Durante sus años como líder de Irak Saddam Hussein fue temido por su crueldad. Sus dos hijos fueron criados a su imagen y semejanza. Uday, el mayor, era la cabeza tanto del Comité Olímpico Iraquí (COI) como de la federación de fútbol y su brutalidad llegó a tal punto que muchos observadores afirman que uno de los motivos para que Estados Unidos no derrocara a Saddam en la primera guerra del golfo, en 1991, era el temor a que Uday ascendiera al poder.En 1984, cuando tenía tan sólo 20 años, su padre lo puso al frente de los asuntos deportivos del país como una manera de enseñarle a gobernar. Impulsivo y sádico, Uday se hizo celebre por sus torturas a los atletas cuando regresaban después de una derrota. Bajo su gestión, la sede del COI se convirtió en un centro de torturas de todo tipo, principalmente golpizas. Los deportistas no eran los invitados exclusivos de aquellas celdas, pero sí unas de sus principales víctimas. En algunos casos les afeitaba las cejas, lo cual se considera una humillación para los varones musulmanes. En otras los arrastraba hasta dejarles la piel de la espalda en carne viva, pero su tortura favorita, conocida como la falaqa, consistía en colgar en una viga a la víctima por las rodillas para golpearla repetidamente en la planta de los pies.En 1997 la Fifa envió una comisión a investigar las denuncias de los miembros del equipo de fútbol que alegaban haber sido torturados después de una derrota en un partido de eliminatoria mundialista frente a Kazajstán. Una vez en el país los investigadores sólo pudieron hablar con la gente escogida por Uday y terminaron exonerándolo de las acusaciones. ¿quién se iba a atrever a hablar en su contra?Según algunos reportes de iraquíes en el exilio, por lo menos 52 atletas fueron asesinados durante los años en que gobernó Hussein. Se trataba de un régimen del terror. Uday estaba convencido de que si las personas veían que a él no le temblaba la mano para golpear a los héroes deportivos entonces estarían aún más atemorizados.