La Ley de Murphy es sencilla: si algo tiene que salir mal, saldrá mal. Y ese parece ser el destino de los últimos movimientos del presidente Uribe para allanar el camino a un intercambio humanitario. Sobre todo después de escuchar las explicaciones del Jefe del Estado para liberar a 180 guerrilleros de las Farc, entre quienes se encuentra Rodrigo Granda, considerado ‘el canciller’ de esa organización insurgente.Y es que tras la alocución del presidente Uribe, en cadena por todos los canales de televisión, muy pocas cosas quedaron en claro. Por ejemplo, el Primer Mandatario contó que había tomado la decisión de liberar a Granda por una solicitud que le hizo el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy. Sin embargo, aseguró, que no le había preguntando por qué hacer efectiva semejante decisión, ni precisamente por qué ese hombre, sin duda el pez más gordo de la guerrilla que hasta ahora estaba tras las rejas. Eso sí, el presidente anunció que Granda era desde ahora nombrado como ‘gestor de paz’ a quien se le brindarían todas las garantías para su protección y sus movimientos. Precisamente, la Conferencia Epsicopal ratificó el ofrecimiento de su sede en Bogotá para que Granda permanezca allí temporalmente. Y decidió acompañar todas las iniciativas dirigidas a buscar la libertad de los secuetsrados, mientras el Gobierno y las Farc privilegien los principios humanitarios sobre cualquier decisión política o territorial que ponga en peligro la vida de los secuestrados.   "Las partes mencionadas cuentan  hoy con propuestas técnicas que en su momento fueron avaladas favorablemente, el respaldo de importantes sectores de la comunidad internacional, nuevas posturas y manifestaciones mutuas de voluntad política, el apoyo de la comunidad nacional y la superación de diferencias que en otro momento representaron obstáculos para la concreción de un acuerdo humanitario", dice el comunicado.       Hasta ahí la cosa puede pintar bien: el problema es que ni Granda ha aceptado y, lo más grave, es que las Farc no le han dado el visto bueno para que sea su vocero autorizado para iniciar las gestiones a un intercambio humanitario. Miguel González, abogado de Granda aseguró que éste fue liberado contra su voluntad y que por ello "las posibilidades y las expectativas de un acuerdo humanitario están en serias dudas y están en punto muerto". Además, Uribe parte de un presupuesto equivocado al afirmar que antes de tomar estas decisiones se las consultó a todos los representantes de las instituciones colombianas. Lo cual suena lógico. Lo sorprendente es que ni siquiera tuvo en cuenta hablarlo con las Farc que son las que tienen los secuestrados. El presidente fue enfático al explicar que él no era como los gobiernos anteriores a su administración que iban corriendo a consultarles o a Manuel Marulanda o a Carlos Castaño. Es decir es un diálogo de sordos. Porque los que están en guerra y tiene los secuestrados pudriéndose en la selva son los miembros de las Farc. Y es de suponer que a ellos no les va a ablandar el hecho de que el presidente los quiera poner contra la pared al mostrar lo despiadados que son ante la comunidad internacional, en general, y ante el presidente de Francia, en particular. Es más quienes posiblemente a estas alturas sean los únicos ganadores son las mismas Farc. Porque ya tienen claro con qué guerrilleros cuentan en las cárceles, cuáles son leales y cuáles son traidores a la causa. Es por esto que el promocionado discurso del Jefe de Estado provocó en el ambiente más desazón y confusión. Con excepción de su insistencia en darle al guerrillero garantías para que facilite un intercambio humanitario, las revelaciones fueron pocas a las publicadas durante el fin de semana por los medios de comunicación. El día definitivo Una semana después de que anunciara que tenía una noticia muy importante para comunicarle al país y que sólo la podría anunciar el 7 de junio, el presidente Uribe decidió destapar sus cartas frente al acuerdo humanitario. En una alocución de más de 30 minutos que terminó convertida en una rueda de prensa, Uribe le dijo este lunes a los colombianos que la excarcelación de más de 180 guerrilleros de las Farc se debe a un “gesto unilateral humanitario”. El presidente empleó la primera parte de su discurso en enunciar las que él considera son acciones generosas de su administración en procura de un acuerdo para la liberación de los 53 militares, policías y políticos secuestrados por las Farc, entre ellos los tres ciudadanos norteamericanos. Luego anunció que por razones humanitarias decidió liberar a los guerrilleros y que en una de sus cuatro más recientes conversaciones con el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, éste le solicitó liberar también a Granda, considerado el ‘canciller’ de las Farc. Uribe dijo que dicha decisión fue consultada con todas las esferas políticas y judiciales del país y también con sus contrapartes en Paraguay, país en el que Granda es procesado como autor intelectual del asesinato de la hija del ex presidente Raúl Cubas, Cecilia. Aunque dijo desconocer las razones por las que Sarkozi insistió en la liberación de Granda, Uribe accedió a tal petición asegurando que está interesado por su interés par a buscar un acuerdo humanitario. A cambio, Sarkozy se comprometió a promover el apoyo a la política de seguridad de Colombia en la cumbre del G-8 que comienza este siete de junio en Alemania. Aquí otra pregunta: ¿Y es que acaso en el G-8 había dudas de los notables y muy positivos resultados de la política