Desde tempranas horas de este jueves, 16 de febrero, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, salió de la Casa Blanca con destino a un centro médico especializado en las afueras de Washington, donde un equipo especializado le adelantó una serie de exámenes de rigor para conocer su estado real de salud.
La noticia de los exámenes médicos practicados a Biden este jueves despiertan gran interés en Estados Unidos, pues aún existe la expectativa sobre si el hombre de 80 años aspirará a la reelección, en medio de una ola de críticas que cuestionan su capacidad y energía para liderar al considerado país más poderoso del mundo.
Medios locales de Estados Unidos han aclarado, buscando despertar calma en la población, que los exámenes hoy practicados al octogenario mandatario no implican que el mandatario presente dolencias o complicaciones de salud, sino, por el contrario, a un protocolo dictado por las normas de su país que exige un chequeo periódico a su presidente.
Tras la realización de la serie de exámenes, este mismo jueves se conocieron los diagnósticos por parte del equipo de especialistas que atendieron al presidente de Estados Unidos, encabezados por el doctor Kevin O’Connor, médico de cabecera de Biden desde hace más de una década.
De acuerdo con el galeno, Biden fue sometido a una serie de pruebas, que incluyeron un examen neurológico “extremadamente detallado”, lo que podría responder a la preocupación por su salud mental y neurológica.
Pese a las preocupaciones, los médicos advirtieron que dicho examen no mostró la existencia de eventuales trastornos neurológicos referidos a esclerosis múltiple, ni tampoco la ocurrencia de accidentes cerebrovasculares o enfermedades degenerativas como párkinson.
En el reporte, el especialista advirtió que según la historia médica de Biden, el presidente permaneció largas jornadas “al sol en su juventud”, lo que históricamente le ha derivado en la aparición de muestras de piel unos melanomas localizados, con el fin de prevenir o frenar la ocurrencia de un cáncer de piel.
En ese sentido, en este examen se le habría extraído una “lesión” del tórax que será analizada.
Pese a esa anotación en su diagnóstico, los medios de comunicación entregaron un parte positivo sobre la salud del hasta ahora presidente más viejo de la historia de Estados Unidos, advirtiendo que las dolencias identificadas se tratan con tres medicamentos, y que son propias de su avanzada edad, sin que sean graves.
Sobre dichas dolencias, se reveló que corresponden a una “fibrilación auricular no valvular”, que es una afección cardíaca que permanece sin alteraciones desde hace varios años. En ese mismo sentido, también se reveló que Biden sufre de altos niveles de lípidos en sangre.
Sin embargo, los médicos también aceptaron que habían puesto en observación algunas conductas referidas al aumento de dificultad para caminar por parte del mandatario, denunciando rigidez.
A ello se suma una tos frecuente que padece el mandatario y que ha sido atribuida al padecimiento de problemas de orden gastroesofágico, que ya eran conocidos y que se mantienen “estables”.
Un hombre saludable
En el parte médico del presidente Biden también se detalló que el mandatario pesa actualmente 81 kilos, mide 1,83 metros, y se caracteriza por llevar una vida saludable, marcada por la no ingesta de alcohol ni cigarrillos.
Parte de la buena salud del mandatario también se ha atribuido a la permanente práctica deportiva que desarrolla, y que está asociada a la actividad física 5 de los 7 días de la semana.
Como antecedentes, los médicos también citaron la cirugía cerebral a la que se sometió Biden en 1988, y han afirmado que no tiene secuelas derivadas de su caso de contagio de covid-19 en 2022.