La tensión entre Pekín y Washington no solo alcanzó la estratósfera por un presunto globo espía. En tierra firme, una legisladora quiere prohibir que ciudadanos chinos compren propiedades en Texas, Estados Unidos, por motivos de “seguridad nacional”.
Esta propuesta de ley, que también afectaría a rusos, iraníes y norcoreanos, fue presentada en noviembre de 2022 por la republicana Lois Kolkhorst, senadora en el legislativo del estado de Texas.
“Una de las preocupaciones de muchos texanos es la seguridad nacional y la creciente propiedad de tierras de Texas por parte de ciertas entidades extranjeras antagónicas”, dijo Kolkhorst.
El gobernador de ese estado conservador, Greg Abbott, republicano y férreo defensor de políticas migratorias más severas, ya adelantó que le pondrá su firma cuando el Senado local la apruebe.
De los 28 millones de habitantes en Texas, 1,4 millones se autodefinen como asiáticos y 223.500 se consideran de origen chino, de acuerdo con recientes cálculos oficiales.
En Houston, la ciudad más poblada del estado con 2,3 millones de habitantes y la cuarta de Estados Unidos, más de 156 mil se identifican como asiáticos.
Entre ellos, no solo hay estadounidenses de origen chino, sino también chinos portadores de una “green card” o residencia permanente, pero no naturalizados.
“Todas esas personas pagan impuestos y hacen una gran contribución a las universidades en educación”, dijo Ling Luo, primera generación de inmigrantes chinos y directora del Consejo de Liderazgo Asiático Estadounidense, en Houston.
“Si ya no pueden comprar una propiedad aquí, eso no es justo, es una discriminación flagrante contra la comunidad china”, agregó.
Aunque la propuesta incluye a otros países, Luo precisó que la población china en la zona es la más numerosa. Esta iniciativa “nos tiene muy frustrados y molestos, con miedo”.
En su opinión, la norma impulsada por Kolkhorst no tiene sentido para el estado, consideró el demócrata Gene Wu, miembro de la Cámara de Representantes de Texas.
“Creo que nuestro país pasa por estas olas de encontrar grupos de inmigrantes y de minorías para demonizarlos”, comentó. Por temporadas han pasado por situaciones similares musulmanes y latinos.
“En la década de 1960, Texas trató de aprobar un proyecto de ley que decía que a los chinos no se les permitía ser dueños de tiendas de abarrotes”, dijo Wu.
Aun sin fecha de debate, Wu cree que el incremento de las tensiones diplomáticas luego de que Estados Unidos derribó el último fin de semana un presunto globo de vigilancia chino que entró en su territorio, puede dar fuerza a estas iniciativas.
“Se usa el aumento de las tensiones como excusa para perseguir a la comunidad”, pero “hay una diferencia entre las personas con ascendencia china y el gobierno de China”, explicó.
Además, “China es el segundo mayor socio comercial de Texas y su tercer mayor comprador de productos. Potencialmente, una ley como esta podría poner en peligro todos esos contratos”, agregó.
La autora del proyecto menciona entre sus motivos la compra de 52.600 hectáreas cerca de la Base de la Fuerza Aérea Laughlin en Del Río, por un oficial retirado del ejército chino, a quien consideraron ligado con el gobernante Partido Comunista.
En 2021, el proyecto del exmilitar Sun Guangxin, quien planeaba construir allí una granja solar y de viento y entrar en el negocio de la energía, fue bloqueado por Texas.
Una ley aprobada ese año impidió que negocios vinculados con el gobierno chino, además de los otros tres países mencionados en el proyecto, accedan a la red eléctrica y activos estratégicos. Para Wu, aquella ley hacía “más sentido”, pero ahora se trata de personas, y las cifras no justifican la medida.
De acuerdo con la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios, en un período de 12 meses hasta marzo de 2022, las inversiones chinas representaron el 6 % de todas las compras de viviendas de extranjeros en Estados Unidos, aunque sus principales destinos fueron California o Nueva York y no Texas.
Con información de AFP