1. El éxito inicial del paro fue increíble, incluso antes de comenzar, el Gobierno frenó varias de sus posibles reformas, como la pensional y la laboral, a esta última, de hecho, negó su existencia. En todo caso mantuvo algunas de ellas. Además, la movilización del 21 sacó centenares de miles de personas, una marcha increíble. Y, por si fuera poco, ha sido una movilización sostenida, van seis días y contando. 2. La salida del gobierno de Iván Duque fue la de convocar un diálogo nacional. El problema es que lo convocó sobre la agenda que venía desarrollando del Gobierno, es decir, no sobre la agenda del paro y la circunscribió al tema social, es decir, nada estructural. Incluso, los seis puntos de Duque son bastante incompletos. Lo más complicado del asunto es que el Gobierno no paró la Ley de financiamiento y tampoco el decreto del holding empresarial, dos de las peticiones más sentidas de los convocantes del paro. Así las cosas, su estrategia de diálogo solo busca ganar tiempo y no resolver las demandas de los manifestantes. 3. Los convocantes del Paro Nacional, si bien hicieron un buen esfuerzo, lo cierto es que no tienen capacidad de representar a todos los marchantes. Por lo menos el 90 % de los marchantes no saben ni siquiera las personas que lideran o son miembros del comité del paro. De tal forma que este comité debe tener la agilidad para ampliar la representación y sobre todo, para incluir todas las inconformidades que llevaron al paro. 4. La ciudadanía le perdió el miedo a la calle y a la democracia. La estrategia del miedo implementada por el Gobierno nacional previo al paro fue un rotundo fracaso, el cuento del Foro de Sao Paulo, la infiltración del ELN, entre otras, no funcionaron y la gente decidió salir a las calles. 5. La protesta social llegó para quedarse, la intención del gobierno de desactivarla no será fácil. Una gran parte de los marchantes, si bien, tienen reivindicaciones concretas, los une, su crítica al gobierno Duque y una gran mayoría de ellos los une su rechazo al uribismo. El Gobierno Duque debe ser consciente de esta situación. 6. La otra conclusión importante es que el petrismo, si bien, ha intentado liderar la marcha, no lo ha logrado. Igual, el Partido Verde se ha visto desdibujado y algunos piensan más en gobernar que en meterse de frente con las protestas. Así, como el Gobierno Duque esta metido en una celda, pareciera que algunos de estos sectores políticos viven una crisis a su modo. 7. El Congreso tendrá la última palabra en lo que a reformas se refiere. Ellos decidirán si apoyan al débil gobierno de Iván Duque y le votan sus reformas como la Ley de financiamiento o si se ponen del lado de los marchantes y esperan, al menos, los resultados del diálogo. Obviamente, cualquier decisión que tomen los partidos políticos les será cobrada o pagada en las urnas en 2022. Especial atención merecen los liberales y Cambio Radical quienes pueden inclinar la balanza por un lado o para el otro.