La peregrinación del presidente Pastrana para recibir palmaditas del Rey y bendiciones del Papa? No. ¿La visita de la extraña señora Janet Reno ("grata huésped", la saluda la prensa) para impartir órdenes? No. Voy a escribir sobre un asunto de detalle, que sin embargo me parece significativo porque refleja bien la personalidad de quienes nos gobiernan; y en consecuencia explica cosas como la peregrinación feliz del Presidente y la 'grata' visita de la jefa. Se trata de un artículo de prensa publicado hace ya tres semanas, en El Tiempo. Cuando lo leí, a la primera ojeada, me pareció tremendo. Era un ataque feroz y despiadado contra el doctor Carlos Lemos Simmonds, conocido político, ex funcionario público de muchos cargos (incluido el de presidente de la República) y pugnaz columnista de prensa. No le perdonaban nada: ni lo uno, ni lo otro, ni lo otro. Aunque se publicaba bajo el antetítulo sereno de 'Argumentos' no había en él ningún argumento de tipo intelectual: sólo injurias e insultos ad hominem destinados a destruir, a demoler, la personalidad y el carácter del ex presidente y columnista. Con justicia, sin duda, pues nada de lo dicho en el artículo era falso; pero con una saña sanguinaria que hasta a mí, que no soy particularmente devoto del personaje, me pareció excesiva.Luego miré la firma del artículo y me quedé perplejo: era la del mismísimo doctor Carlos Lemos Simmonds. Y cuando releí el texto con más atento cuidado me percaté de que en realidad el blanco de los ataques era otro doctor, también conocido político, también ex funcionario de muchos cargos (aunque, por ahora, no del de Presidente), y también columnista de prensa. Pero de otra política, de otros cargos, de otros gobiernos, de otro periódico: el doctor Rafael Pardo Rueda.En mi defensa alego, sin embargo, que esa confusión era comprensible. Porque díganme ustedes si frases del artículo como "la grotesca caricatura burocrática en que finalmente degeneró" no parecen pintar de cuerpo entero al doctor Carlos Lemos Simmonds. Y lo mismo otras muchas: "Recurrir a patrocinios maliciosos", "actuar como muñeco de ventrílocuo", usar "intrigas palaciegas", o "manipulaciones indebidas de la burocracia gubernamental". ¿No ha sido eso, de cabo a rabo, la vida del doctor Lemos Simmonds? Y otras más: "manejo de la burocracia oficial", "título francamente clientelista", "prostituir al partido al que se aspira a comandar", "ofrecer descaradamente puestos públicos para comprar adhesiones". Y otras todavía: "inexistentes ejecutorias políticas", "desconocido ascendiente sobre las masas", "inéditos aportes intelectuales"; o esa sentencia terrible que condena a quien ha sido "complemento obsecuente del Establecimiento en el poder". Porque ¿conoce alguien el ascendiente sobre las masas del doctor Carlos Lemos Simmonds? ¿O sus aportes intelectuales, excluye el involuntario (supongo) del artículo que vengo citando? ¿O ignora alguien que el doctor Carlos Lemos Simmonds lleva 40, o tal vez 50 años, siendo complemento obsecuente del Establecimiento en el poder?El artículo que cito es, ya digo, feroz y despiadado. Pero es un autorretrato. A la manera paradójica del retrato de Dorian Gray de la novela de Oscar Wilde, que sufría los estigmas deshonrosos de las acciones viles de su modelo y se iba volviendo horrendo mientras el físico mismo de Dorian Gray se mantenía limpio y lozano. El doctor Carlos Lemos Simmonds pinta su propio retrato, cuando cree estar pintando el de otro.Si lo que critica Lemos en el artículo que vengo citando son sus propias características, en cambio lo que elogia es justamente lo contrario de lo que ha sido su propia vida. La "rebeldía", el "empezar desde abajo, desde los arduos peladeros de la oposición", la "voluntad de las bases", los "movimientos renovadores", el "meter los pies en el barro", el "embadurnarse de pueblo", el "hacer auténtica política liberal". Lemos nunca ha sido un rebelde, nunca ha aceptado la voluntad de las bases, nunca ha estado en los peladeros de la oposición, nunca ha metido los pies en el barro, y nunca se ha embadurnado de pueblo. Y en cuanto a lo de "auténtica política liberal", la que él ha hecho nunca ha sido auténtica, nunca ha merecido el nombre de política, y jamás, ni por el forro, puede llamarse liberal.Quiero concluir esta columna, que en realidad no es más que un florilegio de frases del doctor Carlos Lemos Simmonds, funcionario público y columnista de prensa, con otra que tampoco es mía: "Cosas de la moral pública y de la 'objetividad' periodística en Colombia"...Su autor es _¿quién, si no?_ el doctor Carlos Lemos Simmonds, periodista objetivo y beneficiario de un sueldo de ex presidente de Colombia.