Ha pasado ya un mes desde la invasión de Rusia a Ucrania y, a pesar de que sucede a gran distancia, los efectos sociales y económicos tienen fuertes repercusiones sobre Colombia que pueden dejar secuelas duraderas. La guerra y las sanciones a Rusia han generado una parálisis parcial del aparato productivo ruso y ucraniano, y, con la desconexión de Rusia del SWIFT (el sistema global de información financiera), el comercio internacional ha sufrido un fuerte revés.
Colombia también está recibiendo un golpe por la invasión rusa a Ucrania. Rusia sigue siendo un gran jugador en el mercado energético con gas, carbón y petróleo y, además, con Ucrania son grandes productores de cereales, aceites y minerales a nivel mundial. Sin ir más lejos, 75% del aceite de girasol y 40% de los fertilizantes que se usan en Colombia vienen de allí. Como consecuencia, el precio de los insumos agrícolas, de los materiales de producción como el cobre, el acero y el aluminio y de los energéticos han subido con fuerza este mes y se espera que continúe generando presiones en los costos de producción.
Por eso, aunque se espera que haya muchos más ingresos petroleros en el país debido a la subida de los precios, no todos los efectos son positivos. Por ejemplo, los exportadores de carne, flores, café, banano y aguacates están perdiendo un mercado que mueve US$139 millones. Además, también se elevarán los costos de los insumos productivos, de los alimentos e incluso de los medicamentos. Mas aún, habría una presión adicional sobre los costos de transporte de alimentos y mercancías lo que, sumado a la crisis logística, jalonará los precios, elevando más la inflación.
En todo caso, también hay buenas oportunidades para Colombia, incluso en medio del nerviosismo financiero. Por ejemplo, Rusia ya fue retirada del índice MSCI de inversión para mercados emergentes, lo que hace que Colombia aumente su participación y pueda lograr inversiones adicionales por cerca de US$900 millones. Este hecho, junto con la necesidad de numerosas empresas internacionales de identificar nuevos mercados tras la suspensión de sus operaciones en Rusia, podría terminar jugando a favor del país, pues no hay que olvidar que Colombia apenas ha recuperado un 27% de la inversión extranjera directa que se fue del país durante el 2020.
El futuro de la invasión rusa a Ucrania es incierto y, por tanto, también lo es la profundidad de los impactos que puedan desencadenarse. En efecto, Rusia, a lo largo de las próximas semanas, debe hacer una serie de pagos de deuda pública y podría incumplir en cualquier momento, lo que podría aumentar la incertidumbre global. Sin embargo, dos cosas son claras hoy en Colombia. Por un lado, hay un potencial enorme de atraer inversión al país en los próximos meses para el sector empresarial y recuperar parte del terreno perdido con la pandemia. Por el otro, habrá un incremento en los costos de producción y en la inflación, que seguirán subiendo con fuerza, al menos, hasta mitad de año.