En el sur de la ciudad de Valledupar, en la urbanización Hernando Marín, exactamente en la manzana 15 de la torre ‘Las Muchachitas,’ la comunidad denunció a un vecino que ha erradicado la tranquilidad, la paz y la seguridad del sector, según ellos, porque se dedica a hurtar a los residentes en esta zona y hasta en otras partes del ‘valle’.
La denuncia la hicieron al medio local El Pilón; la comunidad asegura estar cansada del sujeto que además es consumidor de drogas y que, bajo los efectos de los estupefacientes y por su accionar, perturba la tranquilidad que caracterizaba al sector.
De acuerdo con el relato de los mismos habitantes del conjunto, el hombre tiene entre 35 y 40 años, es violento e incluso a amenazado con atentar contra los menores de edad que residen también en los demás apartamentos aledaños.
“Cuando le llaman la atención amenaza con degollar a los niños de un vecino, entonces le hacemos un llamado a las autoridades competentes, porque los vecinos están cansados, porque está perturbando la tranquilidad de todos”, dijo un habitante de la zona al medio El Pilón.
El hombre, al parecer, se ha convertido en toda una pesadilla sin fin para los habitantes de la torre y de sus fronteras, pero para las autoridades la solución, además de hacer la denuncia pública, es la denuncia penal ante la Policía para que puedan actuar.
Desde la institución oficial explicaron que el debido proceso es realizar la denuncia correspondiente ante una casa de justicia, luego los agentes de la Policía entrarán a constatar la veracidad de los hechos denunciados y se procede contra la persona señalada.
La zona donde ocurren los hechos es una propiedad horizontal que hace parte del proyecto de viviendas entregadas por el Ministerio de Vivienda, pero posteriormente pasaron a tener una administración privada.
Robo a carro de valores
Para la directora de la Fiscalía en el Cesar, Araly González González, las cinco personas judicializadas por su presunta participación en el robo frustrado a un carro de valores también en Valledupar podrían enfrentarse a 20 años de cárcel.
Los indiciados responden a los nombres de Shirly Naybeth Clavijo Alvarado, Deyci Lilibeth Nieves Villalobos, Federico Guillermo Gebauer Cañas, Leandro Luis Argüelles Vergara y Pedro Luis Ospina Gracia, quienes fueron imputados por los delitos de tentativa de homicidio, concierto para delinquir, y hurto calificado, todos agravados; además de daño en bien ajeno, y fabricación, tráfico, porte o tenencias de arma de fuego accesorios, partes o municiones.
“Los delitos endilgados por el fiscal serán valorados y reforzados para el escrito de acusación, cuyas penas oscilan entre los ocho a 20 años de prisión”, señaló González González.
No obstante, los acusados no aceptaron los cargos. Así las cosas, mientras se surten las indagaciones y procedimientos correspondientes, los señalados fueron cobijados bajo la medida de aseguramiento en centro carcelario.
Las autoridades continúan con las actividades investigativas, pues consideran que existen más personas involucradas en el caso.
El caso se registró el pasado domingo, 30 de abril. El automotor estaba adscrito a la empresa privada Brinks.
Durante las audiencias de legalización de captura, imputación de cargos e imposición de medida de aseguramiento, el fiscal 7 Local URI, Fernando Fernández, aseguró que tres empleados de la compañía participaron en el meticuloso plan frustrado. Se trata de Leandro Argüelles Vergara, de 34 años; Federico Guillermo Gebauer Caña, de 55 años, y Pedro Luis Ospina García, de 48 años.
Para esclarecer el caso, hay un testigo clave del hecho, quien, al parecer, es compañero de trabajo de los mencionados anteriormente.
En desarrollo del procedimiento fueron decomisadas tres armas, dos de fuego con su respectiva munición, una de fogueo y dos motocicletas.
Luego de cometer el hurto, en un reconocido centro comercial de la capital del Cesar, los asaltantes se dirigieron por la vía que conduce hacia La Guajira. Sin embargo, a la altura del Batallón de Ingenieros, las autoridades de este departamento lograron interceptar a los delincuentes tras pincharle las llantas al carro de valores para evitar su movilización.