Esta semana, Susana Boreal, representante a la Cámara del Pacto Histórico, volvió a destacarse por otra desafortunada y torpe declaración en el Congreso de la República, en donde, sin sonrojarse, quizás por los efectos de un estado alterado de conciencia, dijo que enviar a los hijos al colegio era violencia y adoctrinamiento por parte de los padres, porque, además, el sistema laboral los explota en trabajos donde se van a enfermar y, por ende, tienen que ir a un sistema de salud que no funciona.
Este es el nivel de ineptitud de los congresistas del Pacto Histórico y de los funcionarios de este Gobierno, que hoy están dirigiendo al país. Sus planteamientos están basados en la ideología y el fanatismo. ¿Cuáles son los fundamentos que tiene la señora Boreal para hacer afirmaciones tan irresponsables, pero, sobre todo, tontas?
¿Por qué señala de violentos a los padres de familia que llevan a sus hijos a colegios donde pueden aprender a socializar, compartir, desarrollar habilidades y destrezas, recibir información, entender conceptos y conocer, además, a los amigos que, en muchos casos, duran el resto de la vida?
¿Qué puede decir la señora Boreal a una madre cabeza de hogar en condición de vulnerabilidad cuyo lugar seguro para sus hijos es un colegio en donde, además, reciben alimentación? ¿Y, en las zonas apartadas del país, la congresista qué piensa de la educación que puede recibir un niño en la ruralidad? ¿Le parece mejor que pase sus días sin una formación o que la mamá se dedique a enseñarle a leer y escribir?
¿Acaso cree que las familias en Colombia están en condición de hacer “educación en el hogar”, como sucede en muchos países desarrollados? ¿Quiere amarrar a los niños a la educación virtual privándolos de la socialización, el juego y tener que aprender a compartir y convivir, como sucedió en la pandemia?
Es obvio que no todo lo que sucede en los colegios es la vida color rosa. Hay matoneo y niñitos desadaptados que, por culpa de la mala educación y carencias afectivas en sus hogares, terminan violentando a sus compañeros en el aula de clase. Si la preocupación de la congresista Boreal es el matoneo, ¿por qué no podía hacer una intervención, si no inteligente, preparada aunque sea? ¿No tiene miembros en su UTL o todos están igual de “perdidos” que ella?
En el Pacto Histórico, del presidente de la república para abajo, así son las intervenciones públicas de quienes nos gobiernan. Lanzan ideas, frases incoherentes y sin respaldo científico o sustento técnico, que al final solo sirven para convertir la indignación en memes y burlas.
Y mientras esto ocurría en el Congreso, el gaministro de “Educación”, Daniel Rojas, era incapaz de explicar por qué más de 200.000 jóvenes en el país se pueden quedar sin créditos en el Icetex por la inverosímil razón de que el Gobierno está sin plata. ¿Dónde está la plata?
Nadie da razón. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, se hace el Susana Boreal y le pasa la pelota al gaministro y viceversa. Y, mientras tanto, en medio de los escándalos y tonterías de este desgobierno, el país se entera de que el presupuesto para la educación superior para 2025 será reducido en 37 por ciento, y ningún joven salió a acabar con el servicio de transporte público de las ciudades. ¿A los jóvenes ya nos les importa la educación pública? ¿O fue que, en realidad, nunca les importó y los que protestaban eran infiltrados de la guerrilla urbana, a los que tampoco les importaba?
La dupla que al parecer propone acabar con la educación primaria y secundaria de Boreal, con la de destruir vía asfixia la educación superior por falta de presupuesto y de créditos del gaministro de Educación, indica que hay un plan articulado para que la ignorancia, el analfabetismo y el adoctrinamiento se tomen el país, vía anular las posibilidades de crecimiento y desarrollo personal de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes del país.
Tiene sentido, porque cuantas más Susanas Boreales haya en la sociedad, hay más posibilidades de que personas como Francia Márquez y Gustavo Petro lleguen al poder. Para corroborarlo podemos ver lo que sucede en Cuba y en Venezuela, en donde, además de mantener muerta del hambre a la población, a través de la ideología y la estupidez mantienen a la gente convencida de que ser esclavos de un dictador es preferible que vivir en la libertad y la democracia.
Esa ignorancia es la que le conviene al proyecto del Pacto Histórico, cuyo objetivo real es el de quedarse en el poder e imponer el modelo fracasado del castrochavismo, en el que, como focas, los zombis repiten que a Cuba hay que respetarle la “autodeterminación de los pueblos” o que Venezuela es “una democracia perfecta”.
La idiotez se puede curar con estudio, el problema es que a los “progres” les da mucha pereza estudiar y trabajar, tal como le sucede a la señora Susana Boreal, quien, además, no se merece la curul en la que está sentada.