Comencé la semana buscando un abogado manualito y no muy costoso para adelantar unas acciones jurídicas urgentes: –¿Esta vez de quién te vas a defender? –preguntó mi esposa, con desdén, acostumbrada del todo a mi lamentable oficio de periodista torpe. –Nada de eso –le respondí–: es para demandar, no para defenderme. –¿Y se puede saber a quién quieres demandar? –A Uribe… –¿Otra vez peleando con Uribe? –se quejó. –Es que ahora quiere robarse una frase de mi tío Ernesto y otra de Santos. Y eso no lo voy a permitir. Y era verdad. Acababa de escuchar en una emisora al líder eterno de todos los colombianos afirmando que se acaba de enterar de que su abogado Diego Cadena había ofrecido plata al testigo Enrique Vélez. No se trataba de un soborno, claro que no, sino de un subsidio: un subsidio de caridad sucedido a sus espaldas. Lea aquí la columna completa