El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, “no tiene intención” de reunirse con su homólogo ruso Vladimir Putin el próximo mes durante la cumbre del G20, se afirmó desde la Casa Blanca.
“No tiene intención de sentarse con Vladimir Putin”, dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby. Biden ya había dicho no tener planes de reunirse con Putin en la cumbre del Grupo de las Veinte economías avanzadas (G20), que se llevará a cabo el 15 y 16 de noviembre en Bali, Indonesia.
En días pasados el mandatario estadounidense no había descartado la posibilidad de verse con Putin. “Eso está por verse”, declaró Biden a los periodistas cuando se le preguntó si aprovechará la cumbre en Bali, Indonesia, para hablar directamente con el presidente de Rusia. La Casa Blanca ya había asegurado que no se excluía la posibilidad del encuentro.
Rusia y Estados Unidos siguen asustando al mundo
La rivalidad de estos dos países tienen al mundo en vilo. No hay nada que asuste más al planeta que un conflicto entre Estados Unidos y Rusia, algo que hace unos años parecía imposible dada la relación distante, pero cordial que se mantenía desde ambos gobiernos. Así fue durante años, pero desde la invasión rusa a Ucrania todo cambió y el planeta está a la expectativa de lo que pueda pasar.
El episodio que despertó de nuevo la preocupación en todo el mundo es que el gobierno de los Estados Unidos pidió formalmente a los ciudadanos de su país que abandonaran Rusia. “Los ciudadanos de Estados Unidos no deben viajar a Rusia y aquellos que residen o viajan (ahora) a Rusia deben salir del país de inmediato mientras haya opciones limitadas de viajes comerciales”, dice el comunicado dado a conocer por ese país.
Las razones que argumentó Washington para este llamado son que Rusia puede negarse a reconocer la ciudadanía estadounidense de personas con doble nacionalidad o llegar a negarles el acceso a la asistencia consular de los Estados Unidos. O, incluso, impedir su salida de Rusia y poder reclutar a personas con doble nacionalidad para que presten el servicio militar en la guerra en Ucrania, que actualmente ha ido en aumento por decisión de Vladimir Putin.
Pero esa es apenas una de las tensiones en la única crisis geopolítica que viven Estados Unidos y Rusia. Esta semana el gasoducto Nord Stream tuvo una gran fuga que llevó a una serie de acusaciones entre Occidente y Rusia. La Unión Europea, por ejemplo, aseguró que fue un sabotaje lo que provocó el escape de gas, mientras que Ucrania aseveró que todo fue un ataque terrorista dirigido desde el Kremlin.
Estados Unidos dijo que no se podía descartar que Rusia fuera la responsable de un ataque al gasoducto y que no hay ningún tipo de evidencia que pueda hacer creer que fue un accidente. Mientras tanto, Rusia fue de frente y acusó a Washington de estar detrás del ataque, ya que las únicas beneficiadas serían las empresas estadounidenses, y que la teoría del sabotaje ruso es estúpida y absurda.
Las tensiones, lejos de terminarse, tienen otro amargo ingrediente: el riesgo de que Rusia use armas nucleares, una amenaza constante del régimen de Putin desde hace años. En respuesta a eso, Estados Unidos dijo que en caso de usar dicho arsenal, los rusos tienen que esperar una respuesta “definitiva y catastrófica” de parte del mundo.
El presidente Joe Biden, sin más detalles, declaró que Rusia tendrá unas duras consecuencias y dependiendo de qué tan extendido sea el uso de dicho armamento, así mismo será la respuesta de los Estados Unidos. Algo que parece una amenaza de declaración de guerra.