El Centro de Información sobre la Pena de Muerte (DPIC) reveló este viernes cifras sobre ejecuciones de presos que resultaron “chapuceras” (mal hechas o canceladas) este año en Estados Unidos.
El grupo de vigilancia de la pena capital se refirió, en concreto, a lo que sucedió en 2022 con un tercio de las ejecuciones por inyección letal.
Inicialmente, el DPIC informó que este año se llevaron a cabo 18 ejecuciones en el país en 2022, la menor cantidad en un año sin pandemia desde 1991.
“2022 podría llamarse ‘el año de la ejecución chapucera’ debido a la gran cantidad de estados con ejecuciones mal hechas o canceladas”, dijo la organización sin fines de lucro en su informe anual.
Igualmente, señaló que “siete de los 20 intentos de ejecución resultaron visiblemente problemáticos, un sorprendente 35 %, como resultado de la incompetencia del verdugo, fallas en el seguimiento de los protocolos o defectos en los propios protocolos”.
La organización señaló que, por ejemplo, en Alabama, tomó tres horas fijar una vía intravenosa para la ejecución por inyección letal del 28 de julio de 2022 del asesino convicto Joe James Jr.
Otros dos intentos de ejecución en Alabama debieron ser detenidos por problemas para establecer las vías IV y el gobernador ordenó una moratoria de las ejecuciones mientras se llevaba a cabo una revisión de los procedimientos.
El DPIC destacó también que 37 de los 50 estados de ese país han abolido la pena de muerte o no han llevado a cabo una ejecución en más de una década.
Otras cifras
El número de prisioneros condenados a muerte y ejecutados en Estados Unidos ha mostrado una tendencia decreciente desde 2009, pasando de 52 ese año, a 11 en 2021 y un leve incremento en 18 en 2022.
Texas fue, también en 2021, el estado con mayor número de ejecuciones en Estados Unidos.
A nivel, regional, en América, el pasado año no hubo ejecuciones por decimotercer año consecutivo, pese a que en ese periodo se impusieron 25 nuevas condenas de muerte en tres países: Estados Unidos de América, Guyana y Trinidad y Tobago, de acuerdo con un informe de Amnistía Internacional.
Según ese reporte, “Virginia se convirtió en el vigésimo tercer estado abolicionista en Estados Unidos y el primer estado del sur en abolir la pena de muerte. Por tercer año consecutivo, Ohio reprogramó o suspendió todas las ejecuciones previstas”.
“El nuevo gobierno de Estados Unidos también estableció en julio una moratoria temporal de las ejecuciones federales. En 2021 se constató la cifra más baja de ejecuciones en Estados Unidos desde 1988″, destacó la organización.
Entre tanto, en todo el mundo, en ese año, Amnistía Internacional registró 579 ejecuciones repartidas en 18 países, lo que representó un incremento del 20 % respecto a las 483 ejecuciones registradas en 2020.
“Esta cifra representa el segundo número de ejecuciones más bajo, al menos desde 2010. La mayoría de las ejecuciones de las que se tuvo noticia se produjeron en China, Irán, Egipto, Arabia Saudí y Siria, por ese orden”, destacó.
Igualmente, indicó que China siguió siendo el mayor ejecutor mundial, aunque se desconoce la verdadera magnitud del empleo de la pena de muerte en ese país, al estar clasificados los datos relacionados con ella como secreto de Estado.
La organización consideró que, por lo tanto, “las cifras globales de ejecuciones y condenas a muerte excluyen a los miles de personas que Amnistía Internacional cree que han sido condenadas a muerte y ejecutadas en China”.
“Las cifras de Corea del Norte y Vietnam tampoco se incluyeron en el total global de ejecuciones, pese a considerarse que estos países han recurrido en gran medida a las ejecuciones, ya que el secretismo y la falta de acceso a información independiente impidieron evaluar las tendencias”, indicó.
Según señaló, Amnistía Internacional “tuvo constancia de que, de las 579 personas que se sabe que fueron ejecutadas en 2021, 24 eran mujeres (4 %), en los siguientes países: Arabia Saudí (1), Egipto (8), Estados Unidos (1) e Irán (14)”.
* Con información de AFP.