Como Carlos Javier Martínez Fragoso fue identificado el funcionario del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía (CTI) asesinado en la tarde de este viernes, 27 de octubre, en el barrio Obrero de Valledupar.

De acuerdo con información preliminar que manejan las autoridades, a eso de la 1:30 de la tarde Martínez Fragoso se encontraba en un local de SuperGIROS en compañía de otra persona, cuando fueron sorprendidos por dos sujetos que se acercaron hasta el establecimiento en una motocicleta y portaban armas de fuego.

Carlos Javier Martínez Fragoso, funcionario del CTI de la Fiscalía asesinado. | Foto: A.P.I

Los hombres, al aparecer, pretendían cometer un hurto. Sin embargo, Carlos Javier habría desenfundado su arma de dotación para evitar el asalto, lo que desencadenó un intercambio de disparos.

En medio del cruce de disparos, el funcionario de la Fiscalía resultó con lesiones de gravedad y tuvo que ser trasladado inmediatamente hasta las instalaciones de la Clínica Santo Tomas. Posteriormente los galenos confirmaron su deceso.

El reporte de las autoridades indica que Martínez Fragoso recibió cinco impactos de bala en los hombros, en la nuca, en el antebrazo y en el tórax.

De igual forma, durante el tiroteo que se desató también quedó herido uno de los presuntos delincuentes que logró darse a la huida con su compañero, pero en medio del camino su cómplice lo abandonó a las afueras de una clínica.

La Policía confirmó que el sujeto ingresó al centro clínico Santa Isabel, donde falleció por la gravedad de las heridas.

Supuesto sicario heridos es abandonado por su cómplice cuando se dieron a la huida. | Foto: A.P.I

Madre pide perdón por caso de acoso escolar en Valledupar

Un preocupante episodio ha causado revuelo en la comunidad educativa de Valledupar. Se trata de un nuevo caso de ciberacoso, aparentemente utilizando la inteligencia artificial, en el colegio La Sierra Internacional, registrado durante el pasado mes.

Según trascendió, tres estudiantes de este prestigioso centro educativo tomaron fotografías de las caras de algunas de sus compañeras y, a través de la aplicación de técnicas basadas en inteligencia artificial, crearon imágenes manipuladas de las alumnas, aparentando que estaban sin ropa. Las imágenes resultantes fueron posteriormente distribuidas a través de diversas redes sociales, lo que es considerado como ciberacoso.

Para el psicólogo, la escuela está enferma y entre los síntomas más visibles está que irrita y produce 'bullying' y lleva a la violencia.

En respuesta a la creciente presión de los padres de familia, la dirección del colegio decidió expulsar a los tres estudiantes involucrados en el incidente. Esta situación motivó a que una de las madres de los estudiantes involucrados impusiera una acción de tutela en contra del centro educativo “por la vulneración a los derechos fundamentales, a la niñez, a la educación, al debido proceso, dignidad humana, a la honra, y al buen nombre”.

Aunque el Juzgado Sexto de Pequeñas Causas y Competencia Múltiple de Valledupar admitió dicha tutela, la mujer decidió desistir de la acción legal y en una carta al colegio pidió perdón en nombre de su hijo.

“Pido perdón público a todo el que se haya visto o sentido agredido con mi actuar por defender los derechos de mi hijo de doce años (...) Hoy mi hijo es responsable de haber tomado una mala decisión al compartir unas fotos alteradas por medio de la inteligencia artificial que a la vez le compartieron sus amigos. Jamás las compartió con intención de acoso”, dice parte del texto que conoció SEMANA.

La mujer explicó que, en el contexto de relaciones de amistad, su hijo compartió las imágenes con el ánimo de delatar a sus compañeros y creyó que el asunto quedaría como un conflicto entre ellos, pero no comprendió el alcance de dicha decisión, por lo cual considera injusto que lo señalen bajo el rótulo de “acosador sexual cibernético” sin considerar el contexto y las relaciones entre los jóvenes.

Otra madre de familia, abogada penalista, enfatizó en que “acciones como las que involucran este caso deben ser atendidas con la seriedad y prontitud que se merecen. Correcciones acertadas tomadas a tiempo pueden prevenir daños mayores e incluso repeticiones futuras. Los hechos que nos comunican no son simples circunstancias de acoso cibernético, son hechos tipificados como delitos tanto en la legislación nacional como internacional”.