A las 3 de la tarde, mientras almorzaba en el restaurante Angus Brangus, en el sector de las Palmas en Medellín, fue muerto a tiros uno de los protagonistas en el proceso de desmovilización de las Auc, Antonio López. Las autoridades aún no tienen claro los móviles del hecho que se suma a los 184 ex paramilitares que han sido asesinados en la capital antioqueña y que tienen cojeando el proceso. La noticia no pasó desapercibida. Desde que se desmolizó de las autodefensas, López había participado en actos públicos como vocero político de las Auc, en debates con académicos sobre la reincersión, en entrevistas defendiendo el proceso de desmovilización y hasta hablando en el Congreso de la República en enero de 2004.  La historia de Antonio López data de tiempo atrás. Fue militante de izquierda en su juventud e integró una estructura urbana del Eln. Durante los años 80 actuó como líder comunitario y en 1994 se había desmovilizado por primera vez como miembro de esa guerrilla. Además, alias “Job” era una de las personas más cercanas al ex comandante y hoy extraditado Diego Fernando Murillo, alias “don Berna”, y era uno de los voceros de la Corporación Democracia, ong que agrupa a más de 4 mil reinsertados del Bloque Cacique Nutibara y Héroes de Granada. Sin embargo, desde finales del año pasado, Antonio López había decidido bajar su perfil en la Corporación y dedicarse a la consolidación del Movimiento Nacional de Autodefensas Desmovilizadas, lo que lo obligaba a permanecer más tiempo en Bogotá. Semana.com pudo establecer que esa decisión también fue motivada por el reacomodamiento de mafias que por estos días vive Medellín y que ha originado una nueva oleada de violencia de la que no se escapan los desmovilizados y sus jefes (desde que entregaron las armas en 2003, han sido capturados más de 350 hombres en la ciudad). Incluso, desde hace unos meses, organismos oficiales venían tras el rastro de López porque, al parecer, era uno de los hombres que hacía fila para ocupar el espacio dejado por Carlos Mario Aguilar, alias “Rogelio”, en la banda de cobranzas y sicariato, la “Oficina de Envigado”. En una de las últimas entrevistas que dio a los medios este año, Antonio López, negó cualquier vínculo con esa organización o que fuera el heredero de alias “Don Berna”. Dijo, también, que el Estado debía terminar con “la cacería de brujas” que, según él, estaban sufriendo los líderes desmovilizados. Momentos después del asesinato de alias “Job”, el director de la Corporación Democracia, Ubaldo Ayala, envió un comunicado en el que decía: “Nos dejan en un limbo y en la más profunda incertidumbre”, al referirse a los miles de hombres desmovilizados que hoy están en los diferentes barrios de Medellín.  Hay que recordar que tan sólo hace dos meses fue capturado por la Sijín otro líder de la mencionada Corporación: John William López Echavarría, alias "Memín" por los delitos de concierto para delinquir y desplazamiento forzado. Él era el único candidato elegido por esa organización a las Juntas Administradoras Locales de la comuna ocho y era reconocido en algunos barrios del sector oriental de la ciudad. Estos hechos de violencia que se están haciendo más frecuentes en la capital paisa y que involucran a desmovilizados están dejando al descubierto que muchos no se dejaron las armas realmente en Medellín y la dimensión del reto que enfrentan las autoridades locales para desvertebrar íntegramente la delincuencia organizada.