Esta semana, un operativo de la Fiscalía dio con la captura de 31 integrantes de una banda que trasladaba marihuana tipo crypi desde el Cauca hacia Medellín, Cali y Bogotá. La forma de vender estas sustancias no tiene punto de comparación con la imagen que hasta ahora se conocía del jíbaro ocultando la droga en cualquier parte de su cuerpo. Las calles de lujosos barrios de Medellín fueron transformadas para adaptar sofisticados circuitos de caletas, lo cual les permite a los expendedores no arriesgarse cargando más de la dosis permitida para repartirla a los compradores.   Uno de los sistemas de consiste en materas electrónicas que se desplazan de su sitio para permitir la apertura de una caleta subterránea, que puede ser casi imperceptible para las autoridades (ver video). Los postes de luz también fueron adaptados con poleas manejadas a control remoto que permiten esconder la droga en las alturas, y solo cuando el comprador necesita recoger la droga, una canasta baja hasta sus manos y él deposita el dinero.Para las solicitudes, que podían ser a domicilio, la banda habilitó un call center que funcionaba las 24 horas del día y llegaba todos los rincones de la ciudad, incluidas universidades. Fueron más de 300 horas de grabaciones obtenidas por la Fiscalía, que permitieron establecer cómo se pedía y se entregaba la droga. Puede seguir leyendo: Así cayó la banda que iba a inundar Medellín con 10 millones de gomitas de LSD