Desde que votó en Puente Aranda, al sur de Bogotá, se sabía que las posibilidades de fraude iban a ser el centro de su discurso. Fue de lo único que Gustavo Petro habló cuando dio declaraciones a la prensa: "Cualquier ciudadano que sienta vulnerado su derecho, grábelo y remítalo a nuestra campaña. No se deje pisotear su voto", dijo.Acceder a él fue casi imposible. Se movía al paso de sus escoltas. A la salida del Colegio Marco Antonio Carreño Silva, en donde votó, más de cien personas gritaban su nombre y esperaban su saludo. Se arriesgó, tomó impuso y empinado saludó a la gente. No llevaba chaleco antibalas ni ninguna otra protección.Puede leer: Petro, solo contra todosDe ahí en adelante fue imposible volver a verlo. Se decía que estaba en el hotel Dann Carlton de la calle 94, al norte de Bogotá, y que allí probablemente esperaría los resultados.Hacia la una y media de la tarde no había nadie en frente del hotel. Solo 4 carros blindados y los familiares de una congregación cristiana que salía de un retiro espiritual. Los vigilantes del hotel aseguraban que el candidato estaba almorzando en un apartamento que alquiló en el hotel y que el equipo de prensa había dicho que "la gente estaría en Teusaquillo, en la sede de Colombia Humana". Por su parte, el sargento que lidera el esquema de seguridad del candidato decía algo similar: "si él fuera a recibir acá resultados nos hubiera dicho, para organizarnos mejor".A esa hora era incierto dónde el candidato recibiría los resultados de la consulta. Mucho más, si los recibiría en público o si, por precaución, solo estaría con su familia y su equipo más cercano.Le sugerimos: La otra encuesta, así quedan los presidenciables tras las elecciones del 11-MMás al sur de Bogotá, en Teusaquillo, en la sede de Colombia Humana había poca gente. No sabían dónde estaba el candidato y si iba a estar allá. Augusto Rodríguez, vocero de este movimiento, le dijo a SEMANA que lo único que sabían era que la posibilidad de un fraude electoral tras la escasez de tarjetones para ambas consultas interpartidistas era la prioridad en ese momento y que en pocos minutos publicarían un comunicado en el que rechazaban la invitación del Consejo Nacional Electoral de alargar las votaciones dos horas, hasta las 6 de la tarde: "Preferimos cumplir con la ley y que la jornada electoral termine como siempre, no como el presidente, el Registrador Nacional y el Consejo Nacional Electoral que decidieron violarla cuando no quisieron digitalizar los formularios e imprimir 3 millones menos de los tarjetones que debieron haberse impreso".Hacia las 5 de la tarde, el ambiente en La Bodega de Petro, el lugar en Galerías en el que Hollman Morris convocó a los seguidores de Petro, era otro. Los petristas celebraban con júbilo el triunfo arrasador del candidato sobre su contendor Carlos Caicedo -con el 85 por ciento de los votos escrutados- y advertían que este no debía rechazar los resultados, pues más allá de si hubo fraude o no, el margen tan grande con el que ganó demuestra que en cualquier condición habría ganado.Le puede interesar: “Unidos ganaremos en primera vuelta con Petro”: Carlos CaicedoA las 6 de la tarde, el equipo de prensa del candidato anunció que este se pronunciaría en la recepción del hotel Dann Norte, en la calle 94 con 19. Una media hora después, acompañado de su esposa y sus hijos, el candidato dio una rueda de prensa en la que reconocía la victoria y denunciaba de nuevo la falta de garantías que hubo en estas elecciones. Reiteró que no compartirá su gobierno con las Farc y que las cuentas dan para pasar a una segunda vuelta.Cerca de media hora después se retiró a pensar en lo que viene de aquí a la primera vuelta de las elecciones presidenciales el próximo 27 de mayo, en el futuro de la Lista de la Decencia -que logró 4 senadores y 2 representantes a la Cámara- y en qué pasaría si en esos comicios logra una votación tan significativa como la de hoy: casi 3 millones de votos.Así fue el día en que Gustavo Petro se consolidó como el gran referente de la izquierda en la Colombia.