Por lo tanto, no es extraño que el señor Roy Chaderton, hombre de confianza no solamente de Hugo Chávez sino de Maduro, que ha ocupado decenas de cargos diplomáticos, incluyendo el de embajador en Colombia y ministro de relaciones exteriores, en una entrevista con José Vicente Rangel, tradicional enemigo de nuestro país, haya hecho un llamamiento a la guerra con Colombia, afirmando incluso que “debemos marchar sobre territorio colombiano quizás hasta llegar al Pacífico”. Fue Chaderton también, el representante de Venezuela en los diálogos en La Habana entre el gobierno Santos y las FARC. Al mismo tiempo Maduro acusa a Colombia de contribuir al supuesto atentado en su contra hace algunos días. Aunque estamos acostumbrados a las diatribas cotidianas contra Colombia, lo que estamos observando en las últimas semanas no deja ser preocupante, porque incitar cotidianamente desde las más altas posiciones a la acción contra Colombia, a una sociedad que se ha caracterizado por su actitud militarista a lo largo de la historia, es peligroso. Si a eso se le agrega que algunos de los más odiados rivales políticos del régimen venezolano se encuentran asilados en Colombia, que la estructura de mando y control del ELN está en Venezuela y que la frontera colombo-venezolana es una de las más peligrosas del mundo, las cosas se complican más. Parece que Maduro y sus esbirros no caen en cuenta que un conflicto armado con Colombia sería la mayor catástrofe que podría ocurrirle a los dos países, que no sería borrada ni perdonada por las generaciones futuras durante los próximos cien años. Pero las cosas no paran ahí. Simultáneamente el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega siguiendo el ejemplo ha acusado igualmente al gobierno colombiano de estar favoreciendo su derrocamiento a cambio de promesas de los “golpistas y terroristas” de que aceptarían el desconocimiento del fallo de la Corte Internacional de Justicia: jamás se había dicho semejante dislate. ¿Será acaso que Ortega está tratando de ocultar ante su pueblo que los fallos de la Corte Internacional de Justicia en el 2007 y 2012, reconocieron que el archipiélago de San Andrés pertenecía a Colombia, aunque él había afirmado solemnemente en 1980 que era de Nicaragua; y que, igualmente la Corte afirmó que el tratado Esguerra-Bárcenas entre Colombia y Nicaragua es válido aunque Ortega en la misma fecha lo había declarado nulo?¿Será que el dictador quiere alejar de la opinión de su país el hecho de que los siete cayos de Bajo Nuevo, Serranilla, Roncador, Quitasueño, Serrana, Albuquerque y Este-Sureste, que no solamente fueron reclamados en forma beligerante por él desde 1980, sino incluso por su enemigo el general Somoza desde 1969, fueron también reconocidos como colombianos por la Corte Internacional de Justicia? ¿Pensará acaso que trata de ocultar que la línea de delimitación marítima que solicitó a la Corte entre la costa atlántica de Colombia y San Andrés, le fue también negada y que la nueva demanda que presentó, es un esfuerzo para que el alto tribunal le otorgue la línea que ya fue rechazada y que le adjudicó al archipiélago 140.000 kilómetros de mar ? Chávez y Maduro estuvieron al lado de Nicaragua en todas las formas en su demanda contra Colombia en la Corte. Ahora Ortega está al lado de Maduro en las acusaciones de fraguar el derrocamiento de ambos presidentes. Como si Colombia fuera la CIA de la guerra fría…