La actriz y promotora mundial del teatro, Fanny Mikey murió en la madrugada de este sábado en la clínica Sebastián de Belalcazar de Cali, donde se encontraba recluida desde hacía 15 días por una complicación renal. De origen argentino, pero colombiana por adopción, Mikey dedicó gran parte de su vida a cambiar la cara teatro y la cultura en nacional. El Festival Iberoaméricano de Teatro de Bogotá, un evento de impacto mundial, quedará como una de sus obras más importantes.Fanny Mikey llegó a Colombia en 1959 detrás de un amor. Se quedó en el país por amor, amor al teatro, su gran pasión. Esa que nunca la dejó dormir más de cuatro o cinco horas cada noche. No comía bien tampoco y por descuidar su salud sufrió casi toda la vida de tensión alta. Aún así pocas cosas hacían que parara su acelerado ritmo de trabajo. Estuvo varias veces en cuidados intensivos, pero aseguraba que la salvó su devoción por María Auxiliadora de quien cargó siempre una medallita al cuello. Lo curioso es que ella, hija de un inmigrante Lituano en Argentina era judía. Soñaba con morir sobre el escenario del Teatro Nacional de La Castellana, cómo escribió en su propio obituario publicado en Soho en 2006, pero la muerte se la llevó en Calí, la ciudad en la que vivió durante sus primeros años en Colombia. Aunque nunca perdió su acento porteño, se sentía completamente colombiana y trabajó hasta el último día por la cultura de su país adoptivo. Gracias a ella, Bogotá se convirtió en un epicentro del teatro mundial cada dos años, cuando organizaba el Festival de Iberoamericano de Teatro que celebró su onceava edición en marzo de este año. Esta gran empresaria del teatro en Colombia fundó en 1981 la Fundación Teatro Nacional, la cual cuenta con tres escenarios en Bogotá. Allí actuó y dirigió innumerables obras y además se destacó por sus dotes administrativas gracias a las cuales siempre logró, después de mucho patalear, pelear y llorar, el apoyo del gobierno y la empresa privada para seguir desarrollando todos los proyectos que tanto enriquecieron el panorama cultural nacional. A sus 76 años seguía igual de activa que siempre, pero la complicación renal que desarrolló le impidió presentar durante el fin de semana del 2 de agosto las presentaciones de su show: “Perfume de arrabal y tango” en Cali. Espectáculo que tenía planeado para celebrar sus 60 años de vida artística. Desde entonces estuvo internada en la clínica Sebastián de Belalcázar en donde se tambaleó entre un estado bastante grave a estable durante varios días. Dejó este mundo en la misma ciudad en donde gracias al Teatro Experimental de Calí, junto a Pedro Martinez, el amor que llegó persiguiendo, y Enrique Buenaventura, empezó a cambiar la cara de este arte en el país. Como buena mujer de las tablas creía firmemente que “el show debe continuar”. Expresó en varias entrevistas que no le temía a la muerte y que al contrario, deseaba que en su funeral tocaran el grupo Niche y Joe Arroyo para que todos pudieran bailar y celebrar su vida. El país recordará su voz ronca, sus carcajadas, sus hermosas piernas, su pelo rojo como el fuego y la explosión de emociones que se desprendían de Fanny. Una visionaria que marcó la historia y que todos vamos a extrañar.