El pasado domingo, 13 de enero, Hernán David Landaeta Garlotti, alias Satanás, arribó a Valledupar y, posteriormente, ingresó a las instalaciones de la la Penitenciaría de Alta y Mediana Seguridad conocida como la Tramacua.
El señalado cabecilla de la peligrosa organización Tren de Aragua se encontraba en la cárcel Palogordo, del municipio de Girón, Santander, pero desde allá lanzó una serie de amenazas contra comerciantes y policías de Bogotá, por lo que las autoridades ordenaron su traslado.
Según el Inpec, la celda del delincuente estará vigilada las 24 horas para evitar que continué realizando actividades criminales, y deberá someterse a estrictas rutinas para que los guardias se cercioren de sus conductas.
El director del Inpec, coronel Daniel Gutiérrez, indicó que Satanás, quien fue capturado a comienzos de noviembre, hizo uso de la llamada telefónica a la que tienen derecho todos los presos, para contactarse con uno de sus hombres para que grabara un mensaje en el que se amenazaba de muerte a aquellos comerciantes que no pagaran las extorsiones.
“Se pudo establecer que las comunicación que efectuó la hizo a través del teléfono público del cual tenía derecho y acceso una vez al día. Desafortunadamente aprovechó ese derecho para hacer una llamada y pedirle a un delincuente más que hiciera la grabación donde está la amenaza”, detalló el coronel.
Este mensaje le llegó a varios ciudadanos en las últimas semanas que, temiendo represalias y atentados a su integridad personal tomaron la decisión de acceder al pago de la extorsión. Satanás, quien intenta negociar un preacuerdo con la Fiscalía General, habría dado órdenes directas para amenazar a comerciantes, principalmente de Bogotá, a cambio de no atentar contra sus negocios y familiares.
El director del Inpec recordó que en los operativos que se le adelantaron a alias Satanás en su celda en la cárcel de máxima seguridad de Palogordo, en Girón (Santander) no se le encontró ningún teléfono celular gracias a las labores que adelantaron las autoridades carcelarias de evitar el ingreso de elementos prohibidos y las acciones que se han tomado para restringir las actividades delictivas.
El coronel fue más allá y advirtió que se ha encontrado que la “abstinencia” ha llevado a peligrosos delincuentes a ejecutar acciones criminales y amenazas en contra de las directivas carcelarias como de los diferentes guardias de seguridad.
Fin a las llamadas
Por esta situación, desde el Inpec anunciaron medidas con el fin de restringir las llamadas telefónicas a los internos que representen y sean considerados como de alta peligrosidad. Este proyecto, señaló el director del Instituto, deberá ser presentado y aprobado en el Congreso.
“La idea es modificar esos artículos”, aclaró. Con esto se buscará que se limite el uso de estas llamadas diarias y acceso a teléfonos públicos puesto que se determinó que estas personas las utilizan para ejecutar crímenes y no para hablar con sus familiares.
“Estamos estudiando una propuesta que es una nueva tecnología que permite mitigar o restringir el espacio electromagnético y no afecta los exteriores”. Esta tecnología la están utilizando en el Ejército. “La idea es probar esto, mirar los costos y demás, y aplicarlos en los centros priorizados”.