Estamos siendo gobernados por minorías libertinas que lamentablemente tienen eco en algunos estamentos de la sociedad, bien sea por complacencia, por ingenuidad o por ignorancia. Se observa con preocupación que se proponen con inusitada frecuencia aberraciones legales impulsadas por ideologías perversas que pretenden mostrar una imagen de libertad, cuando realmente estamos frente al libertinaje que conduce al caos y a la anarquía.
Según algunos estudiosos, el concepto de ‘género’ aplicado al ser humano aparece a mediados del siglo XX como una consecuencia del movimiento feminista; el libro Género, publicado por el Ministerio de Justicia, especifica que sexo se refiere a las características fisiológicas sexuales con que nacen hombres y mujeres, y género, empleado por el antropólogo John Money, sirve para describir el comportamiento de hombres y mujeres en el ambiente sociocultural en que se desenvuelven.
Refieren algunos medios de comunicación que en el Ministerio de Justicia se encuentra un proyecto de decreto que permite a los niños cambiar el sexo en el Registro Civil a partir de los siete años; esta es una de las aberraciones de la ideología ‘progre’ que busca generar anarquía en el concepto de autoridad, para producir la perturbación que beneficia los intereses políticos e ideológicos del actual gobierno, contribuyendo a la desarticulación y debilitamiento de la sociedad y la familia.
Es increíble que el gobierno proponga que un niño o un adolescente entre los 7 y 17 años puedan tomar libremente la decisión de cambio de sexo, en una etapa de su vida donde a los niños ni siquiera les han descendido los testículos y a las niñas no les ha llegado su desarrollo hormonal; la inmadurez propia de su corta edad es indiscutiblemente un impedimento para la toma de estas decisiones que afectarán el resto de la vida, donde les quedará por recorrer más del 80 % de su existencia, pues la expectativa de vida en Colombia es hoy de 77 años.
Esta aberrante propuesta tiene que corresponder posiblemente a una estrategia del gobierno para generar daño irreparable a la sociedad; no es posible que unos padres aprueben esta monstruosa decisión, cuando existen normas que no les permite a los menores la compra de cigarrillos o de licor por el daño que producen. También este desacierto puede ser parte de la cortina de humo que frecuentemente extiende el gobierno para tratar de ocultar los escándalos que rodean al gobernante, a familiares y al círculo íntimo. ¿Qué pasa con las investigaciones?
Con el Acto Legislativo 1 de 1975 los miembros del Congreso aprobaron para su beneficio político que la mayoría de edad se redujera de 21 a 18 años, con el propósito de captar los votos de la juventud, que en el planeta se caracteriza por su rebeldía e inconformidad; en 1991 se produjo la Constituyente que otorga más derechos que deberes; en 2016 Santos le entregó poder e impunidad a las Farc. Ahora se busca pasar a la historia creando Sodoma y Gomorra a la colombiana. No se debe permitir la aprobación de estas disposiciones que afectan la moral y la estabilidad social del país.
Los padres de familia tienen una gran tarea en el fortalecimiento de los principios y valores que deben engrandecer a sus hijos; deben asumir la responsabilidad de criar a personas que sean útiles a la sociedad y a sí mismos. Un hijo bien formado no es arrastrado por la primera línea, no cae en las redes de gobiernos extremistas que buscan moldear según sus intereses ideológicos a las sociedades, ni tampoco cae en las garras de sicólogos que sirven de idiotas útiles a tendencias absolutistas desorientando a la niñez sobre su verdadero sexo.
Cambiando brevemente de tema, se observa con temor y pánico la ejecución del mismo libreto que se aplica en el vecindario, donde en posible complicidad con ciertas autoridades se adelanta una campaña para silenciar a las personas que están denunciando públicamente las anomalías del gobierno. A ellas las atacan jurídicamente y las acusan de delitos no cometidos buscando intimidarlas. Esto sí es un indicativo de que estamos siendo golpeados por el socialismo puro y duro.
Colombia no puede irse a pique; esto solo se logrará estando unidos bajo una sola bandera, sin egos, ni ambiciones personales.