Las noticias para este nuevo año están marcadas, desafortunadamente, por comunes denominadores: diversas formas de violencia, crisis económicas, desastres naturales e incertidumbres políticas en diferentes lugares del mundo. Sin embargo, en medio de este panorama, se abren paso acontecimientos que serán fuente de alegría y esperanza para el mundo, especialmente para los jóvenes.

Nos preparamos para disfrutar del evento deportivo que reúne a los mejores atletas de todo el mundo: París 2024. Hablar de los Juegos Olímpicos es referirse a una práctica que tiene sus raíces en el siglo VIII a. C. en la ciudad de Olimpia de la antigua Grecia y que se mantuvo vigente hasta el siglo IV d. C. (Juegos Olímpicos clásicos). Varios siglos después, gracias al impulso del pedagogo e historiador francés Pierre de Coubertin, esta tradición resurgió en Atenas en 1896, dando así inicio a los Juegos Olímpicos modernos. Este año, la llama olímpica brillará de nuevo en el mundo tras un emocionante recorrido de dos meses, que empezará en Olimpia y llegará hasta la Ciudad de la Luz, pasando por 65 territorios franceses.

Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, que se celebran conjuntamente desde Roma 1960, son una oportunidad para renovar el significado del deporte como una forma de desarrollo personal para los jóvenes de todo el mundo y para admirar a los medallistas que dedican su proyecto de vida a sus disciplinas deportivas, convirtiéndose en inspiración para muchos. Además, son un evento internacional que transmite un mensaje de paz, unión (simbolizada por los cinco anillos entrelazados) y convivencia a todas las naciones, precisamente cuando los jóvenes están manifestando en las calles su deseo de participar activamente en la construcción de una nueva sociedad más justa y solidaria.

Justas deportivas globales, como los JJ. OO. o la Copa Mundial de Fútbol cada cuatro años, despiertan emociones, motivación y una sana competencia entre los jóvenes, quienes por supuesto tienen sus preferencias. En mi caso, me han emocionado profundamente las hazañas de deportistas colombianas como Caterine Ibargüen, Mariana Pajón, Jackeline Rentería o Yuri Alvear, entre muchas otras. Para París 2024, se espera que el 50% de los participantes sean mujeres, lo que es un mensaje significativo justamente en la capital de Francia, donde las mujeres debutaron en las Olimpiadas en 1900. En esa ocasión, la tenista británica Charlotte Cooper ganó la primera medalla de oro olímpica femenina.

Además del acontecimiento deportivo del año, en París también se conmemora el aniversario 150 de la primera exposición de los impresionistas, por lo que el Museo de Orsay, que posee la colección más grande de esta corriente en el mundo, presentará alrededor de 130 obras de este movimiento artístico revolucionario que desafió el statu quo del arte de la época con sus obras al margen del jurado del Salón de París.

Algunos historiadores mencionan que aquella exposición de 1874 -la primera de las ocho realizadas- no fue muy visitada y que, por el contrario, fue objeto de burlas, como la del pintor Louis Leroy, quien les daría el nombre de “impresionistas” -de forma despectiva- al criticar la obra “Impresión, sol naciente” de Claude Monet. Pero eso no desanimó a artistas como Renoir, Cézanne, Morisot, Sisley o Pissarro, quienes continuaron persiguiendo su sueño.

¡Hay tanto por conocer en el Museo de Orsay! Desde su colección de obras impresionistas, su edificio en la antigua estación ferroviaria y, muy especialmente, las historias de sus visitantes que lo convierten en referente mundial.

El impresionismo nos enseña a “pensar fuera de la caja”, a observar la realidad de una forma diferente, como lo hizo Monet, y representa un testimonio valioso para los jóvenes. También nos muestra la importancia del trabajo en equipo y la solidaridad entre los artistas, precisamente por el rechazo y las restricciones económicas que tuvieron que soportar, así como su perseverancia ante la crítica conservadora para seguir explorando colores y técnicas al aire libre en un estudio diferente al tradicional.

Sin duda, el arte permite a los jóvenes comprender el mundo que los rodea, impulsa su creatividad y es un medio extraordinario para expresar sus sueños de construir una mejor sociedad. El arte también tiene beneficios pedagógicos excepcionales para contrarrestar los efectos negativos de la hipermodernidad y para gestionar las emociones.

En definitiva, París 2024 nos traerá mucha alegría. Eventos importantes como la reapertura de Notre Dame en diciembre y el aniversario 135 de la torre Eiffel, inaugurada en 1889, también serán motivo de celebración. Así que es una oportunidad única de aprendizaje que, gracias al internet, los medios de comunicación y las redes sociales, puede ser aprovechada pedagógicamente por los jóvenes y el país entero, con la seguridad de que el deporte y el arte tienen el potencial para generar resultados increíbles en sus proyectos de vida.