Si alguien ha acompañado a Claudia López durante toda su vida ha sido su madre, María del Carmen Hernández. Pero en esta campaña por la Alcaldía de Bogotá ha estado particularmente presente. Con 70 años y la fortaleza de un roble se le vio recorrer las calles para contar el programa de gobierno de su hija. “Yo creo que si mi mamá hubiera sido la candidata, habríamos ganado con mucha ventaja”, dijo la nueva alcaldesa, en una entrevista con SEMANA.  El 27 de octubre cuando se supo que Claudia López fue elegida como la nueva mandataria de la ciudad, después de besar a su pareja, la senadora Angélica Lozano, Claudia corrió a los brazos de su madre y ambas rompieron en llanto. En una entrevista con Noticias Caracol, a Claudia se le quebraba la voz y no pudo contener las lágrimas: “Yo agradezco profundamente haber vivido para darle esta satisfacción a mi madre, que ha hecho todo, todo por mí. Todos los sacrificios, sacarme adelante con amor y rigor y enseñarme que el éxito es hacer siempre lo que depende de uno y hacerlo bien. Y esa ha sido mi meta en la vida: contribuir siempre como ciudadana, desde la investigación, como periodista y hoy como alcaldesa a que Colombia sea un lugar mejor para todos”. 

La vida de María del Carmen ha sido tan difícil como la de Claudia. Nació en Bogotá a finales de los años 40 y fue la primera de su familia en tener un título universitario. Ella se define a sí misma como de una izquierda moderada. Pero más del lado de izquierda que de los verdes. Fue maestra del Distrito por 40 años, sindicalista por 35 y simpatizante de las ideas del M-19. La vocación sindical la llevó a recibir amenazas cuando fue directora en un colegio de Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá. 

María del Carmen se casó muy joven con Reyes Elías López, un campesino a quien ella define como “un trabajador incansable”. Cuando Claudia tenía 4 años y su hermana Marta 3, Reyes Elías descubrió que amaba a otra mujer y se fue. María del Carmen quedó sola con las dos pequeñas y otras dos adolescentes que eran hermanas de Reyes Elías, que no querían vivir con sus padres. Ese fue un año que María del Carmen no quiso recordar en mucho tiempo. A los tres meses de que el hombre que amaba la abandonó, su hija menor murió en un accidente doméstico. Ese mismo año a su madre, la abuela de Claudia, le dio una trombosis que casi se la lleva a la muerte.  Hoy María del Carmen recuerda “esas pruebas de Dios” con la satisfacción de haberlas superado. Un día vio a su exesposo junto a su nueva pareja mientras ella iba en un bus. Recuerda que lo vio tan feliz que se dijo a sí misma que debía dejar que fuera feliz y que no debía insistir en que volviera con ella. Seis años más tarde conoció a otro hombre, quien sigue siendo su compañero y con quien tuvo tres hijos más: Carolina, Jason Eduardo y José Luis.

Como profesora dio clases en primaria de todas las áreas. Desde lenguaje, historia, educación cívica hasta deportes. A su lado Claudia y sus hermanos aprendieron a leer. Y como cualquier mamá ha estado en momentos importantes de la vida de su hijos. Uno que ella recuerda con cariño es que mientras Claudia estudiaba Biología en la Universidad Distrital, ella hacía una licenciatura en básica primaria. Por esa época la vio como una de las estudiantes líderes del movimiento estudiantil de la Séptima papeleta.  Sus momentos difíciles han sido también los de Claudia. Asegura que aprendió a orar y a pedirle protección por Claudia cuando ella empezó a denunciar que algunos congresistas eran financiados por paramilitares. Kiko Gómez y Marquitos Figueroa amenazaron de muerte a su hija. Por esa época se enteró también de que Claudia tenía cáncer de seno y fue una de las peores noticias que había recibido. “Ahora que la veo tan fuerte recuerdo que cuando era pequeña tenía mucho miedo a perderla. Y la sobreprotegí porque estuvo muy enferma e incluso la desahuciaron. Muchos años después, cuando me enteré que tenía cáncer de seno estaba muy molesta porque me avisó pocos días antes de la operación. Después tuvo que irse del país y no pude acompañarla”, ha recordado María del Carmen en sus apariciones en medios. 

Hoy se siente muy orgullosa de su hija, pero también le preocupa la responsabilidad que tiene en sus manos y aún le teme a aquellas personas que la han amenazado a ella y a su familia. “Lo que más le pido a Dios es que le respeten la vida”, dice.