El 6 de septiembre se dio la transición de primer ministro en el Reino Unido. El saliente Boris Johnson entrega esta posición a Elizabeth Truss y si bien los dos forman parte del periodo electoral que tiene el partido conservador en el Reino Unido, los líderes son muy diferentes.

El primero representa el Reino Unido de libertad que lideró la campaña para el Brexit, ejecutó y puso sobre la mesa importantes políticas públicas para construir la infraestructura necesaria para que la economía pudiera convertirse en una economía digital y cualquier persona pudiera trabajar desde el lugar más remoto del país. En lo anterior se encontraban proyectos de infraestructura vial, férrea y aérea, internet 5G para todo el país y sobre todo mejora en la educación pública y servicio de salud pública.

Adicionalmente, si bien el primer ministro Jonson fue muy polémico por su personalidad y sus discursos, el ministro de Hacienda Rishi Sunak fue un pilar importante para dar estabilidad en la política pública económica, alineado con sus contendores, respetuoso del banco central y sobre todo, supo implementar innovación en política pública fiscal que le permitieron al Reino Unido mantener el empleo en niveles menores al 5 % durante la pandemia, salvando miles de empresas de la bancarrota.

Por otro lado, la primera ministra Truss, presentó un plan económico con el objetivo de disminuir la inflación del actual 9.9 % a niveles objetivo de 2-3 %, el cual generaba mayor política fiscal expansionista y por ende, el efecto contrario a su objetivo. Si bien este plan económico que se enfoca en disminuir los impuestos fue muy exitoso en los votantes al vender un alivio tangible en los bolsillos de las familias, dichas políticas generarían mayor inflación.

Este desatino generó que el precio de la divisa cayera de 1.17 a 1.05 libras por dólar, en tan solo 14 días, lo cual corresponde a una volatilidad del 17 %, similar a la enfrentada todos los días por países en vías de desarrollo y muy lejos de la volatilidad que el Reino Unido está acostumbrado. Durante los últimos diez años, esta variable para la libra esterlina se ubicó entre el 4 y el 8 %, y si lo comparamos con otras monedas, para el dólar americano se ubica entre el 3 y el 7 %, durante el mismo periodo y con un pico llegando al 9 % durante la pandemia.

Comparando este movimiento con las monedas latinoamericanas equivale a alcanzar los siguientes niveles para el 19 de septiembre de 2022, 15 días después de ser escrito este artículo:

Aun cuando los latinoamericanos estamos acostumbrados a lidiar con movimientos importantes en nuestras monedas, creo que los niveles expresados en este artículo también hubieran generado gran polémica en cada uno de nuestros países.

De todo esto, podemos ver una muestra tangible de los riesgos que enfrentan nuestras economías hoy bajo la incertidumbre económica y política que estamos viviendo, obligando a todos los líderes de países a ser muy cuidadosos con sus discursos y mucho más con sus políticas públicas.

Sobre todo, podemos entender que en los meses que nos quedan de 2022, la alta volatilidad en las monedas no será una cuestión de países en vía de desarrollo únicamente, por lo cual, empresas que venden productos y servicios en múltiples países, deben ser cautelosos con exponer sus estructuras de capital a grandes movimientos de las divisas, pero tomando oportunidades de bajos costos de financiación en dólares que se presentan cuando hay gran volatilidad en las monedas locales.