de seguridad del presidente Uribe en el país? Más dudas Por si esto fuera poco, el mismo Uribe reconoció en su discurso que no logró convencer a Granda de que renuncie a su condición de guerrillero y lo máximo que obtuvo fue un mensaje con el alto comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, en el que “dice que quiere trabajar por la paz”. Aunque el caso de Granda es el más sonado por su importancia en el comité internacional de las Farc, el caso de la excarcelación de los guerrilleros también tiene enredado al gobierno y lo hizo blanco de críticas en distintos sectores de opinión, incluida su propia bancada. En primer lugar, Uribe dijo durante sus primeros cinco años de mandato que no podía hacer el intercambio humanitario debido a que no tenía facultades para excarcelar presos -ese tema es de competencia de la justicia, no del gobierno- para finalmente darse cuenta de que la Ley de Orden Público sí le permite hacerlo. Y en segundo término, le cuestionan que lo haya hecho sin lograr nada a cambio por parte de la guerrilla. Es decir, liberó a los guerrilleros pero no obtuvo el compromiso de que las Farc hagan lo propio con los rehenes, algunos de los cuales llevan casi 10 años en su poder. Entre las personas que se han mostrado críticas por las decisiones del presidente está Mélanie Delloye, la hija de Ingrid. Sobre las críticas que desde Francia hizo al presidente la joven, Uribe dijo que las entiende como las declaraciones de una niñita dolida por el plagio de su madre. Sin embargo las críticas a la decisión no provienen solo de la familia de Betancourt sino de casi todos los parientes de los plagiados, para quienes la liberación unilateral es más “show mediático” que un verdadero avance hacia la solución de su drama, pues en nada compromete a las Farc. En ese sentido, los familiares no se explican, por ejemplo, cómo es que el gobierno insiste en nombrar como contraparte para las aproximaciones con las Farc a una persona que no ha sido reconocida como tal por ese grupo. Desde la perspectiva del gobierno francés la medida tiene más fácil explicación, dado que al momento de su captura por uniformados colombianos en territorio venezolano Granda era una especie de mediador par ala liberación de Betancourt, quien por tener nacionalidad francesa es la secuestrada que más le interesa a ese país. En conclusión, el presidente no convenció a Granda para que se convierta en la clave para desenredar el ovillo, puso a dudar a los familiares de los secuestrados y se encontró con un portazo de las Farc. Lo que ha de salir mal, puede empeorar. Sin embargo, el presidente puede salirse con la suya si logra que las Farc se ablanden cosa que se ve bastante complicada a juzgar por su rotunda negativa en el comunicado divulgado el domingo “desde las montañas de Colombia”. Farc rechazan excarcelación La guerrilla de las Farc rechazó la propuesta del presidente Álvaro Uribe de excarcelar a varios centenares de insurgentes con el fin de allanar el camino para buscar un intercambio humanitario. Las Farc aseguran que en realidad el Gobierno busca con esta iniciativa tender una cortina de humo para tapar los escándalos de la parapolítica y de las intervenciones telefónicas ilegales. La respuesta de las Farc fue divulgada a través de la agencia Anncol y se titula “El engaño”. El siguiente es el texto del comunicado del grupo insurgente. 1. Con la libertad condicionada de presos el Presidente busca ocultar su verdadera intención de impedir que las autoridades judiciales avancen en sus investigaciones a congresistas, militares, personalidades y contra su Gobierno, por evidentes nexos con la narco-para-política y por su responsabilidad en múltiples y espantosos crímenes contra civiles acusados de apoyar a la guerrilla e inútilmente también pretende tender cortinas de humo alrededor del espionaje telefónico ordenado y usufructuado por el mismo y por su cada vez más indignante servilismo ante las imposiciones de la Casa Blanca. 2. Esta farsa uribista es otro engaño a los familiares y amigos de los prisioneros de ambas partes que, además, distorsiona la característica de los presos para abultar las cifras, ya que mete en un solo saco: a. Guerrilleros, los cuales mantienen su dignidad revolucionaria rechazando el tramposo ofrecimiento y exigiendo el Canje. b. Desertores, que traicionaron a las FARC y por su decisión dejaron de ser guerrilleros, los que naturalmente no son ni pueden ser, parte de ningún Canje. c. Población civil, acusada de guerrillera. 3. El demagógico anuncio de liberar unilateralmente presos nada tiene que ver con un Canje que será el resultado de acuerdos entre el Estado y la insurgencia revolucionaria, donde se definan criterios, tiempos, nombres, garantías, veedurías y mecanismos. Las FARC rechazan las falsas promesas de quienes pretenden convertir el clamor nacional por el Intercambio Humanitario en propaganda para curar las heridas causadas por la política neoliberal y terrorista de un Régimen ilegal como el de Uribe. 4. La concreción de un Canje exige realismo político y seriedad de parte del gobierno y reclama el abandono del doble juego oficial que prevalece ya que mientras se distrae con la propaganda de la liberación de los presos, las tropas oficiales continúan intentando rescates a sangre y fuego sin importarles para nada la vida y la integridad de los prisioneros. Reiteramos hoy, la necesidad de despejar los municipios de Florida y Pradera para concretar allí, los términos de un Acuerdo Humanitario. Secretariado del Estado Mayor Central FARC-EP