Aunque el vehemente discurso que dio en la noche de este miércoles el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, trasciende por su papel en la Unión Europea, a comienzos de 2002 el presidente de Cuba Fidel Castro también le había escrito una carta a ‘Manuel Marulanda’ conmovido por la situación del niño Andrés Felipe Pérez, quien sufría de un cáncer terminal mientras su padre, el cabo de la Policía José Norberto Pérez, se encontraba secuestrado por el grupo guerrillero. Ni el llamado de este líder socialista (quien hablaba sobre el deber de los revolucionarios para construir una sociedad en la que los niños no sufrieran), ni la terrible historia de esta familia conmovieron a los insurgentes. El pequeño Andrés falleció en diciembre de 2001 y su padre fue asesinado en abril del año siguiente. Recuerda el ex comisionado de Paz, Camilo Gómez, que en una cumbre realizada en Venezuela el presidente Castro se encontró con su homólogo Andrés Pastrana, y éste le contó todo el drama de la familia del policía. A lo que Castro le dijo: “nunca le he pedido nada a las Farc”. Enseguida, de su puño y letra, comenzó a redactar la misiva que llegó hasta ‘Marulanda’, pidiéndole con urgencia la libertad del hombre. A vuelta de correo, las Farc le dijeron al líder socialista que no había de qué preocuparse, pues por la inclemencia de la oligarquía y del Estado muchos niños colombianos morían de hambre, de enfermedades y no tenían educación. Finalmente ‘Marulanda’ le dijo a Castro que lo más importante era lograr el triunfo de la revolución en el país. “Lo que faltaba, ¡que estos me vengan a dar clases de revolución a mí!”, dijo en una reunión privada, un Fidel Castro muy disgustado. Durante la zona de distensión también otro ex presidente se vio desairado por las Farc. Se trató de Daniel Ortega, ex jefe de Estado de Nicaragua y triunfador de una revolución en condición de máximo comandante, la de los sandinistas en su lucha con el dictador Anastasio Somoza. El ex presidente quiso hacer su aporte a la defensa del proceso de paz en Colombia pero su ingreso se produjo en momentos en que las Farc asesinaron a los tres indigenistas norteamericanos en la frontera con Venezuela. En ese momento se armó un debate por la autoría de estos crímenes. Las Farc rechazaron que hubieran sido ellos. Y así se lo dijeron a Ortega a quien le dieron su palabra de revolucionarios. Ortega llamó a los medios y ante las autoridades colombianas exigió no atacar por este hecho a las Farc. Tiempo después se confirmó que fueron las Farc. El autor fue Germán Briceño Suárez, alias ‘Grannobles’, hermano del ‘Mono Jojoy’. Ortega se retiró del proceso colombiano porque consideraba inaudito todo lo que había ocurrido con los activistas estadounidenses Terence Freitas, Ingrid Washianawatok y Larry Gay Laheenae quienes visitaban un resguardo de indígenas uwa en Arauca, fueron asesinados en Colombia por las Farc y sus cuerpos llevados a Venezuela para eludir la responsabilidad. En las mismasAhora el que entra a participar es el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien pide lo mismo a las Farc: que por razones humanitarias liberen a la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt, secuestrada hace seis años en el Caquetá. “Señor ‘Marulanda’, usted lo sabe, no comparto sus ideas y condeno sus métodos, en particular los secuestros que sumen a tantas familias en la desgracia. Ninguna lucha tiene sentido sin el respeto de la dignidad del ser humano, que es el único fin posible de toda acción política”, fueron las palabras que se conocieron este jueves desde París. La historia ha demostrado con hechos que las Farc no toman decisiones por razones humanitarias. Por nombrar algunos: el mayor de la Policía, Julián Ernesto Guevara, murió en su poder de una enfermedad desconocida en febrero del año pasado luego de ocho años de secuestro y, hasta el momento, sus restos no han sido entregados a sus familiares. Hace casi tres años Clara Rojas, compañera de Betancourt, tuvo un hijo mientras estaba secuestrada y las Farc no han dado muestras de querer dejar en libertad al menor, ni han entregado pruebas de vida de él y de su madre. Y cuando el grupo guerrillero se enteró de la muerte de Andrés Felipe, dijo que este caso había desnudado la inhumana actitud de los “medios y la oligarquía colombiana” e insinuaron que el cabo Pérez no merecía la libertad ya que había abandonado al niño y “su calidad moral estaba en duda”. Está visto, entonces, que la lógica del Secretariado de las Farc, emboscado en una selva tupida desde hace más de 40 años, es muy diferente a la de “afuera”, donde el dolor de las familias, desbordado desde hace mucho tiempo, no ha movido la conciencia de ninguno con la facultad de dejar en libertad a alguien que sufre. “Le pido solemnemente que libere a Íngrid Betancourt y no cargue sobre su conciencia el riesgo que significaría su partida”, le dice el presidente francés a ‘Marulanda’ ante el riesgo de muerte (por debilidad física y mental ) que se evidenció en las pruebas de supervivencia conocidas el pasado viernes, luego de la captura en Bogotá de tres presuntos milicianos de las Farc. Pero la guerrilla, no sólo ante la muerte natural sino también ante un rescate fallido, ha responsabilizado en el pasado a la fuerza pública y al presidente Álvaro Uribe de las consecuencias nefastas que puedan ocurrir en estos casos, tal como sucedió con el ex gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria y el ex consejero de Paz Gilberto Echeverri, asesinados en mayo de 2003. Esta mañana, en la página de Anncol (agencia de noticias que divulga el pensamiento del grupo guerrillero) dio a conocer una respuesta preliminar de las Farc a las palabras del presidente Sarkozy. “La mediación internacional no debe convertirse en favores, al uno o al otro bandos en disputa, así se pierde la credibilidad y confianza de una de las partes”, se alcanzó a leer en la web. Para las Farc no tiene sentido la liberación unilateral de secuestrados o guerrilleros: “intercambio es intercambio, estos son los suyos y estos son los míos, es lo que se puede entender en los convenios internacionales sobre el tema”. Por su parte, durante una ceremonia militar, el presidente Uribe se ratificó en su decisión ya conocida: no despejará Florida ni Pradera, los dos municipios del Valle que exigen las Farc para comenzar a hablar. Por estas palabras es que muchos conocedores del tema son pesimistas frente al escenario actual. “Las Farc no van a liberar a Íngrid por una carta de Sarkozy. Esto lo único que hace es que las Farc recuperen protagonismo internacional. Que el Presidente de Francia se dirija a ellos en público, con nombre propio, es de una utilidad pare ellas enorme. La negligencia del gobierno colombiano ha renovado la capacidad política internacional de las Farc”, agrega Camilo Gómez. La respuesta es lamentable. Sin embargo, las esperanzas no sucumben ante una llamado tan importante como el del Presidente de Francia. Lorenzo Delloye, hijo de Betancourt, dijo sobre sus palabras: “esto no se ha visto antes y yo creo imposible que las Farc puedan permanezcan insensibles ante un pronunciamiento como este”, aseguró. Ahora la senadora Piedad Córdoba, en compañía de la mamá de Íngrid Betancourt, Yolanda Pulecio, viajarán a Buenos Aires para encontrarse con la presidenta electa de Argentina Cristina Fernández, en la búsqueda de apoyo para recuperar el camino al acuerdo humanitario.