Colombia es un país que tiene muchas “primeras veces en la historia” y, esta vez, el triste debut es para el Ejército: el mayor Javier Efrén Hermida Benavidez y el capitán Luis Eduardo Barrero, integrantes la Regional de Inteligencia Militar del Ejército (Rime), fueron imputados por los delitos de estafa y transporte ilegal de explosivos. "La Fiscalía ha concluido, en el caso de los supuestos falsos positivos y en particular del supuesto atentado al centro comercial Caracas (en el sur de Bogotá), que no se trató de un acto terrorista ni de una acción de inteligencia militar: Fue un montaje", dijo Iguarán en una rueda de prensa. Agregó que los dos oficiales, con la colaboración de civiles, fraguaron el montaje "con el propósito de obtener un reconocimiento en su carrera militar". Este hecho no tiene antecedentes en el país. Al conocer la decisión, el Ministerio de Defensa emitió un comunicado en el que notifican el retiro del cargo de los oficiales, mientras se da un dictamen definitivo sobre el caso. Además, reiteraron su apoyo a las investigaciones que adelanten las autoridades sobre el caso. Lo que más anhela esta cartera, desde luego, es que las pesquisas se adelanten con la mayor prontitud, pues reconocen que “hechos como estos afectan la moral y entereza de más de 350 mil personas que conforman las fuerzas armadas de Colombia”. Cuando en septiembre los medios de comunicación develaron las evidencias de que los militares, con la ayuda de una ex guerrillera conocida con el alias de ‘Jessica’, cargaron con explosivos tres vehículos en Bogotá, Sibaté y Fusagasugá, e hicieron estallar uno cerca de la Escuela Militar, tanto el Gobierno como la cúpula militar salieron en su defensa y fueron flexibles ante los indicios que ponían en duda la labor de los oficiales de inteligencia. Pero ahora, con los cargos que se le imputan a estos dos militares: ¿en qué quedan las palabras de respaldo del presidente Uribe, el Ministro de Defensa y el Comandante del Ejército? Al celebrar sus primeros cien días de gestión, el ministro de Defensa Juan Manuel Santos dijo en un discurso que le parecía “absurdo” que un oficial de inteligencia no pueda hablar con sus fuentes o camuflar su identidad sin que esto suponga que está cometiendo un delito, haciendo una clara alusión al caso de los supuestos montajes. “¿Cómo se espera, entonces, que pueda realizar su labor y anticipar los planes de las organizaciones terroristas?”, se preguntaba el ministro antes de admitir que sus Fuerzas Militares necesitaban un trabajo inteligencia más avanzado. Lo que no sabía él era que para la unidad de Terrorismo de la Fiscalía fueron suficientes los testimonios de Farid Mota y Evaristo Castillo Tovar (ex guerrilleros de las Farc presos en la cárcel La Picota); los extraños encuentros de Hermida y Barrero con ‘Jéssica’; y los testimonios de un taxista que sólo recibió parcialmente una recompensa para formular los cargos. Esta mañana, tanto el mayor Hermida como el capitán Barrero hablaron por primera vez con los medios de comunicación. Vestidos con su uniforme de gala, a la salida del Ministerio de Defensa hablaron en tono tranquilo y seguro sobre el trabajo de inteligencia que adelantaron a mediados de este año. “Las operaciones de inteligencia para ese momento se podían hacer con el procedimiento que nosotros hicimos. Además, tenía el aval de mis superiores”, aseguró el mayor. Enseguida, el capitán dijo que se acogerían a las decisiones de la Fiscalía, pero que pronto demostrarían su “inocencia y la verdad sobre lo que ocurrió. Pero estas palabras no calmaron a la oposición del Gobierno. El Partido Liberal pidió la renuncia del ministro Santos, quien sin conocer a profundidad los hechos, defendió a capa y espada a los militares. Mientras tanto el senador Gustavo Petro, del Polo Democrático, prefirió que a cambio de la renuncia del Ministro, se cambie la política de ascenso de los oficiales de alto rango. Este viernes, en una audiencia, los militares deberán comparecer ante un juez por los cargos que se le imputan.