“Soy un hombre feliz y la verdad no estoy en guerra con nadie”, dijo el general Javier Iturriaga Jefe de Defensa Nacional para Santiago. Así respondió a Sebastián Piñera, el presidente de Chile que quiso darle tratamiento de guerra a la protesta popular. “Es necesario hacer profundas reformas a la acción policial”, expresa un reciente comunicado del cuerpo de Carabineros de Chile a raíz de los 230 chilenos que quedaron tuertos por efecto de los perdigones disparados por la policía durante las revueltas contra el gobierno de Piñera. El discurso de la clase dominante en Colombia está roto. El poder ha quedado al desnudo. La estrategia ideológica del establecimiento, basada en el miedo, está cuestionada por cientos de miles de colombianos que han tomado las calles. El presidente Iván Duque ha malgastado en catorce meses toda su credibilidad. El gobierno ofrece un diálogo autista. Elitista. Con gremios empresariales que no han tenido piedad con el drama de millones. Con dirigentes sindicales corruptos. Con dirigentes políticos que han llevado al país hasta el abismo. La extrema derecha justifica la brutalidad policial y vuelve los ojos hacia los militares para que le cuide el trasero. Los militares colombianos vienen de una larga y extenuante lucha. Una lucha en la que miles de oficiales, suboficiales y soldados quedaron manchados, condenados, mutilados y traumatizados. Los militares tienen derecho a rehacerse. Pasar página. Cerrar capítulo. Sanar heridas. Proteger las fronteras. Defender la soberanía. Acatar la Constitución y la ley. Respetar y defender todas las creencias políticas legales. Evitar que los políticos los sigan utilizando para salvaguardar sus mezquinos intereses. Es un disparate que la apátrida extrema derecha colombiana quiera sofocar el descontento nacional con las armas de la República.  ¿Qué saldrá del 21N? ¿Una reforma? ¿Una alternancia? ¿Una ruptura? No hay manera de saberlo. Todo depende de la fuerza, la continuidad, la versatilidad, la resistencia y el espíritu de comunidad que ocurra en la calle en los siguientes días. Chile lleva más de cuarenta días insumisa. La palabra clave no es “unidad” sino “comunidad”. Gente con diferencias promoviendo comunidad. Alrededor de una fogata. Durante la cena en casa. En las escalinatas de la Universidad. En el vestíbulo del conjunto residencial. En la vereda. En la fábrica. En el coworking. En el batallón. En el colegio. En la sala de profesores. En el estadio. En los andamios de la obra. En la librería. En el camerino del club. En el gimnasio. En la iglesia. En la taberna. En el cine. En la cárcel. Comunidad para aliviar la soledad.  La estrategia del gobierno y sus aliados será la de ganar tiempo, disipar la protesta y dividirla. Ganarán tiempo mediante propuestas extravagantes como la de los tres días sin IVA. Personajes como Cesar Gaviria y Andrés Pastrana serán los encargados de disipar la protesta a través de artimañas. Un grupo de analistas y periodistas influyentes se encargarán de dividir a la ciudadanía empleando matrices mediáticas tales como llamar “radicales” o “extremistas” a los líderes políticos, sociales y estudiantiles que luchan por cambios estructurales y contra el gatopardismo. La oligarquía colombiana ha dominado, como ninguna en el continente, el arte de desplazarse sobre una cuerda extendida sobre el precipicio. Los oligarcas colombianos son expertos en crear leyes laberínticas que llevan a ninguna parte. Son especialistas en corromper las buenas incitativas. Camelladores de calle, los llamaban mis camaradas de prisión. Lo narra Antonio Caballero en su libro sobre las oligarquías. Lo viene exponiendo a su manera Carolina Sanín es su cuenta de Twitter. Es una mala idea dejar sólo en las manos de la “institucionalidad” el trámite de los reclamos sociales. La “institucionalidad” se cargó a la Constitución de 1991, los Acuerdos de Paz de 2016 y la llamada Consulta Anticorrupción. No sabemos, Viejo Topo, cómo acabará el 21N. Lo que si te puedo decir es que ese día, ese mes y ese año quedará tatuado en la memoria de los colombianos. En esa fecha hubo una ruptura cultural. Esta ruptura cultural tendrá consecuencias. Colombia le dijo al mundo que su democracia no es tal. Remate: No olvides, Viejo Topo, a la Casa Blanca. Colombia ha sido el peón de brega de los Estados Unidos para la región. Pacho Santos volvió en silencio a su puesto en Washington.   * Escritor y analista político En Twitter: @Yezid_Ar_D Blog: En el puente: a las seis es la cita   Remate: No olvides, Viejo Topo, a la Casa Blanca. Colombia ha sido el peón de brega de los Estados Unidos para la región. Pacho Santos volvió en silencio a su puesto en Washington.     Yezid Arteta Dávila * Escritor y analista político En Twitter: @Yezid_Ar_D Blog: En el puente: a las seis es la cita