Dentro de dos semanas se estará jugando la libertad y la democracia en Colombia; las elecciones regionales del 29 de octubre serán el pilar fundamental para rectificar con vigor y mucha energía el camino torcido que le ha marcado la izquierda internacional a nuestra patria o le servirá a la misma para fortalecerse y darle el puntillazo final a un gran país que será doblegado violentamente por el comunismo radical, como ha sucedido en Cuba, Venezuela o Nicaragua, cuando debido a ciudadanos indecisos e indiferentes que poco les importa el futuro del país o el de sus propias familias, no hagan uso del voto o sean proclives a la nefasta izquierda, a pesar de haber vivido en carne propia los desatinos del actual gobierno.

El gobierno ‘progresista’ está empeñado en cambiar a la fuerza el pensamiento de los colombianos y utiliza todas las formas de lucha para lograrlo; el discurso populista en la plaza pública, los beneficios para quienes están fuera de la ley, la traída a la capital de personas que fueron vilmente utilizadas con fines políticos y con las que buscaban amedrentar a la sociedad, así como la campaña mediática para desprestigiar a muchos candidatos o la intimidación con las armas en varios departamentos con la presencia desafiante de diferentes organizaciones delictivas o algunas decisiones jurídicas que producen impacto en el imaginario popular para desfigurar la realidad política de la oposición y buscar el fortalecimiento de los zurdos, o la compra anticipada de votos con los subsidios a cientos de miles de personas, son una parte de la guerra sucia empleada por los recalcitrantes militantes de la ‘alianza diabólica’.

El gobierno habla de la ‘paz total’, pero cada día se observa -con mayor preocupación- cómo los delincuentes van ganando terreno, especialmente en regiones como el suroccidente del país y el Catatumbo, sin dejar de mencionar las principales ciudades; estamos en una situación más compleja que a comienzos del siglo XX, pues los bandidos envalentonados por absurdas decisiones del gobierno se sienten respaldados en su accionar delictivo; las masacres tiñen de sangre nuestro país y el gobierno central parece que no se da por enterado.

Todo ello nos lleva a presumir que no habrá un resultado transparente en las próximas elecciones, pues la violencia, las armas y el aparato montado por la izquierda presionarán el sufragio a favor del comunismo, o lo que es peor, posiblemente adulterará el resultado final, como se ha sospechado con la última elección presidencial, donde aparentemente se han violado los límites de financiación o el presunto ingreso de dineros ilegales a la campaña.

Son muchos los temas que hoy en día analizan con gran expectativa los votantes frente a lo que representan las promesas incumplidas y los logros de papel por parte del ‘gobierno del cambio’ que se está haciendo notar por sus errores, pero no por sus aciertos, pues se observa que no le atinan a nada, excepto a incrementar el odio de clases, a tratar de hacer un trasbordo ideológico, en esforzarse por acabar con la clase media, en tratar de incendiar a Colombia y buscar entregar la nación a quienes no quieren la paz, sino que quieren beneficios como los que se les han dado en bandeja a otros grupos fuera de la ley, mientras continúan delinquiendo a sus anchas.

Las inasistencias o retardos del jefe de gobierno a diferentes actos oficiales ya han colmado la paciencia de los asistentes burlados e irrespetados y se ha perdido el respeto a la figura que este representa. Los comentarios fuera de contexto que hacía la formula vicepresidencial y que eran objeto de innumerables críticas ahora los hace el jefe de gobierno, generándose controversias que llenan las redes sociales. La manipulación de videos por parte del gobierno tratando de mostrar un falso éxito del presidente y las propuestas de este y los comentarios de apoyo de sus alfiles acerca de convertir al país en un narco estado, permiten que a cada instante haya más personas arrepentidas de haber dado su voto a favor de la izquierda, pues se sienten engañados y decepcionados de lo propuesto por la alianza política que llevó al socialismo/progresivo al Palacio de Nariño.

Debemos buscar que se despierte en todos los colombianos el sentido de pertenencia y la responsabilidad para recuperar nuestro país. No se puede cometer el mismo error que nos ha llevado a la actual situación, bien sea por error, por ignorancia, por la compra de votos o la manipulación de los resultados.

Estamos al borde del abismo y solo la cordura, seriedad y compromiso de los votantes podrá evitar este descalabro. Tenemos la responsabilidad como ciudadanos de ejercer el derecho al voto y de ello depende el futuro de Colombia. Pensemos en nuestros hijos y lo que les puede esperar en caso de continuar bajo el yugo comunista. Que el 30 de octubre podamos mirarlos a los ojos y decirles que Colombia seguirá siendo grande.