El 2022 deja un escenario internacional convulso. A pesar de que el año inició con vientos de optimismo por la superación de la pandemia del covid-19, pronto se vio opacado por la guerra de Rusia y Ucrania, la creciente tensión entre China y Taiwán, los ensayos nucleares de Corea del Norte, una nueva ola de migraciones y una crisis económica mundial.
La invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero de este año dio inicio a una guerra devastadora con más de 7 millones de refugiados, casi siete millones de desplazados internos, cientos de miles de muertes de civiles, entre ellos cientos de niños, miles de casas, edificios, hospitales, puentes y demás infraestructura destruida, millones de dólares de pérdidas en producción agrícola que ha desatado una crisis alimentaria a nivel mundial. Es muy alto el precio que está pagando Ucrania por defender legítimamente su soberanía e integridad territorial ante una Rusia con ambiciones expansionistas.
Esta guerra ha enfrentado a Rusia no solo con Ucrania, sino con un bloque occidental liderado por Estados Unidos y la Unión Europea, que ha impuesto duras sanciones económicas a Rusia. Algunos expertos afirman que se ha vuelto a poner en el tablero internacional, las tensiones propias de la Guerra Fría. Por un lado, tenemos a una Rusia amenazando a Occidente con una guerra nuclear; por otro, a una Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) que ha logrado recuperar el protagonismo que perdió con el fin de la Guerra Fría. Si la excusa de Rusia para invadir Ucrania era la posibilidad de que esta hiciera parte de la Otan, ha generado el efecto contrario. Países que antes tenían una posición neutral como Finlandia y Suecia, ahora han mostrado su voluntad de hacer parte de la Alianza Atlántica.
La seguridad global no solo se ha visto afectada por la guerra convencional que se desarrolla en el corazón de Europa. A principios de agosto, con la visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, Nancy Pelosi, se desató una de las crisis más significativas en los últimos años entre China y Taiwán. China movilizó docenas de aviones de guerra y barcos al Estrecho de Taiwán, además del lanzamiento de numerosos misiles. Este conflicto que lleva más de 70 años, luego de la Guerra Civil China de 1949, parece tornarse cada vez más tenso.
El pasado 26 de diciembre, Taiwán denunció la presencia de 71 aviones de guerra chinos en su zona de defensa aérea y alrededor de cinco buques militares del ejército chino en cercanías a sus aguas. Estos hechos se dan luego de que el 23 de diciembre, el congreso de Estados Unidos aprobara la ley de Autorización de Defensa Nacional para el año fiscal 2023, en la que se proyecta una ayuda militar de 10.000 millones de dólares para Taiwán, lo que China ha interpretado como una injerencia en sus asuntos internos.
Las tensiones no paran allí. La inquietante Corea del Norte lanzó más de 60 misiles este año, un número que duplica los misiles lanzados por los gobiernos de su padre y su abuelo juntos. Además, ensayó con un misil intercontinental de gran magnitud con capacidad de impactar cualquier punto del planeta. Esta actitud cada vez más desafiante ha desatado una gran tensión y preocupación en Corea del Sur y Japón.
Corea del Sur respondió a las provocaciones de su vecino con una propuesta de nuevas sanciones y el despliegue de aviones de combates que dispararon misiles aire-tierra en cercanías a las aguas norcoreanas. Así mismo, el 16 de diciembre, Japón aprobó el mayor presupuesto militar desde la Segunda Guerra Mundial, duplicando así su gasto en defensa para los próximos cuatro años.
Sin lugar a dudas, el 2022 pasará a la historia como el año en el que se superó una pandemia y en el que revivieron conflictos internacionales del pasado. Es posible afirmar que estamos entrando en un nuevo período en el orden internacional, donde el incremento de tensiones entre bloques de potencias configurará las dinámicas del entorno internacional y su toma de decisiones.
Por un lado, Estados Unidos y la Unión Europea, alineados a través de la Otan; por otro, una Rusia y una China que se acercan cada vez más a Estados poco confiables como lo son Corea del Norte e Irán. Con todo lo anterior, podríamos estar entrando en una nueva carrera armamentista donde el Si vis pacem para bellum (si quieres la paz, prepara la guerra) parece ser la premisa.