Volver a comenzar. Uno de los privilegios que tiene el ser humano en su vida. El 2024 ya va adelante y con él seguimos nuestra misión de mantener visibles las causas de la niñez en Colombia.
El año pasado nos dejó muchos retos en cuanto a inseguridad alimentaria, desnutrición, hambre y otros temas que vulneran los derechos de nuestros niños, niñas y madres. El panorama no fue le mejor, pero se tiene la esperanza de que va a mejorar y que 2024 llegará con cambios positivos, eso esperamos, para los más necesitados.
Durante los últimos años el mundo se ha visto enfrentado a crisis globales (económicas y sociales), guerras, una pandemia y constantes problemas internos en países que han alterado el rumbo mundial, desencadenando escenarios complejos para la humanidad. Y Colombia, con nuestros problemas adicionales, no ha sido la excepción ni se ha salvado de este impacto.
En el entendimiento de estos contextos, rescato un valioso ejercicio (estudio) que ha realizado la Fundación Éxito sobre desnutrición, pobreza multidimensional, bajo peso al nacer e inseguridad alimentaria, entre otros temas que afectan directamente a la niñez. Esta, como otras organizaciones y ciudadanos, son parte clave de la creación de rutas y planes que ayudan a orientar a nuestros gobernantes y al país. Ayudar es un acto necesario de todos.
Empecemos con algunos datos y cifras de dicho informe social, de salud y nutrición en Colombia en 2023.
Según los últimos resultados de la FIES, Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria, se muestra que para 2022, uno de cada tres hogares en el Colombia experimentó una situación de inseguridad alimentaria. Esta situación es aún más difícil en los entornos rurales, en donde el 39 % de los hogares se encuentran en la misma situación (Dane & FAO, 2023).
El bajo peso al nacer bajo el parámetro del nuevo Plan Decenal de Salud 2022-2031 establece que el porcentaje de nacidos vivos con bajo peso al nacer no debería exceder el 9 %. En algunos lugares como Bogotá, entre 2018 y 2020, el indicador estuvo por encima del 13 %, así como otros 378 municipios que según estadísticas vitales del Dane (2022) tuvieron porcentajes de bajo peso al nacer iguales o superiores al 10 % en 2022.
El año 2023 cierra con estas cifras del INS (Instituto Nacional de Salud) de niños y niñas menores de cinco años. Más de 23.279 casos de desnutrición aguda y más de 330 muertos por la misma causa.
En cuanto a la línea de pobreza monetaria, el per cápita nacional en 2022 fue de $ 396.864, en el caso de un hogar de cuatro personas la misma fue de $ 1.587.456. La línea de pobreza monetaria extrema per cápita nacional en 2022 fue de $ 198.698 y en el caso de un hogar de cuatro personas esta línea se ubicó en $ 794.792 (Dane, 2023b). Esta línea de pobreza monetaria ha presentado una leve disminución a partir de 2020, en especial en las zonas rurales. Sin embargo, crece desde 2020 en zonas capitales, urbanas y rurales, incluso siendo más alta que en años anteriores a la pandemia.
Las claves para entender esta situación e indicadores parecen encontrarse en situaciones concretas como las brechas de género, el aumento de la inflación, particularmente en el rubro de alimentos, los efectos de la pandemia de covid-19, incluidas la afectación generada en algunos programas sociales y de salud a cargo del estado, así como las altas cifras de empleo informal y bajo nivel educativo que se presentan en Colombia.
Entendiendo este panorama, teniendo claridad en algunas cifras y datos, y el porqué unos aumentan y otros bajan o se mantienen, les compartimos los que son, para nosotros, las cinco prioridades que debemos tratar con urgencia.
1) Garantizar oportunidades, calidad y acceso a servicios y atención de salud y nutrición para mujeres gestantes, lactantes, y niños y niñas de primera infancia. 2) Complementación alimentaria durante todo el año para este mismo grupo poblacional. 3) Promoción de la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y complementaria hasta dos años. 4) Invertir en infraestructuras físicas, personal calificado en salud, servicios especializados y acceso suficiente con calidad, especialmente en las áreas rurales y rurales dispersas. 5) Establecer un plan de intervención de alto efecto para hacer frente a la prevalencia de desnutrición y de inseguridad alimentaria, fortaleciendo la articulación nación-territorio, focalizando las zonas rurales y alejadas en comunidades indígenas y afrocolombianas y campesinas.
Plantear opciones y caminos es una construcción colaborativa de muchos actores. Sociedad, instituciones, academia, Gobierno, sector privado y ciudadanos. Este ejercicio es valioso en la medida que sea tenido en cuenta, que sea leído, y más importante, sea tomado para crear acciones inmediatas por la primera infancia. Yo creo en la esperanza y los cambios, estamos en un nuevo año, apostemos por nuestro presente, por los niños y niñas de Colombia.
Para terminar, un pedido especial al Gobierno nacional. Para que este 2024 sí sea el año de la seguridad alimentaria y nutricional de nuestros niños y niñas, es necesario actualizar la encuesta ENSIN (Encuesta de Situación Nutricional) que debió ser entregada en 2020. ¿Habrá compromiso, voluntad? Lo veremos. Pero algo es claro, la niñez de Colombia la necesita, y nos necesita.