Tres decenios después de que el precio del crudo se convirtiera en un arma política en manos de los productores árabes, el petróleo todavía sigue poniendo en jaque a las grandes potencias de Occidente y despertando el temor a una recesión. No es para menos. Los dos grandes latigazos del mercado del crudo (de 1973 y 1979) pusieron de rodillas a las economías industrializadas y dispararon las cifras de desempleo de las grandes potencias hacia niveles alarmantes. Las tasas de crecimiento entraron en un estado de coma del que tardaron en salir. La tercera (en 1990, por la guerra del Golfo) también desató una recesión global, aunque a menor escala. Ahora, más de treinta años después de la primera gran crisis del petróleo y con los precios del barril alrededor de los US$ 50durante ya casi un año, las consecuencias, según varios analistas, no serán tan trágicas. A pesar de la vorágine de precios récord, sin embargo, el precio del crudo hoy en día es más barato que en las crisis anteriores. Y es que en términos reales (descontando la inflación) el barril de oro negro se mantiene por debajo de los niveles de 1973, 1979 y 1990, años en que los cambios en la cotización del crudo fueron un cisma en la economía mundial. Embargo de 1973. El primer gran encontronazo entre el precio del petróleo y la economía mundial. En cuestión de semanas, el crudo se disparó de US$2,5 a US$11 dólares el barril. El detonante fue la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de utilizar el crudo como un arma de batalla. Su objetivo: castigar a los países que apoyaban a Israel en la guerra de Yom Kippur. La cuarta guerra árabe-israelí arrancó el 6 de octubre de 1973. El 19 del mismo mes los países árabes productores de petróleo aprobaron un embargo contra los aliados de Israel, una lista encabezada por Estados Unidos, pero que también incluyó a Holanda y Portugal. Además, la OPEP, que fue fundada en 1960 pero hasta 1973 no había utilizado su fuerza, decidió recortar la producción de sus países miembros, que por aquel entonces eran responsables del 54% de la producción total de crudo (ahora se sitúa en el 40%). El resultado fue un recorte en el suministro mundial de cerca 2,9 millones barriles al día. La factura energética de las economías industriales pasó del 1,5% del PIB al 5%. La inflación mundial llegó a dos dígitos después de la subida de precios. Crisis de 1979. A finales de la década de los setenta, el precio del crudo ya se situaba alrededor de los US$30, lo que en precios actuales supondría pagar US$80por un barril de crudo. Lo peor todavía estaba por venir. En Irán, un cambio de régimen colocó en el poder al ayatolá Jomeini, que forzó una renegociación con las petroleras extranjeras en el país. La inestabilidad en Irán, entonces segundo productor mundial de crudo, resultó en una caída de 3,5 millones de barriles al día. Los precios siguieron escalando y en 1980, cuando Irak, bajo órdenes de Sadam Husein, decidió atacar a Irán, el precio del crudo subió hasta los 34 dólares. La guerra hirió la producción petrolera de ambos países, con un desplome de 3,3 millones de barriles en el abastecimiento a la economía mundial. Al final de 1980 el precio del barril era diez veces más caro que a principios de 1973. El resultado fue un brusco frenazo en la economía mundial. El crecimiento mundial descendió hasta el 0,4% en 1982. Primera guerra del Golfo. A partir de 1985, el precio del crudo comenzó a caer como resultado del descubrimiento y explotación de nuevos yacimientos de crudo y el exceso de suministro por parte de la OPEP. Después de un lustro relativamente sosegado en los mercados petrolíferos (el precio se desplomó y mantuvo por debajo de los US$ 20), la primera guerra del Golfo disparó el precio del crudo por encima de los US$ 40 el barril. La invasión de Irak a Kuwait, en 1990, y la consecuente incursión de Estados Unidos quitó del mercado 4,6 millones de barriles de petróleo. La historia se volvió a repetir, en esta ocasión con más suavidad: E.U. y Europa sucumbieron ante la fuerza del crudo y entraron de nuevo en recesión.