Este contenido surge de una alianza entre ARCADIA y el Instituto Distrital de las Artes-Idartes Tal como algunos medios lo cubrieron por cerca de una semana, el Movistar Arena, en plena NQS con calle 63 de Bogotá, fue testigo de un evento sin precedentes. Durante uno de los conciertos que ofreció en la ciudad, el violinista holandés Andrè Rieu, famoso por interpretar música de una manera descomplicada y alegre con su orquesta, la Johann Strauss, se vio reemplazado, cuando sus equipos fallaron, por un niño de ocho años. El ídolo de esta historia se llama Daniel Sanabria. Y lo que hizo fue simplemente lo que le han enseñado toda su vida: tocar música y ser buena gente, pues al ver que su colega holandés tenía problemas salió al rescate y, con su flauta, empezó a entretener al público con canciones del más arraigado y clásico repertorio colombiano. Daniel es un alumno de Crea y lo que ocurrió durante ese concierto se nos presenta como una oportunidad para visibilizar lo que en la administración del alcalde Enrique Peñalosa hacemos con ese programa: una iniciativa poderosa que genera procesos de transformación social a través de educación en las artes y del fortalecimiento y el desarrollo de capacidades artísticas. El programa tiene tres líneas de acción: Arte en la Escuela, Emprende Crea y Laboratorio Crea, que han vinculado desde 2016 a 2.465 artistas que ayudan a formar los ciudadanos de todas las edades que se benefician del programa en los veinte espacios que funcionan en once localidades. Daniel estuvo en el momento preciso, en el lugar preciso, a la hora precisa. Estaba además con su familia que lo animó y le dio las fuerzas para ser el héroe de la noche. Esas coincidencias permitieron que sea su historia la que hoy ronda de boca en boca por toda Bogotá y que, a la larga, esta sea la oportunidad para que los bogotanos conozcan un programa único en América Latina, que tiene como uno de sus objetivos desarrollar en los ciudadanos —sin importar su edad—, la hermosa capacidad de tener una narrativa de sí mismos, de contar su propia historia. Ejemplos como el de Daniel hay muchos. Y para encontrarlos no hay que escarbar demasiado. Hace un par de meses, durante la celebración de los 25 años de Rock al Parque, la gerencia de música del Idartes seleccionó por su calidad interpretativa y escénica a cinco bandas del CREA para hacer parte del line up del Festival: The Feedback, Buitres, ROR, Los Deltas y Cuerda Rota. Y así como a Daniel Andrè Rieu le regaló una flauta nueva como agradecimiento por salvar su concierto, la marca de guitarras y bajos Gibson —que han tocado leyendas del rock como Jimmy Page, B. B. King, Eric Clapton y el mismísimo Juanes—, regaló una de sus guitarras a los integrantes de la banda Cuerda Rota, como premio por la impresionante calidad de su presentación en el festival. La casa audiovisual de Bogotá, por Juliana Restrepo Un lector desprevenido podría decir que Daniel o los de Cuerda Rota tienen un talento excepcional. Quizás sí, aunque algunos dicen que no existe tal cosa como un talento excepcional en los músicos necesariamente. Lo excepcional, a la hora de la verdad, es encontrar el camino que le permita al ser humano explotar todo el potencial con el que nace. Y eso hace CREA. La capacidad de atención del programa, que el año pasado llegó a 58.340 ciudadanos, incluye poner al alcance de sus beneficiarios artistas formadores de las más altas calidades, a quienes la vida también les cambia gracias al programa, pues se encuentran a sí mismos inmersos en un rol fabuloso que contribuye a ofrecer perspectivas de vida diferentes a los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y hasta a los adultos mayores y a permitirles construir una nueva versión de sí mismos a partir de las artes. Y de qué manera lo hace. Artistas de la talla de Roger Waters, de Pink Floyd, lo reconocen porque lo han experimentado en carne propia. En su concierto del año pasado en Bogotá y mientras interpretaba la mítica “Another Brick in the Wall, Part 2”, doce integrantes del grupo Grupo Movtómico —elegidos por su calidad por el mismo Waters— salieron al escenario disfrazados de prisioneros de Guantánamo en lo que