El pueblo se encontraba anteriormente divido en dos. Los habitantes de arriba, 'Quiebralomo', junto con los de abajo, 'La Montaña', se insultaban y tiraban piedras en los días de ferias. Luego de varios años, el gobierno decidió unirlos en un solo pueblo: 'Riosucio' y para evitar que el odio entre ellos acrecentara los curas de los dos pueblos se ingeniaron un espíritu del perdón con cuerpo del diablo, el cual permanecía durante las fiestas uniendo a la gente en torno a la alegría y el perdón. Hoy hay más visitantes que habitantes riosuceños en los Carnavales acompañando al diablo. En su recorrido por todo el pueblo, unen los espíritus y disfrutan de la alegría de dar la bienvenida al nuevo diablo dando así inicio a un Carnaval inolvidable para todos. Fiesta en la cual, tanto los habitantes como las colonias que vienen de todas partes del país, se visten de colores e iluminan sus rostros de mirella para danzar en cuadrillas y cantar junto a calabazas, gente de todas las razas, a tigres, cisnes, equipos de fútbol, silleteros, junto con manos que nos enseñan su lenguaje y cuanta interpretación del diablo exista. El diablo es pues por excelencia el rey del carnaval y se encuentra durante el tiempo de las fiestas custodiando las dos plazas junto con sus dos iglesias, custodia el pueblo de Riosucio de tan adversarios tiempos en los cuales los grupos armados rodean por ahí para no molestar al diablo y dejar que sus conjuros traten de hacer efectos de unión y paz entre los colombianos. *Corresponsal de SEMANA en Medellín