Muchos recuerdan a César Rincón no solo por su grandiosa carrera como torero sino porque puso sobre la mesa una enfermedad de la que no se hablaba: la hepatitis C. Aunque el diestro bogotano tuvo que dejar forzosamente las corridas para someterse a un tratamiento intensivo, hoy se puede decir que es un sobreviviente de este mal. De eso hace ya varios años. Pero aún hoy su historia sigue siendo un ejemplo para entender la hepatitis C, tanto así que Rincón es vocero de la Asociación Colombiana de Hepatología y ha colaborado en varias campañas de prevención de esta enfermedad. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 130 y 150 millones de personas lapadecen en el mundo. En Colombia solo se diagnostican al año 1.200 casos, pero se cree que muchos viven con ella sin saberlo. Estas son las cinco claves para entender esta enfermedad 1. Se transmite principalmente por el contacto con la sangre César Rincón se contagió de hepatitis C por una transfusión de sangre tras una cornada que sufrió en una corrida en Palmira, Valle, el 2 de noviembre de 1990. En esa época se presentaban más casos de hepatitis C debido a que “no se usaban jeringas desechables y por lo general se utilizaban agujas esterilizadas para tratar a varias personas. Esto aumentaba la probabilidad de contagio”, dice Carlos Eduardo Pérez, jefe de infectología de la Clínica Marly y del Hospital Universitario de la Samaritana. Esto explicaría por qué muchos de los pacientes diagnosticados contrajeron el virus hace 20 o 30 años. 2. Es asintomática en el 90 por ciento de los casos El principal síntoma de la hepatitis A y B es la piel amarillo, lo que se conoce médicamente como ictericia. Sin embargo, en la C ese solo le ocurre a 2 de cada 10 pacientes por lo cual es difícil reconocerla a simple vista. Durante los primeros seis meses de la enfermedad, algunas personas pueden presentar síntomas parecidos a los de una gripa: fatiga leve, malestar en las articulaciones y los músculos, náuseas y falta de apetito. A medida que la hepatitis C progresa, se presentan vómitos, dolores abdominales, en especial cerca del hígado, y manifestaciones que no están relacionadas con el hígado directamente como depresión, pérdida de la memoria, trastornos cardiovasculares, endocrinos, reumatológicos, renales, hematológicos y dermatológicos. Por tener signos inespecíficos, muchos pacientes infectados hace 20 o 30 años se enteran cuando el virus ya ha causado cirrosis o cáncer hepático, lo que disminuye radicalmente su esperanza de vida. 3. Usted puede tenerla y no saberlo La mayoría de personas que padecen hepatitis C ignoran que tienen este virus. Se estima que el 0.8 por ciento de la población colombiana, es decir, unos 400.000 individuos podrían estar infectados sin saberlo.  Por eso la campaña mundial contra la enfermedad se llama ‘Que no C te olvide’. Los expertos afirman que están en riesgo aquellos que se hayan realizado alguna vez una transfusión de sangre, grandes cirugías, o “tratamientos invasivos como cirugías plásticas o lipoesculturas en clínicas de garaje sin medidas de asepsia”, explica Pérez. También lo están los pacientes en hemodiálisis, una terapia que elimina de forma artificial las toxinas de la sangre. Otras acitividades que generan riesgo son los tatuajes o perforaciones en la piel, el uso de drogas por vía intravenosa como la heroína, o en el caso de cocainómanos con lesiones en la mucosa nasal, compartir instrumentos para inhalar la droga. También intercambiar elementos de aseo personal como el cepillo de dientes o la máquina de afeitar (por eso se presentan casos de hepatitis C en las cárceles o batallones del ejército). En un reducido porcentaje de los casos, la enfermedad puede transmitirse por vía sexual o de madre a hijo en el momento del parto. Todos las personas que han estado en este tipo de situación están en alto riesgo y se recomienda hacer unas pruebas de sangre para cerciorarse de que no tienen el virus. 4. El diagnóstico temprano es esencial La mayoría de casos de hepatitis C se diagnostican con una serie de pruebas de sangre que están disponible en el Plan Obligatorio de Salud (POS). “Cualquier persona la puede solicitar, y cualquier médico,  no solo los especialistas, puede pedir su autorización”, dice Pérez. Si bien en 2012 se adoptó el Plan Nacional de Hepatitis Virales en Colombia, hasta ahora no ha habido un impacto en el diagnóstico temprano. Por eso es importante que las personas revisen si tienen riesgo de portar el virus y en caso afirmativo solicitar la prueba. El diagnóstico temprano abre un margen mucho más amplio de curación para el paciente y de aumento de su esperanza de vida. Para el diagnóstico la primera prueba es la serología, que permite detectar anticuerpos que estén trabajando contra la infección. Luego se debe realizar una prueba de carga viral que mide la cantidad de material genético del virus. Finalmente, cuando ya se haya diagnosticado la enfermedad, se hacen  biopsias hepáticas para evaluar el grado del daño en el hígado. 5. ¡Se puede curar! Hasta hace algunos años, el Interferón era la única opción para tratar la hepatitis C. Esto implica un sacrificio enorme para el paciente, pues requería aplicarse una inyección cada semana durante un año. El medicamento, además, tenía múltiples efectos adversos como dolor de cabeza, depresión o diarrea y la  tasa de curación era de apenas 40 al 60 por ciento. Hoy el panorama es diferente. El tratamiento, que ya no usa interferon, dura de tres a seis meses y los efectos secundarios son minimos. “Pero lo más importante es que tiene un 96 % de eficacia para eliminar el virus por completo”, afirma Pérez. Esto quiere decir que la enfermerdad se cura. Este tipo de medicamentos están disponibles en Colombia. En caso de que la enfermedad se diagnostique tarde y el paciente ya haya desarrollado cirrosis o cáncer hepático, es necesario un trasplante de hígado para salvar el paciente. Este escenario es el que se quiere evitar pues en dichas circunstancias el tratamiento es de alto costo y la expectativa de vida es reducida. Cuando una persona desarrolla cáncer hepático tiene una probabilidad de muerte del 100 por ciento en los primeros 2 años después del diagnóstico. En caso de cirrosis el paciente tiene 50 por ciento de probabilidad de morir en los primeros 5 años y 100 por ciento en los primeros 10 años posteriores al diagnóstico.  Aún no existe una vacuna, pero Pérez está convencido de que el virus de la hepatitis C podrá erradicarse sin necesidad de una. “Dentro de unos 20 años va a ser la primera de su tipo porque los tratamientos son altamente efectivos”, concluye el experto.