Hace un siglo, un espacio de conocimiento y vida emergió en el corazón de Bogotá. La Universidad del Rosario, bajo la inspiradora guía de su entonces rector, monseñor Rafael María Carrasquilla, dio un paso visionario en 1923 al adquirir el terreno de la actual sede Quinta de Mutis, con el propósito pedagógico de ofrecer escenarios de “recreación y desarrollo físico de los alumnos” como parte de la formación integral de competencias a través de conocimientos, experiencias previas, actitudes, aptitudes y valores rosaristas.
El nombre “Quinta de Mutis” no fue una elección al azar. Fue un significativo homenaje al legado del sabio Mutis, médico, científico, profesor de matemáticas de la Universidad del Rosario y líder de la Expedición Botánica. Allí, en lo que hoy se conoce como el barrio 7 de Agosto, se inauguró en la década de los 30 el Colegio del Rosario, un lugar donde generaciones de niños y jóvenes forjaron sus sueños y proyectos de vida al servicio del país.
En 1953, durante la celebración del tricentenario del Colegio Mayor, Cuéllar Serrano Gómez lideró una gran renovación que llevó a que la sede luzca tal y como hoy se conoce y a que sea considerada como un bien de interés cultural por su valor patrimonial. Entre los elementos más destacados de la transformación se encuentra la capilla, que abrió las puertas a toda la ciudadanía, generando un importante vínculo con la comunidad.
Más tarde, a finales de los 90, un nuevo capítulo se abrió cuando el colegio se trasladó a la sede campestre en el norte de Bogotá, y la Quinta de Mutis se convirtió en el hogar de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, y de la Facultad de Ciencias Naturales. Este es el ambiente donde hoy convergen la docencia, la investigación y la extensión con los procesos de enseñanza-aprendizaje en las ciencias de la vida y de la tierra, siempre con el sello humanista que caracteriza a la Universidad del Rosario.
En la Quinta, además, dos bosques con historias y propósitos únicos brindan un ambiente propicio para la reflexión y comunión con la naturaleza: el Bosque de los Magnolios, concebido por monseñor Castro Silva como un refugio que invita al encuentro, y el nuevo Bosque Humboldt, un espacio pedagógico que alberga un apiario urbano en medio de más de 1200 plantas herbáceas y decenas de árboles, todos pertenecientes a especies nativas de nuestro país, y que constituyen un refugio natural único en el sector para muchas especies.
El proceso de transformación de la Quinta no se detiene, y, por el contrario, avanza con un esfuerzo tanto en infoestructura como en infraestructura. Es así como, en 2021, se da inicio a la construcción del clúster universitario “de la vida y de la tierra” con dos íconos para la ciudad.
El primero es el Centro Rosarista de Educación Emocional, único en Colombia, que ya cuenta con tres reconocimientos internacionales (Latam Digital, Círculo de Excelencia y QS Reimagine Education) gracias a su apuesta por fortalecer el desarrollo de habilidades socioemocionales para generar un impacto positivo en la sociedad colombiana.
El segundo es el edificio URLabs 370, obra de los reconocidos arquitectos de Moneo Brock (España) y De la Carrera Cavanzo (Colombia), que albergará los laboratorios de docencia e investigación más importantes de las ciencias de la vida y de la tierra en Colombia y que representa un hito en la renovación urbana y en la generación de espacio público en su sector. El edificio tendrá además espacios abiertos y modernos para fomentar la colaboración entre investigadores, estudiantes y la sociedad en general.
El sueño colectivo continúa y en el 2030 se espera contar con nuevos escenarios: el Programa de Cuidado del Adulto Mayor, el Instituto del Cerebro y el Centro de Atención Primaria, como respuesta a las necesidades de la ciudad y del país, y nuevamente con una apuesta por la incorporación de TIC para consolidar a la Quinta de Mutis como el primer clúster universitario de la vida y la tierra, al servicio del bien común.
La gran visión del rector Carrasquilla hace un siglo, como líder de la Universidad del Rosario durante casi cuatro décadas y también director de la Academia Colombiana de la Lengua, destaca como un fiel testimonio del Nova et Vetera. Manteniendo el respeto por la tradición y los valores rosaristas y siendo al mismo tiempo innovador, trabajó siempre en pro de la educación, sin agendas personales paralelas y con el único propósito de formar proyectos de vida al servicio de nuestra nación.
@alejandrocheyne, rector Universidad del Rosario.