Clive Owen es uno de los actores británicos más importantes en Hollywood hoy en día. Hizo su aparición en el cine con la producción británica ‘Vroom’, en 1988, y pasó casi de inmediato a convertirse en una figura de la televisión en el Reino Unido en la serie ‘Chancer’. Pero solo ganó notoriedad mundial cuando protagonizó en 1998 la cinta ‘Croupier’, sobre la vida en los casinos. Entonces se encumbró. Formó parte del elenco de ‘Gosford Park’, de ‘La identidad Bourne’ e hizo el papel protagónico de El rey Arturo en 2004. La nominación al Oscar le llegó por su papel secundario en ‘Closer’ y se ganó los aplausos por su participación en ‘Sin City’ y en ‘Los hijos del hombre’. En ‘Elizabeth, la edad de oro’ hace un papel histórico de vital importancia para los británicos: es sir Walter Raleigh. SEMANA: ‘Elizabeth, la edad de oro’ parece una obra épica de teatro. ¿Esa siempre la fue la intención del director? Clive Owen: Creo que sí, y hay elementos que lo confirman. Es una pieza teatral, grande, al igual que la primera película, ‘Elizabeth’. El director Shekhar Kapur tiene su particular estilo. Fui un fanático de la primera cinta por su perspectiva, por la manera en que estaba filmada y por los ángulos de la cámara. En ambas películas el director hace que las cosas se sientan como si fueran inmensamente importantes, y que el destino de las naciones será decidido en esas escenas. Se siente épica. SEMANA: ¿Fue su gusto por Elizabeth lo que lo acercó a esta película? C.O.: Así fue. Y el guión que era realmente bueno. Firmé con un año de antelación previa al rodaje. Tenía otras cosas en fila, pero cuando me dijeron que tenían esto en mente, con Cate Blanchett como la reina Elizabeth, con Geoffrey Rush como Sir Francis Walsingham y el director Shekhar, no tuve que pensarlo dos veces. SEMANA: ¿Fue Shekhar el que le pidió ser Sir Walter Raleigh? C.O.: Todo se dio a través de mi agente. Es extraño, porque a pesar de que vivo en Londres, todo lo que sale viene a través de Los Ángeles, incluso si se trata de una película británica. SEMANA: la película se siente cercana a la primera … C.O.: Eso me impresionó.Es una cinta abierta y abrumadora, más incluso que la primera, por sus escenas en el mar. Eso me sobrecogió. El guión siempre fue ambicioso y tenía en mente finalizar con toda la batalla en el mar, siempre tan grande y abierta como fuera posible. SEMANA: ¿Cuánto tiempo invirtió en conocer la vida de sir Walter Raleigh? C.O.: Leí una biografía enorme, y probablemente habrían tenido que hacerse tres películas individuales para tratar de abarcar todo lo concerniente a este hombre. Es difícil leer un libro tan completo y hacer luego una película como estas. Porque mi papel en la cinta representa solo una cierta cosa, y nunca se pueder abarcar todo lo que Raleigh fue en realidad: uno de lo personajes más ricos de quien haya leído, un inmenso explorador, un hombre de acción que exploró el Nuevo Mundo y liego llegó a la corte y se volvió uno de los hombres más cercanos de la reina. Secretamente se casa con Bess, una de las doncellas de la reina, es enviado a prisión y escribe ‘La historia del mundo’ durante 30 años que pasa en la cárcel. Fue un escritor, un explorador, un poeta, todo, y eso no lo puedes mostrar en una película. Fue extraordinario. SEMANA: Su piratería fue sucia, y con ella se enriqueció la corona, ¿o no? C.O.: Así fue, sobre todo al inicio, eso fue lo que pasó. Ellos estuvieron afuera, asaltando, y fueron piratas. No hay otra palabra para ello. Y ese elemento de la cinta está basado en la realidad. Salían por ahí y secuestraban barcos españoles y se traían sus cargamentos. SEMANA: ¿Hay referencias históricas a un posible amorío entre Raleigh y la reina Elizabeth? C.O.: En los escritos se confirma que fue favorecido increiblemente. Era extremadamente bien visto luego en las cortes, Elizabeth se volvió su confidente y tuvieron una relación cercana. Nadie sabe qué tan lejos llegó esta relación, La cinta nunca muestra que se consume algo y no hay duda alguna que él era su confidente y que pasaban mucho tiempo juntos. SEMANA: Raleigh trajo el tabaco y las papas a Inglaterra. Como quien dice, influyó en la vida nocturna... C.O.: ¡Es verdad, tiene mucho que decir por eso! SEMANA: En la cinta parece representar el deber y el honor. ¿Eso es cierto? C.O.: Creo que sí es, pero también hay un momento en la cinta cuando Elizabeth se está convirtiendo casi en un ser divino y él representa la tierra. Es un tipo que le representa a ella las opciones que habría tenido ella en ese otro mundo. Es una relación de amor que casi no sucede porque el destino de ella está en otra parte y no puede escaparse de él. SEMANA: Elizabeth lo llama ‘seductor profesional’... C.O.: Eso también está basado en los hechos. Fue un seductor, un romántico y un encantador. No se lo inventó la cinta. SEMANA: La Elizabeth de Cate Blanchett es fuerte y elegante. ¿Se parece a la actriz misma? C.O.: Sí, Cate is super fuerte e inteligente. Es definitivamente la mejor actriz de ahora y lo ha sido por mucho tiempo. La otra Elizabeth se hizo hace nueve años y desde entonces ella ha estado en la cima. SEMANA: Cuando ve hacia atrás, ¿cuáles son los momentos definitivos? CO: La han definido cambios increíbles. El primero, que es haber entrado en la Real Academia de Arte Dramática. Había cantado en la universidad de Conventry por dos años, audicioné y entonces entré, y eso cambió mi vida, porque dejé Conventry, me moví a Londres y comencé un camino propio, el que quería. Eso fue algo mayúsculo. Ahí entré a la serie de TV ‘Chancer’ poco después de irme, que me lanzó en la televisión. La siguiente etapa fue ‘Croupier’, y entonces ‘Closer’, que fue otro gran cambio. Fue un gran papel, con una guión brillante, elenco increíble y brillantemente dirigido. SEMANA: ¿Siempre quiso ser actor? C.O.: Jugué en el colegió a ser actor. Me metí en Conventry a estudiar teatro juvenil y sí, era lo único que quería. SEMANA: ¿Su madre y su escuela lo apoyó en la idea? C.O.: No, no mucho. Pensaron que estaba loco. Mi profesor pensó que era un chiste. Yo quería ser actor y un colega quería ser guitarrista y el profesor nos dijo que éramos tontos. Quería que consiguiéramos un trabajo de verdad en vez de creer en estas fantasías tontas.