El modelo disruptivo de Netflix transformó una industria y, en justa medida, llevó a otro nivel la frase ‘darle a la gente lo que pide’. En ese afán por saciar el hambre de contenido de millones de usuarios, la compañía se ha metido en una carrera de resistencia contra otras plataformas de ‘streaming’, que la ponen en una situación desfavorable. Prueba de ello es la llegada al mercado -para noviembre de este año- de Disney +, que con un plan base de US$6,99 le plantea una dura competencia al hasta ahora rey del negocio. En efecto, el solo anuncio le granjeó a la empresa dueña de icónicas franquicias como ‘Star Wars’ y ‘The Simpsons’ un aumento en su cotización en bolsa de hasta US$25.000 millones. Por su parte, Netflix perdió al menos US$8.000 millones durante la jornada siguiente al anuncio de Disney. Esto sin contar que ya tiene como competencia a Hulu, Amazon Prime, Apple TV y Google, que está probando un servicio de ‘streaming’ de videojuegos.
El problema de Netflix con el capitalismo Como ya lo explicamos en una columna anterior, Netflix está perdiendo su participación en el negocio del ‘streaming’. De hecho, un vistazo a las cifras de esta compañía muestra que durante el primer trimestre del año esta gastó aproximadamente US$500 millones, lo que significa un aumento del 60% frente al mismo periodo de 2018. Y es que el problema no es que Netflix carezca de dinero o de un buen producto. De hecho, el comportamiento de su base de 100 millones de usuarios muestra que la gente adora sus series. Le puede interesar: Así secuestró Facebook a la democracia El asunto es que la compañía no tiene un modelo de negocio rentable y se encuentra inmersa en el siguiente ciclo: 1) Desarrolla un producto exitoso. 2) Adquiere una masa crítica de usuarios. 3) Los inversores ponen dinero para que Netflix estimule el aumento de estos usuarios, lo que a su vez hace que el precio de la acción de la compañía suba. 4) Netflix se endeuda para desarrollar producciones de alta calidad y el ciclo se repite. Lo anterior podría ser un ciclo virtuoso de no ser porque en el largo plazo, y con la presión de sus competidores, Netflix incrementará su deuda. Esto nos lleva al escenario actual, en el que los inversionistas están perdiendo los incentivos para invertir en una compañía, que cada vez les exige mayores aportes. Es decir, el de Netflix es un capitalismo que más que ganancias, busca crear afiliación en sus usuarios a través de contenidos para mantener su atención. Le sugerimos: La solución de la crisis de Venezuela pasa por Brasil ¿Cuánto puede costar esto? Solo las cabezas de Netflix lo saben, pero no hay duda de que una producción exitosa requiere de mucho dinero. Por ejemplo, la serie ‘The Crown’ costó casi US$130 millones por temporada. Si tenemos en cuenta que cada año se realizan varios lanzamientos de contenido hecho por Netflix, es fácil entender cómo mantener ese ritmo de producción es altamente costoso. Con tantos gastos a cuestas no es extraño entender por qué la compañía aumentará desde mayo el precio de su plan básico -quedará en US$9, mientras que el más costoso alcanzará los US$16. Será el segundo aumento de precio en menos de seis meses. Alimentar a esta masa crítica de seguidores a costa de continuos aportes de inversores es algo insostenible para cualquier compañía. Por eso, con la aparición de nuevos participantes es claro que Netflix es un modelo de negocio que hace aguas. Lea también: Pakistán, la pieza que China necesita para reducir a India