. Y según ese país la manera de hacerlo es a través de la salida política. No obstante, el Gobierno colombiano ha descartado esa posibilidad desde hace tiempo. El canciller Bermúdez insistió en que “un verdadero plan de paz para Colombia pasa por la no intervención de países extranjeros en los asuntos internos”. Con esta declaración descartó de tajo cualquier propuesta de Venezuela. La reacción de Bogotá obedece al postulado sostenido por la administración Uribe durante sus ocho años de Gobierno: “no habrá negociación con las Farc”. Por el contrario, la administración Uribe buscó cerrarle todos los espacios a la guerrilla, primero el militar, y después el político. A esto se debe el reclamo de Colombia a Venezuela, pues en criterio de Bogotá, la guerrilla se ha replegado en Venezuela, y en algunos casos, con la anuencia de funcionarios del Gobierno de Chávez. Con EFE.