se convirtió en uno de los momentos más emocionantes del concierto y sin duda en un momento inolvidable en la vida de esos jóvenes. Crea genera dinámicas de cambio social, pues logra que las familias se involucren en el desarrollo artístico de los más chicos y se convierte en el factor detonante de valores como la convivencia, el respeto y la solidaridad. Billy Elliot, la icónica película del año 2000, es un referente cinematográfico muy conocido de cómo las dinámicas de las expresiones del arte son positivas para la sociedad y se introducen, sin preguntar, en el núcleo mismo de la familia. Crea es un éxito en el diseño y ejecución de política pública: sus resultados son una prueba fehaciente de que los programas que desarrollen las capacidades artísticas de los ciudadanos son programas que, además de ofrecer mejores oportunidades, crean capacidades ciudadanas que potencian habilidades de mediación y de comprensión del entorno de la ciudad como una apuesta para su futuro. Un elemento adicional que vale la pena resaltar es que Crea mejora el desempeño académico de sus estudiantes. Estos son resultados que han arrojado los diferentes instrumentos que hemos usado para comprobar la efectividad del programa como el documento Trayecto 2: Narrativas pedagógicas y artísticas y Desarrollos e impactos de los Centros de Formación Artística —Estudio en el campo artístico educativo y social—. Pero la labor del programa no se limita a la formación artística. Los Laboratorios Crea son espacios que también promueven la reparación simbólica, la construcción de tejidos sociales y la restitución de derechos para jóvenes y adultos en situación de vulnerabilidad. Más de 9.000 personas en situación de discapacidad, adultos mayores, comunidad LGBTI, personas privadas de la libertad, víctimas del conflicto, grupos étnicos, habitantes de calle y personas desvinculadas de grupos armados ilegales fueron atendidas por los Laboratorios Crea entre 2016 y 2018. Se trata de ciudadanos que exploran como nunca antes su potencial artístico, ciudadanos para los que el arte no fue el camino en la vida, pero para quienes hoy es su motivo. Las alcaldías pasan, Rock al Parque queda. El editoral de ARCADIA Y aún hay más para contar. Desde 2016 se ha consolidado la línea Emprende Crea, un vehículo que ofrece oportunidades y fortalece las capacidades de niños, niñas y jóvenes para crear proyectos de vida a través del arte. Estamos seguros, y esa es una de nuestras principales motivaciones, de que una persona que tenga la oportunidad de desarrollar capacidades ciudadanas y que a la vez, a través del arte, tiene salidas de emprendimiento, será un ciudadano capaz de convivir mejor, más armónicamente y sin violencia. Decía al iniciar que los ejemplos del talento que hay en Crea abundan. Y qué pertinente terminar con uno más. El cine colombiano vive el mejor momento de su historia y el talento Crea no ha sido ajeno a esa realidad. Laura Castrillón, una niña que desde hace cuatro años es parte del grupo de teatro la Tómbola en la localidad de Usme, hizo un casting en 2017 para el que la citó el artista formador Juan Carlos Rocha. En la convocatoria participaron cerca de 800 niños de todo el país y resultó ganadora Laura para interpretar el papel de “Sueca” en la película Monos que ya recibió un reconocimiento especial en el Festival Internacional de Cine de Cartagena y está nominada para representar a Colombia en los premios Óscar y Goya. Así, Crea permite que el talento latente en todas las personas emerja. Y lo hace proporcionándole a los ciudadanos que acceden a la oferta del Programa una experiencia de primer nivel, con artistas formadores comprometidos y sobre todo llevándolos a la posibilidad de narrar su propia historia, a su manera. Daniel, los muchachos de las bandas que estuvieron en Rock al Parque, Laura y los duros de Movtómico son apenas unos ejemplos recientes de que Bogotá está para sus ciudadanos y que en ella las expresiones artísticas son importantes y son, al final, y para muchas personas más de lo que el desprevenido lector se imagina, una opción digna de vida. Por Bogotá. *Directora general del Instituto Distrital de las Artes-Idartes.