A casi un año del sangriento 7 de octubre donde fueron secuestradas 250 personas en Israel y llevadas a Gaza y donde otras 1.200 fueron asesinadas, todo parece indicar que una gran parte del mundo se olvidó de lo ocurrido y dejó en el olvido a todos los secuestrados que día a día están viviendo un infierno a manos del grupo terrorista Hamas. Es desgarrador pensar que, para algunos, como los secuestrados son ciudadanos israelís, sus vidas son de menor valor. Es inaudito pensar que después de los testimonios que se conocen de los sobrevivientes del Festival Nova donde acribillaron jóvenes de la manera más vil, donde mutilaron los genitales de mujeres luego de ser violadas en grupo y asesinadas, haya algunos que no hayan sido capaces de condenar a los siniestros criminales de Hamas. Basta con escuchar los testimonios de los que han sido rescatados o regresaron en un intercambio para entender las dimensiones y la gravedad de lo que vivieron, los que retornaron y lo que siguen viviendo, los que aún son rehenes. Al volver muchos hablaron de violaciones, trabajo forzado, maltrato físico y psicológico, amenazas constantes de muerte, inclusive a niños pequeños, operaciones realizadas por veterinarios sin anestesia. En pocas palabras, un cautiverio sin precedentes y un infierno en vida.
A pesar de la evidencia inquebrantable que existe no solo de los sobrevivientes que han contado sus historias, sino también de las pruebas físicas que existen en los Kibutz Kfar Aza, Be’eri, Nahal Oz y del terreno que quedo del Festival Nova, hay quienes no han conseguido ver la realidad y condenan al ejército israelí tildándolo de genocida, participando en manifestaciones a favor de Hamas y defendiendo a capa y espada sus actuaciones. Hace pocos días hablaba con alguien a quien conocí por un amigo en común, quien de manera sesgada celebraba las bajas militares del ejército israelí y aplaudía que Israel fuera atacado por varios frentes, pues según él, se lo merecían. Mi pregunta es: ¿qué se merecen? Están actuando de la manera en que cualquier país al que le importan sus ciudadanos procedería y es tratar de rescatar a los secuestrados y de neutralizar a quienes asesinaron a sangre fría a 1.200 personas sin razón alguna.
Han tratado de proteger a la mayor cantidad posible de civiles en Gaza poniéndolos en sobre aviso antes de llevar a cabo los operativos para ampararlos y solo ir en contra de los miembros de Hamas. Mientras que Israel piensa en salvar civiles palestinos inocentes, se ha dicho que varios miembros de UNWRA (Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina) estuvieron involucrados en los ataques del 7 de octubre. En vez de estar ayudando a la población palestina, estaban planeando y participaron en actos atroces en contra de la población civil inocente israelí. En este momento, Israel no solo debe defenderse en el norte y en el sur, sino que ahora tiene que protegerse de un posible ataque de Irán tras el asesinato de Ismail Haniyeh, uno de los principales líderes de Hamas, en Teherán, razón por la que Irán prometió vengarse. Lo único que busca Israel es devolver a sus secuestrados y obtener justicia, pero hay quienes pretenden tergiversar la historia a como dé lugar.
A todos aquellos que piensan que Israel es el culpable, les recuerdo que nada hubiera pasado si el 7 de octubre no se hubiera llevado a cabo.
“Nunca he sido partidaria de la inflexibilidad, excepto cuando la cosa atañe a Israel. Si se nos critica porque no nos doblegamos, porque no somos flexibles en la cuestión de “ser o no ser”, es porque hemos decidido que, sea como fuere, somos y seremos”. -Golda Meir