Pocos como ella conocen al mismo tiempo los secretos más escondidos de los jefes de las autodefensas y los temores de los dirigentes políticos que actuaron en connivencia con los ex paras para beneficiarse con su accionar armado. Por eso la declaración de la ex representante Rocío Arias tiene con los pelos de punta a más de un funcionario público y promete ser reveladora para las autoridades que investigan la ‘parapolítica’. Mucho antes de ser requerida por la Fiscalía, antes incluso de que comenzara el proceso contra los políticos que tuvieron nexos con paramilitares y antes también de ser elegida como congresista, Arias era ya reconocida por su cercanía con algunos de los jefes de autodefensas que operaban en el Bajo Cauca antioqueño, especialmente en el municipio de Caucasia, en donde obtuvo el caudal electoral que le permitió hacerse a un escaño en la Cámara de Representantes en 2002. Por eso el hecho de que reconozca pertenecer al ala política del grupo armado que aterrorizó a medio país no sorprende mucho si se le mira de manera aislada. Aterra, eso sí. El país la vio, con transmisión en directo por televisión, en franca camaradería con los capos de las AUC. También fue televisada la recepción que les hizo a Ernesto Báez, Ramón Isaza y Salvatore Mancuso en plena sesión del Congreso. No se ruborizó al entrar al Capitolio del brazo de ellos, ni los saludó a escondidas, ni los buscó por la puerta de atrás de la zona de distensión, ni negó su cercanía con ellos cada vez que era interrogada sobre el tema. Teniendo en cuanta estos antecedentes, las palabras de su abogado, Abelardo de la Espriella, a la salida de la diligencia de indagatoria en la Fiscalía, en Bogotá, tampoco sorprendieron mucho: "Ella confesó y aceptó los cargos y solicitó una sentencia anticipada”. Lo que no deja de despertar inquietud es qué tanto puede decir Arias ahora que tiene que negociar con la justicia para que le reduzcan la pena. La ex parlamentaria siempre aseguró que Eleonora Pineda y ella no eran las únicas legisladoras que habían tenido contactos con las autodefensas y recientemente indicó que el listado de procesados por la Corte Suprema y la Fiscalía tampoco está completo. Una y otra vez, cuando era señalada en el Congreso como ficha de los paras, criticada por su oposición a la extradición, expulsada de las listas uribistas para la campaña al Congreso o simplemente ignorada por sugerencia de políticos aparentemente ‘limpios’, Arias repitió la misma frase que hoy retumba en la cabeza de más de un dirigente: “El país tendrá que saber algún día quiénes más fueron amigos de las AUC”. ¿Qué más conoce Rocío Arias?, ¿qué otra cosa puede decir que no se sepa aún?, ¿qué políticos de los que tienen rabo de paja estarán pasando de agache en medio de la tormenta de la parapolítica? La ex legisladora, y hoy vocera oficial de los paramilitares recluidos en la cárcel de Itagüí, parece dispuesta a dar pistas sobre algunos capítulos inéditos de este vergonzoso episodio. Curiosamente, existen personas a las que parece no gustarles mucho la idea de que ella hable. De hecho son varias las amenazas que ha recibido su familia desde cuando se hizo pública la fecha de su indagatoria. En manos de la justicia está la labor no solo de investigar a fondo para establecer la veracidad de su testimonio, sino de velar por la seguridad de quien parece ser una testigo directa de muchas de las cosas que aún no se saben.