Indignación y consternación marcan este inicio de semana a la comunidad católica de la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos, luego de que autoridades eclesiales y policiales confirmaran el fallecimiento de uno de sus miembros el pasado sábado, 18 de febrero.
La persona fallecida fue identificada como monseñor David O’Connell, sacerdote de origen irlandés, quien actualmente se desempeñaba como obispo auxiliar de la ciudad de Los Ángeles, y quien era reconocido con el sobrenombre de ‘el pacificador’ debido a su obra social con pandillas de la ciudad.
El referido sacerdote, de 69 años de edad, fue víctima de un inesperado caso de homicidio, y según el reporte de las autoridades, su muerte se produjo en la Hacienda Heights, donde su cadáver fue hallado el pasado sábado con rastros de violencia y una herida de bala.
Según detallan medios especializados en el cubrimiento de hechos de la iglesia católica, la muerte del alto prelado se originó el sábado cerca de las 1:00 p. m., desencadenando una investigación para dar con la identidad, paradero y motivaciones de sus agresores.
A través de un mensaje conocido en las redes sociales, y emitido por el superior jerárquico de O’Connell; el obispo de Los Ángeles, monseñor José Gómez, la iglesia católica en Estados Unidos manifestó su vehemente rechazo a los hechos violentos y la persecución en contra de sus religiosos, manifestando de igual modo su mensaje de solidaridad y pésame para con las comunidades que pastoreaba el religioso asesinado, y para con sus familiares en Irlanda.
En su mensaje, recogido por medios de la prensa católica, el religioso se manifestó ‘triste’ por el asesinato de O’Connell, advirtiendo que se encuentra “en shock” tras recibir la noticia.
En el mismo sentido, el obispo de Los Ángeles, exaltó la labor adelantada por el asesinado periodista, sobre quien comentó que llevaba 45 años de vida al servicio de la religión, recordándolo como un hombre muy ‘orante’ muy devoto de la virgen María.
De igual modo, el superior religioso de Los Ángeles se refirió a O’Connell como “un pacificador con un corazón para los pobres y los inmigrantes”, siempre interesado en defender la dignidad y bienestar de los sectores de la población menos favorecidos.
Desde lo personal, el obispo de Los Ángeles, recordó al asesinado religioso como “un buen amigo”, pidiendo a los miembros de su comunidad mantener una oración por el desaparecido religioso irlandés.
El religioso de origen latino invocó en su mensaje también a la virgen de Guadalupe, una advocación religiosa popular en México, ‘abogando’ ante ella que el religioso sea reconocido por su labor pastoral y su ejemplo.
Al igual que lo hizo monseñor Gómez, también se conocieron mensajes de luto por parte de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, que lamentó la muerte del religioso, y repudió la violencia y persecución en contra de la religión.
Sobre O’Connell, la Conferencia de Obispos de Estados Unidos afirmó que era un “campeón para los pobres y marginados”, recordando su obra en favor de los menos favorecidos.
Además de religioso, medios locales recuerdan al asesinado como un profesional en Filosofía y Literatura Inglesa graduado de la University College Dublin, añadiendo que el religioso también tenía estudios en Divinidad en el Maynooth College en 1977, así como una Maestría en Espiritualidad conseguida a finales de los años 80.
Dentro de la investigación, se ha anotado que algunas de las motivaciones que podrían haber conducido a los hechos violentos en contra del religioso se derivan precisamente de su lucha en contra de las diferencias sociales, y su apoyo a comunidades vulnerables, lo que siempre despierta ampolla en algunos sectores de la sociedad.
Frente al particular, medios locales también afirmaron que el religioso había tenido ‘tensiones’ con miembros de los cuerpos de policía locales.
O’Connell se encontraba desempeñando el cargo de obispo auxiliar de Los Ángeles desde 2015.