La exasesora del expresidente Donald Trump, Sarah Matthews, aseguró este miércoles que los resultados de las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos “son el mejor indicador” de que el exmandatario no debería presentarse a los comicios en 2024.
“Creo que la pasada noche es el mejor indicador de que Donald Trump no debería ser el candidato republicano en 2024″, señaló quien fuera la viceportavoz de la Casa Blanca durante el mandato de Trump,
La Cadena CNN destacó que la exfuncionaria argumentó que el expresidente fue el responsable que los republicanos hayan perdido “escaños que podían ganar” tras su decisión de “impulsar a candidatos de poca calidad”.
“Hay una inflación récord, un aumento del temor por el crimen, la peor crisis fronteriza de la historia y un presidente poco popular y la actuación de los republicanos ha sido aún así decepcionante”, manifestó.
En este sentido, hizo hincapié en que “esto se ha debido en gran medida a los candidatos respaldados por Trump”.
“No tenían la calidad suficiente. Creo que esto es una lección aprendida para los republicanos. Punto número uno, Trump no es un ganador y, punto número dos, la calidad de los candidatos importa”, reiteró.
Los resultados de las elecciones de mitad de término reflejan por ahora una carrera igualada por el Senado, donde los demócratas parten como favoritos para mantener el control del organismo, y ponen a los republicanos en ventaja en la Cámara de Representantes, si bien con un menor margen del esperado en los sondeos.
Biden recupera el aliento tras las elecciones, pero ¿hasta cuándo?
Pese a las previsiones sobre un golpe al presidente Joe Biden en estas elecciones, el mandatario parece haber minimizado los eventuales daños, aunque queda por ver hasta qué punto será suficiente para darle un nuevo impulso hasta 2024 o incluso más allá.
El demócrata de 79 años, que durante la campaña endureció el tono contra los republicanos “extremistas” que simpatizan con su predecesor Donald Trump, encadenó durante la noche electoral llamadas telefónicas a algunos ganadores a puestos de gobernador, de la Cámara de Representantes o del Senado.
“Acabo de hablar por teléfono con algunos de los ganadores de esta noche, incluidas algunas personas que conocí este año”, escribió en su cuenta en Twitter, junto con una foto en la que se le ve al teléfono, con un suéter de cuello alto y una gorra en la cabeza, como para atribuirse un poco de mérito en esas victorias.
Por su parte, la exportavoz del mandatario, Jen Psaki, aseguró que sus equipos están “encantados”. La exfuncionaria quien es actualmente comentarista del canal MSNBC, dijo que tuvo la oportunidad de hablar con sus antiguos compañeros.
Una fase delicada
De mantenerse las tendencias, es decir, si los demócratas ceden a los republicanos solo una estrecha mayoría en la Cámara de Representantes y persiste el suspenso en el Senado, significaría que las encuestas se equivocaron pronosticando a su partido una gran derrota.
Y podría, a pesar de una inflación galopante, un índice de confianza anémico y ataques violentos de Donald Trump, encontrarse mejor que los últimos presidentes demócratas, Barack Obama y Bill Clinton, que pasaron un mal trago en las elecciones intermedias.
Pero Joe Biden se acerca a una fase delicada.
En un Estados Unidos donde las divisiones partidistas son más profundas que nunca, ¿será capaz, con su larga experiencia de senador y sus convicciones profundamente centristas, de crear un consenso con los republicanos?
Nada parece indicarlo, y podría enfrentarse a una larga parálisis parlamentaria, con interminables peleas por proyectos de ley sin futuro.
También está por ver hasta qué punto el partido conservador, que prometió una estrategia parlamentaria agresiva, se mantendrá en esa línea.
Tener una mayoría, incluso estrecha, en la Cámara ofrece un poder significativo en términos de supervisión y la derecha prometió usarlo para iniciar una serie de investigaciones contra Joe Biden, su balance y su entorno.
Una de las congresistas más virulentas, Marjorie Taylor Greene, reelegida a la Cámara, ya prometió, por ejemplo, atacar a Hunter Biden. El hijo menor del presidente, con un pasado marcado por las adicciones, siempre ha sido una vulnerabilidad del mandatario. Le acusan de haber utilizado el capital político de su padre para hacer negocios con China y Ucrania.
2024 en el punto de mira
Entre tanto, el expresidente Donald Trump aseguró que “lucharé para que por encima de todo mi partido no fracase”, escribió esta fiel de Donald Trump en un comunicado.
Con una mayoría en la Cámara, el Partido Republicano también tendría medios de presión presupuestaria. Podría agitar la amenaza de un “cierre” (cuando el gobierno tiene que suspender la prestación de todos los servicios, menos los esenciales) o una suspensión de pagos por parte de la primera potencia mundial.
Y pasaría algún tiempo antes de que se resolviera en el Senado, dotado de amplios poderes.
Más allá de todo ello, la gran pregunta para Joe Biden, y para los demócratas, es la de las elecciones presidenciales de 2024.
El presidente estadounidense hasta ahora siempre ha dicho que tiene la intención de volver a presentarse. No le quedaba más remedio si no quería perder su capital político.
Pero la opinión pública no parece entusiasmada, ni siquiera la demócratas, muy consciente de la edad del presidente, que cumplirá 80 años dentro de unos días.
Donald Trump ha dejado entrever que podría anunciar su candidatura el 15 de noviembre en Florida.
Su rival demócrata parte el viernes para un maratón diplomático que lo llevará a la COP27 de Egipto, a Camboya para una cumbre de la ASEAN, y a Indonesia para la cumbre del G20. Imposible, de momento, saber si Joe Biden arrojará luz sobre sus intenciones para 2024 antes de irse.
* Con información de Europa Press y AFP