Sergei Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia, y parte de su delegación recibieron este martes 13 de septiembre, de cara a la Asamblea General de Naciones Unidas, los visados pertinentes para poder viajar a Nueva York, donde se llevará a cabo el evento.
Según fuentes del Ministerio de Exteriores, Moscú espera “que se emitan visados para la delegación completa y se emitan las directrices necesarias sobre los asuntos logísticos del viaje dadas las sanciones impuestas por Estados Unidos”, en relación con la guerra en Ucrania.
Asimismo, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha manifestado que Estados Unidos “está violando sus obligaciones”, dado que “debe entregar visados a todos aquellos que quieran asistir a la Asamblea General”, según informaciones recogidas por la agencia de noticias Interfax.
Cabe mencionar que la semana anterior, el Gobierno de Rusia se quejó ante las Naciones Unidas de que el país norteamericano todavía no ha concedido el visado a ninguno de los integrantes de la delegación rusa.
De igual manera, la reunión de la Asamblea General iniciará el próximo 20 de septiembre y se tiene previsto que el ministro Sergei Lavrov haga su intervención el sábado 24. La Asamblea culminará el 26 de septiembre.
Por otra parte, Rusia afirmó este mismo martes que estaba llevando a cabo bombardeos “masivos” en todas las líneas de frente en Ucrania y acusó a las fuerzas ucranianas de torturar y castigar a civiles en el territorio recuperado en el marco de su contraofensiva.
Los ataques rusos se produjeron después de que sus fuerzas se vieran obligadas a retirarse de varias zonas del noreste de Ucrania, sobre todo en la región de Járkov, por la contraofensiva relámpago lanzada por el ejército ucraniano.
Finalmente, estos cambios territoriales suponen uno de los mayores reveses para Rusia desde que sus tropas debieran retirarse de las afueras de Kiev en el inicio de la guerra, aunque Moscú indicó que por el momento no busca una paz negociada.
China reafirmó su respaldo a Rusia en la guerra en Ucrania
Los éxitos anunciados por el Ejército ucraniano en su contraofensiva y las sanciones occidentales son una bofetada para Rusia, pero el presidente Vladimir Putin cuenta con un aliado de peso: China, que acaba de reafirmar su apoyo.
En su primer desplazamiento al extranjero desde el inicio de la pandemia, el presidente chino, Xi Jinping, se reunirá esta semana con su homólogo ruso en una cumbre regional en Uzbekistán, prueba de la alianza forjada entre ambas potencias para sortear los esfuerzos de Washington por aislar a Moscú.
Pekín nunca ha apoyado explícitamente la invasión rusa de Ucrania, pero tampoco la ha condenado, y ha criticado a Occidente por enviar armas al gobierno de Kiev y sancionar a Rusia. En un contexto de relaciones tensas con Estados Unidos, Pekín también tiene interés en estrechar la relación con su vecino ruso, apuntan varios analistas.
“Gane o no gane Rusia (en Ucrania), China seguirá alineándose de manera estrecha con Rusia, lo cual es una estrategia que se deriva del estado actual de las relaciones entre China y Estados Unidos”, explica Yun Sun, directora del programa sobre China en el Centro Stimson de Washington. Para China, además, Moscú es un socio fundamental a la hora de contrarrestar la influencia de Washington en el tablero internacional.
Asimismo, el pasado lunes, Yang Jiechi, el responsable de la diplomacia en el Partido Comunista, declaró al embajador de Rusia en China que ambos países podrán juntos “promover el desarrollo del orden internacional en una dirección más justa y razonable”.
Finalmente, a nivel comercial, China aumentó sus compras de petróleo ruso en los últimos meses. Entre mayo y julio, Moscú fue su principal proveedor de crudo, lo que le permitió al Kremlin atenuar el impacto económico de las sanciones occidentales.