Indignación ha despertado en Estados Unidos una reciente denuncia revelada por medios locales, y realizada por una trabajadora de una guardería en la ciudad de Mississippi, quien, a través de un video, evidenció los malos tratos a los que eran sometidos algunos de los niños, por parte de sus compañeros.
En el video, revelado inicialmente en el pasado mes de mayo, se muestra la forma en la que un grupo de trabajadores del lugar recurrió, en medio de burlas, al uso de una máscara para sembrar temor en los niños, y ejercer castigos contra quienes, aparentemente, se comportaban mal, haciéndolos llorar.
El escenario de los malos tratos a los niños se situó en un establecimiento de cuidados a la primera infancia, conocido como Lil’ Blessings Childcare, donde, tras conocer la denuncia, sus directivos se pronunciaron para rechazar los hechos allí consignados, y para anunciar que emprenderán una investigación que permitiera dar con los responsables de las punibles conductas.
De acuerdo con versiones recogidas el pasado jueves por un medio local en Mississippi, el Monroe Journal, y retomadas por otros medios como el New York Post, en medio de las investigaciones desarrolladas por la institución y las autoridades, cuatro personas han sido despedidas de la guardería, mientras que en Estados Unidos la indignación va creciendo a medida que se viraliza el video que evidencia los malos tratos y la burla contra lo niños por parte de las personas que supuestamente les cuidan.
Pese a que a los ojos de algunas personas la conducta de los cuidadores podría verse como una broma o como un método ‘alternativo’ para buscar que los niños obedecieran, recurriendo a castigos, las autoridades han referido que en efecto se trata de un caso de violencia psicológica, y advierten que el Departamento del sheriff del condado de Monroe avanza en una investigación de la mano de la Fiscalía local, advirtiendo que el caso podría escalar a los estrados judiciales, añadiendo que se podrían presentar cargos penales en contra de los responsables.
En medio de la indignación que ha despertado tal episodio, las autoridades también han instado a los indignados padres de familia y demás ciudadanos a evitar tomar la justicia por mano propia, invitándolos a confiar en las autoridades para sancionar la conducta indebida y violatoria en contra de los infantes.
Lo que muestra el video
Sobre el video que despertó la controversia, y suscitó el estallido del escándalo, es importante notar que en este se aprecia a un trabajador de la guardería entrando, con la máscara puesta, a una suerte de salón en el que se encontraban algunos niños sentados a la mesa, quienes al ver a este individuo se levantan para buscar un refugio seguro tras un escritorio, mientras comienzan a llorar.
Mientras uno de los trabajadores, el de la máscara, intenta corretear a los niños advirtiéndoles que se han portado mal, otro de los cuidadores comienza a interactuar, señalando a los niños que se han portado ‘peor’.
Mientras la mujer de la máscara corretea a los niños, también les grita, en un hecho que los mismos padres de familia han señalado como una actitud ‘horrible’.
En los rostros de los niños correteados se puede ver el pánico despertado.
El video evidencia que la misma conducta se repite en varios salones de la guardería, en la que el deplorable castigo sirvió a los trabajadores para obligar a los niños a organizar el aula.
Sobre los hechos grabados, la persona responsable señaló que no era la primera vez que esta situación se presentaba, añadiendo que era una conducta reiterada con la que no se encontraba de acuerdo, y por ello, cuando se dio cuenta que iba a suceder nuevamente, decidió registrarla para ponerla en evidencia, señalando que esta no era fácilmente perceptible, ni denunciable de otra forma, pues las cámaras de vigilancia del lugar se encuentran averiadas, por lo que era necesario recurrir a otros métodos para obtener las pruebas que respaldaran su eventual denuncia.
La mujer que elevó la denuncia fue identificada como Jennifer Kayla Newman, quien advirtió que el video no fue grabado en tono de burla contra los niños, sino, por el contrario, con la intención de denunciar los malos tratos adelantados por sus compañeros, advirtiendo que si bien en el video se escuchan algunas risas, esta no son de ella, sino de otros de los trabajadores que participaron de la repudiable estrategia de castigo a los menores, que según se evidencia en el video podrían estar entre los 2 y 4 años de edad.
“No tengo nada que ocultar. Hice lo que pensé que era mejor en ese momento”, advirtió la mujer en declaraciones recogidas por el New York Post, en la que también reconoció que quizá no actuó de la mejor forma, y que podría haber otras maneras de haber puesto en cintura a sus compañeros, o evidenciar lo ocurrido. “Mis intenciones eran buenas”, sentenció, aclarando que necesitaba pruebas para soportar sus denuncias.