El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, participará en la conferencia de la ONU sobre el clima COP27 que se celebrará en Egipto en noviembre, informó el viernes la Casa Blanca al avanzar que el mandatario insistirá en “la necesidad de que el mundo actúe”.
La COP27 tratará una vez más de impulsar los esfuerzos globales para frenar la crisis climática que intensifica los desastres naturales.
Biden “avanzará en la lucha global climática y ayudará a los más vulnerables a crear resiliencia ante los impactos climáticos, y destacará la necesidad de que el mundo actúe en esta década decisiva”, indicó la Casa Blanca en un comunicado.
Egipto será el anfitrión de la 27 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, en la ciudad turística de Sharm el-Sheikh, a orillas del mar Rojo.
Biden acudirá al evento el 11 de noviembre, antes de viajar a Camboya para la cita anual entre Estados Unidos y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (UE-Asean) y a Indonesia para la cumbre del G20.
“Trabajará con los socios del G20 para abordar desafíos clave, tales como el cambio climático, el impacto global de la guerra en Ucrania de (el presidente ruso, Vladimir) Putin, incluyendo la seguridad y disponibilidad alimentaria y energética, y un espectro de otras prioridades importantes para la recuperación económica global”, detalló la Casa Blanca.
Elecciones intermedias en EE. UU. podrían afectar la política exterior de Biden
Si los republicanos consiguen una mayoría en cualquiera de las cámaras del Congreso en las elecciones de medio mandato, como predicen las encuestas, la política exterior de Joe Biden podría entrar en un período de turbulencias, aunque es poco probable un giro completo sobre Ucrania.
Kevin McCarthy, el jefe de los republicanos en la Cámara de Representantes, advirtió la semana pasada que su partido no extendería un “cheque en blanco” a Ucrania si gana los comicios del 8 de noviembre, lo que preocupó a los aliados de Washington.
Los congresistas republicanos han dejado claro que aprovecharán al máximo su función de supervisión para poner bajo la lupa al gobierno de Biden en temas que van desde la inmigración hasta la caótica retirada de Afganistán el año pasado. Pero Ucrania podría poner a prueba el frente unido entre los republicanos, justo cuando comienzan a prepararse para las elecciones presidenciales de 2024.
El republicano Donald Trump, predecesor de Biden, rompió con la corriente principal al expresar su admiración por el líder ruso Vladimir Putin. De hecho, el bloqueo de una ayuda militar a Ucrania le valió su primer proceso de destitución.
Al igual que Trump, algunos republicanos han arremetido contra la ayuda estadounidense a Ucrania, que incluye 40.000 millones de dólares aprobados en mayo por los dos partidos y una solicitud de Biden de otros 11.200 millones.
Una de las voces más críticas ha sido la congresista de extrema derecha Marjorie Taylor Greene, quien acusó a Biden de enviar “dólares de impuestos estadounidenses ganados con tanto esfuerzo” para ayudar a otro país a “luchar en una guerra que posiblemente no puedan ganar”.
Pero el jefe de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, prometió ir más allá de Biden y “acelerar” el envío de armas, incluidas las de mayor alcance.
Y Mike Pence, quien fue vicepresidente de Trump, criticó directamente a quienes se oponen a armar a Ucrania. “No puede haber cabida en el movimiento conservador para los que hacen apología de Putin. Solo hay cabida en este movimiento para los defensores de la libertad”, dijo.