El 8 de diciembre de 1980 no es una fecha cualquiera. Ese día, a las 10:50 de la noche, las estaciones de radio y televisión interrumperon su programación habitual para dar paso a un boletín de última hora: John Lennon, el ex-Beatle, había muerto víctima de las balas asesinas de un fanático loco. La noticia no podía ser más trágica e inesperada. La mayoría de los atónitos escuchas prefería pensar que se trataba de una equivocación y que el corazón del 'músico genial' seguía palpitando. Pero poco a poco y en la medida en que se daban a conocer detalles, no tuvieron más remedio que aceptar la triste verdad y, como bálsamo sicológico, empezar a recordar la manera en que junto a otros tres jóvenes ingleses, había revolucionado la música y transformado una generación. John Lennon fue un idealista en muchas formas y no le preocupaba si lo calificaban de 'ortodoxo' o no. Lo que sabía era que estaba en contra de lo común y corriente. Era agresivamente 'antítodo' y nunca se mostraba particularmente satisfecho con sus logros. Era dinámico, atrevido, de carácter inquieto, libre de ataduras familiares e independiente. John Lennon fue un ser que siempre estuvo en busca de nuevos retos y un entendimiento más profundo de sí mismo. Su público, enfermo con la guerra, las muertes y la hambruna patética, reconocía sus protestas 'anti' como contribuciones invaluables al movimiento en 'pro' de la paz. Además el poder de la publicidad que él ostentaba, era inmenso. Muchos pensaban que esa manera de llamar la atención era una locura. A pesar de todo, John nunca se olvidó de su verdadera pasión: la música. Su canción 'Imagine', que habla del amor entre la humanidad, la unidad y la paz universal se convirtió para muchos en su bandera, en símbolo de sus anhelos, esperanzas e ideales. La noche del 8 de diciembre de 1980, John y Yoko regresaban del estudio de grabación y detuvieron su automóvil frente al edificio Dakota en Manhattan donde vivían. John se bajó y se dirigió a la entrada. Yoko lo seguía a la distancia. Tan pronto atravesó el pasillo una voz salió de entre las sombras: ¿Míster Lennon?, John se dio vuelta y Mark Chapman disparó cinco balas que impactaron en el pecho de Lennon hiriéndolo mortalmente. Su muerte causó honda conmoción y el mundo de la música y de los inconformes se vistió de luto. La mayoría veía en él a un símbolo de la paz. Para millones de admiradores, así como para los que nunca se interesaron por su música, el asesinato de John Lennon fue un acto de locura sin sentido. Lennon fue más que un gran músico y compositor; fue un personaje inolvidable que se enfrentó a la crítica. Fue un ser cuya perspectiva de la vida ejerció gran influencia en la juventud. Mucho se ha dicho sobre él, sin embargo, muy pocos saben a ciencia cierta quién fue. Para algunos, era sólo un músico escandaloso inspirado en las ideas rebeldes y revolucionarias del Rock and Roll. Para otros, toda una genialidad. John fue un activista, un hombre convencido de que el mundo podía ser mejor. Demostró que era posible cuestionar los valores arraigados, pelear con palabras y con música, mantenerse fiel a una creencia, proporcionarle un sentido a la propia vida. Loco o genio, la música de Lennon y su filosofía actuaron como inspiración para todos aquellos que lo amaron. Fue uno de los músicos contemporáneos que se enfrentó al sistema. Fue un rebelde con causa. Fue alguien cuya obra musical siempre fue de amor, unidad y paz universal. Nunca estuvo conforme con el odio, la guerra, la violencia y la muerte. Sus idealismos iban más allá de lo establecido. Muchos lo admiraron pero pocos lo comprendieron. Él no hizo ningún gran descubrimiento. Sólo quiso que la humanidad supiera lo maravillosa que puede ser la vida. Sin embargo, la suya fue cegada por alguien que, irónicamente, lo admiraba. Hace 25 años, la voz de John Lennon fue trágicamente callada. Afortunadamente, su legado musical nunca podrá ser callado.