Texas produce casi la mitad del algodón de Estados Unidos, el tercer mayor proveedor del mundo, detrás de India y China. Sin embargo, la grave sequía por la que está pasando gran parte del país norteamericano tiene contra las cuerdas a la industria del algodón.
Este año, la producción nacional alcanzará su menor nivel desde 2015, con una baja de 21% año tras año, mientras que Texas sufrirá una caída de 58%, estima el Departamento de Agricultura.
En el noroeste del estado, donde el algodón es el sustento de la economía local y el agua escasea, la cosecha de 2022 “podría ser una de las peores en 30 años”, dice con preocupación Darren Hudson, profesor de economía agrícola en la Universidad Tecnológica de Texas.
Esto tendrá consecuencias en cascada para la industria textil mundial. En una economía que ya se tambalea por la pandemia, Hudson calculó el impacto económico probable para la región en 2 mil millones de dólares.
Los campos de algodón de Sutton Page están devastados, no queda casi nada para recolectar. El agricultor de Texas logró salvar quizás una quinta parte de su cosecha, pero el resto se perdió debido a la severa sequía que viene afectando toda la región.
Este año, su cosecha “no es buena”, dice, pero en realidad la sequía en el norte de Texas resultó ser un desastre, con la mayoría de los vecinos de Page ni siquiera molestándose en recoger el algodón, dejando “campos desnudos, desnudos”.
Landon Orman, de 30 años, trabaja en un campo de algodón de más de 800 hectáreas cerca de Abilene, tres horas al oeste de Dallas. Su algodón sin riego ni siquiera brotó, mientras que su cultivo parcialmente regado creció, pero su rendimiento se reducirá a la mitad.
En total, predice que la producción caerá 85% en comparación con un año normal. Como tantos otros, tiene un seguro para sus cosechas, por lo que “económicamente” no está pasando tan mal. Pero como agricultor, dice que “apesta bastante” no poder “cultivar cosas a veces”.
Deprimente situación
En Lubbock, el centro algodonero de la región, la lluvia en los últimos 12 meses fue aproximadamente la mitad de su volumen habitual, y lo poco que cayó llegó demasiado tarde para salvar la cosecha.
“A partir de enero, y hasta el mes de mayo, literalmente no hubo lluvia”, dijo Sutton Page, de 48 años. Y a partir de mayo “comenzamos a tener días de 37 grados y vientos de casi 50 kilómetros por hora y simplemente se secó todo”.
Page tuvo que volver a arar el 80% de sus moribundos cultivos para evitar que la tierra se secara. De las pocas plantas pequeñas que finalmente crecieron, probablemente ni siquiera valga la pena cosecharlas. ”Es un poco deprimente, porque trabajas duro todo el año, tienes la tierra lista y fertilizada, pero tu cosecha no crece”, dijo.
Los productores de algodón de las llanuras de Texas saben que siempre puede haber años malos, pero la sequía de 2022 podría ser la peor hasta ahora. Y a algunos les preocupa lo que pueda venir.
La región está “observando peores condiciones que en esta época el año pasado” y las mismas se están asentando con el tiempo, señala Curtis Riganti, un climatólogo especializado en sequía.
“En los últimos 10 años, vimos quizás cinco o seis de esos años en los que tuvimos sequía. Quizás uno o dos de esos años vimos una sequía muy catastrófica”, dijo Kody Bessent, director de una de las asociaciones de productores de algodón de la región.
Los agricultores de Texas, un estado donde abunda el escepticismo por el cambio climático, prefieren ver ciclos impredecibles que se repiten en lugar de los efectos del calentamiento global. Mientras esperan respuestas, todos hacen todo a su alcance para al menos mantener la humedad en su suelo.
*Con información de AFP.